La Costa Azul reniega del topless

La Costa Azul reniega del topless

El colaless, nueva forma de desnudo parcial. (Efe)

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@Sofía Carmona. - 01/08/2008

El topless se ha convertido en un problema para quiénes lo practican. Si gracias al uso de las nuevas tecnologías ya casi es una misión imposible garantizar la privacidad de las bañistas, ahora lo es más debido a las múltiples restricciones que desde los ayuntamientos se están poniendo. Curiosamente una de los lugares que ha decido tomar cartas en el asunto es la famosa Costa Azul. Fue precisamente aquí donde se inventó el concepto. Aunque ya desde los años 20 era frecuente que las bailarinas, en los espectáculos de cabaret tan típicos de París, se atrevieran a lucir sus pechos, no fue hasta los años 50 y 60 cuando las mujeres decidieron despojarse de la parte de arriba de su bikini.

Historia de un destape

En concreto, fue la ciudad de Saint-Tropez, en la Costa Azul, la primera en lanzarse. La mayoría de las mujeres optaban lucir tan sólo las braguitas del bikini. No obstante, Tony Lee Shelley y Brigitte Bardot se atrevieron con el monokini, un bañador negro con dos tirantes y que dejaba los pechos al descubierto. Su diseñador Rudi Gerneich. De ahí evolucionó posteriormente hasta desembocar en el tradicional trikini.

Desde entonces la práctica del topless se ha ido generalizando y, en ciertas zonas como Nueva Orleáns (Estados Unidos), su uso se permite, incluso, fuera de las zonas de baño. Además del topless, recientemente se ha extendido el colaless que deja las nalgas al descubierto al emplear un tanga. Su uso es bastante común en países de América del Sur como Brasil aunque cada vez es más fácil verlo en nuestras playas.

Obligado puritanismo

Sin embargo, este tipo de destapes están empezando a plantear un dilema a las autoridades de la emblemática Costa Azul. Según fuentes oficiales la recomendación se hace con el fin de prevenir enfermedades de la piel como el cáncer o cualquier reacción alérgica al sol. Por ello, es necesario concienciar a las mujeres que cada vez son más conscientes de los peligros de una exposición prolongada los rayos del sol. Las voces más críticas han visto en las medidas una forma de no herir la sensibilidad de los bañistas musulmanes que viven en el sur de Francia.

Éste no es el único ejemplo de puritanismo. Las parisinas también lo van a tener complicado para ponerse morenas sin dejar marcas en su piel. Así lo dejó claro en mayo el ayuntamiento de la ciudad en un bando municipal en el que se prohibían de forma tajante las presentaciones del cuerpo “indecentes”, como tangas, topless o naturismo. Para aquéllos que incumplan las normas el ayuntamiento no dudará en multarles con 38 euros, evitando así que actos como los descritos se hagan habituales a orillas del río Sena.

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