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Lunes, 13 de julio de 2009

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Los famosos también meten la pata

@Miriam Rubio - 02/03/2009

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Los famosos también meten la pata
 Sofía Mazagatos protagonizó el desliz que da título al libro

Odiada por unos y amada por otros, la llamada prensa rosa, pese a quien le pese, ha ido sobreviviendo y transformándose con el paso de los años desde la amabilidad de la prensa de sociedad de hace un par de décadas a la figura actual de los paparazzi. Considerada de clase inferior a resto de la prensa, el papel cuché siempre ha atraído la atención del público. Lejos de intentar tomar una posición didáctica sobre el sector –aunque por su dilatada experiencia podría hacerlo-, el leonés Jesús Locampos propone una forma divertida de acercarse al trabajo diario de los reporteros de la prensa de corazón.

Esa es la intención del nuevo libro que acaba de escribir, El candelabro y otras anécdotas del corazón, una obra que recoge gazapos, curiosidades y detalles de esa cara oculta del mundo de las estrellas y el glamour donde celebrities y reporteros no se llevan –o no se llevaban– tan mal como parece. Comenta Locampos que “el principal motivo por el que quise escribir este libro fue para dar a conocer la trastienda de la prensa del corazón en clave de humor”, no en vano, afirma que “esta es la primera vez en la historia en la que directores, subdirectores y redactores jefes se atreven a contar sus secretos más divertidos, más sorprendentes e incluso más extravagantes”.

Como no podía ser de otro modo, en esa búsqueda de lo divertido del ‘otro lado’ del corazón, se hace alusión entre las páginas del libro a aquella famosa frase de Sofía Mazagatos sobre “estar en el candelabro”, así como las desternillantes “no sabes lo que duele un cólico frenético”, atribuida por algunas páginas de Internet a Terelu Campos, o el hecho de que algunos “naden en la ambulancia” como comentó otra celebrity. Dice Locampos que el mejor piropo que ha recibido tras salir a las librerías la obra es el de un lector “que me dijo que por mi culpa, o más exactamente por culpa de este libro había sufrido algunas leves ‘pérdidas de orina’”.
 
Además de los patinazos de famosos, que resultarán más o menos casposos según la percepción de cada cual, también se incluyen frases como el ya mítico “¡Viva Honduras!” de Federico Trillo frente a las tropas de El Salvador y anécdotas varias. Para muestra, un botón. Un paparazzo que persigue al rey y al llegar a una curva en la carretera del Pardo saca su cámara de fotos para retratar al monarca, y cuando se está preparando se da cuenta de que el rey también le está fotografiando a él con el mismo ímpetu. O lo que nadie vio de una gala de Miss España cuando los reporteros decidieron gastar una broma a las pobres muchachitas que aspiraban a colocarse la corona de reina de la belleza, así como lo que sucedió en la boda de Isabel Pantoja.
 
Locampos, el único periodista que ha ejercido la dirección y subdirección en tres revistas del mismo segmento informativo en España, tiene mucha letra en esto del cuore. Por eso incluye entre las páginas de esta obra sus propias anécdotas y experiencias, así como las de aquellos con los que ha compartido horas de trabajo, risas y algún que otro ataque de nervios cuando las cosas se torcían. Una buena forma de demostrar que, en el fondo, la relación entre unos y otros, a rasgos generales y salvando excepciones, no es tan mala como en ocasiones la pintan.
 
A pesar del gran número de anécdotas incluido entre las páginas de El candelabro y otras anécdotas del corazón, ha habido muchas otras que se han quedado en el tintero. Recuerda con cariño algunas que se han escapado, entre ellas “cuando Julio Bou, entonces director de Lecturas, me pidió que arreglase un encuentro con Isabel Preysler ya que quería ofrecerle que escribiera una sección de moda y belleza en la revista”, nos cuenta el periodista. En esa ocasión concertaron una cita con Preysler y Bou se desplazó desde Barcelona a Madrid exclusivamente para el encuentro.
 
“Cuando comenzamos la charla, Isabel, a quien yo ya había adelantado el motivo del encuentro, me miraba de reojo según iba pasando el tiempo y Julio no entraba en la cuestión”, comenta Locampos. “Lo grave es que llegó la hora en la que ella tenía que irse a un compromiso y Julio se despidió feliz y encantado”, claro que tal y como relata, la alegría duró poco a Bou, “unos minutos después al salir a la calle le recordé que no le había ofertado la sección a Isabel y Julio se quedó de piedra”. “No cabe duda que la señora de Boyer tiene un encanto que hace perder los papeles a cualquiera”, concluye el escritor.
 
Cuando famosos y periodistas dejaron de ser tan amigos
 
De los tiempos en los que Locampos inició su carrera hasta la actualidad las cosas han cambiado bastante en el sector. Dice el ex director de Sorpresa que “la primera portada que marcó un punto de inflexión en el mundo de corazón "la di yo al presentar aquella que tanta tinta hizo correr: Alberto Cortina y Marta Chavarri saliendo de un hotel de Viena. A partir de ahí la prensa del corazón pasó de lo que hasta entonces era su norma, enseñar la espuma de la vida, a soplar sobre la espuma y mostrar la realidad”.
 
“La diferencia entre la prensa del corazón -cuando yo comenzaba- y la de ahora esencialmente es la presencia de grupos editoriales que jamás han vivido este segmento informativo” además, según Locampos “el primer error que cometen es prescindir de los profesionales de siempre para ahorrarse nóminas”. Continúa afirmando que “ahora mismo existe un amplio equipo profesional que para sí lo quisiera la prensa francesa o inglesa, pero está en el paro por falta de editores inteligentes”.
 
También ha cambiado la relación entre famosos y prensa. Comenta que el ambiente enrarecido entre los reporteros y los personajes “casi siempre, tiene una causa y es el sucio dinero”. Esto se produce, tal y como cuenta Locampos porque “los personajes luchan contra los periodistas para que no les revienten sus exclusivas que venden directamente. Es el mundo al revés”. “Lo más grave es que hay personajes que venden su exclusiva, trafican con su imagen que han vendido y gracias a la cual reciben beneficios de marcas que representan y cuando un periodista le roba una foto, le demandan y la justicia falla contra el profesional, de tal manera que ese personaje vuelve a recibir un beneficio económico en una ruleta sobrecogedora a la que nadie pone fin”, dice el experimentado periodista.

A pesar de lo que lleva en la profesión confiesa que de los años de las primeras anécdotas que recoge en su libro “solo echo de menos el flequillo” ya que sigue disfrutando de las curiosidades que le depara el día a día, porque, según cuenta, “un periodista no debe mirar para atrás nunca, hay que estar pegado a la actualidad”. La inmediatez de la noticia insta a una rapidez aún mayor entre los periodistas, así que como diría Malena Gracia “¡vamos! ¡hale, hale!, que es gerundio”.

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