Lujo y gran cilindrada en la Casa Real

Lujo y gran cilindrada en la Casa Real

Letizia a bordo de un Rolls-Royce Phantom IV el día de su boda.

Sandra Remón  -  15/06/2009

¿Cómo viajan los miembros de la Familia Real por carretera? ¿Qué coche es de cada cual? ¿Son comprados o regalados? Los periodistas Daniel Forcada y Federico Quevedo acaban de presentar ‘El negocio del poder. Así viven los políticos con nuestro dinero’, un libro que desentraña la crititable utilización de los impuestos de los españoles por parte de algunos políticos. Y, dado que la obra versa sobre poder y ostentación, hay un apartado especial dedicado a la Casa Real y al empleo que sus miembros hacen de las arcas correspondientes.

Tal y como está establecido en la Constitución española, el Rey tiene un presupuesto propio, que puede gestionar libremente -dentro del título II, ‘de la Corona’, el primer punto del artículo 65, referente a ‘la Casa del Rey’, hace mención expresa a que “el Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma”-. Así las cosas, la Familia Real no está obligada a comunicar sus gastos al pueblo y son muchos quienes lo critican. El último, ERC, que presentó una demanda al respecto ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
 
A pesar de la escasa información que existe al respecto, Forcada y Quevedo han atravesado esta “opacidad” para contarnos detalles sobre su parque móvil, el yate Fortuna y las residencias de las que disfrutan, que, desde Vanitatis, analizaremos en tres días consecutivos. Hoy lunes, nos centraremos en la real automoción de sus majestades.
 
Cuenta el libro que, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, es el Parque Móvil del Estado quien mantiene los vehículos y paga el combustible. “Durante años (hasta 1994), la Casa Real ha sido la institución que ha presentado siempre la factura más cara de carburante”, figura escrito. En ese año “el Ministerio decidió suprimir tanta especificación en su memoria económica” y ya no hay posibilidad de conocer el dato, pero hasta entonces “la Casa Real gastaba una media de 77.000 pesetas diarias en gasolina”, cuentan.
 
Una de las mejores colecciones de coches
 
Según han podido averiguar Quevedo y Forcada, el Parque Móvil de la Casa Real cuenta con 71 vehículos, entre los que se conservan auténticas joyas de la automoción y piezas de coleccionista, como el Rolls-Royce Phantom IV creado en el año 1950 específicamente como un presente para el aniversario de bodas de Isabel II. “Debía ser el modelo más exclusivo de la casa. Y así lo ha sido hasta el punto que de solo existen 18 unidades, varias en paradero desconocido”, afirman.
 
El vehículo en cuestión cuenta con un motor de 5.675 cm cúbicos y un logotipo específico -la conocida estatuilla de la marca, ‘Emily’ o ‘Espíritu de Éxtasis’- en símbolo de reverencia y hacia los ilustres viajeros. Patrimonio Nacional conserva tres de estos modelos en el Palacio de El Pardo encargados en 1952 por el dictador Franco, pero sólo se utilizan para acontecimientos extraordinarios como la boda del príncipe Felipe y Letizia.
 
Al cuidado de estos 71 vehículos (además de los coches están las famosas motos del Rey don Juan Carlos) hay 65 personas que trabajan en tres almacenes ubicados en Zarzuela, El Pardo y los bajos del Palacio de Oriente.
 
El Rey, amante de la velocidad
 
Como el resto de miembros de la Familia, el Rey conduce sus propios coches particulares, pagados de su propio bolsillo. Amante de los coches de gran cilindrada, especialmente de los deportivos, tiene también el privilegio de conducir increíbles vehículos ‘prestados’ o ‘cedidos’ por un tiempo indeterminado por las marcas más exclusivas. Hace tres años, el presidente de Daimler-Chrysler, Dieter Zetsche, le prestó temporalmente un Maybach 57S, pero los coches que más conduce son de Audi. En 1988, su presidente, Ferdinad Piech, le regaló un A8 que había probado durante largo tiempo, y cinco años después Zetsche haría lo mismo con Felipe al obsequiarle con un RS6 cuyo precio rondaba por aquel entonces los 100.000 euros.
 
Otra famosa cesión fue la de los dos Nissan 350Z, deportivos biplaza de 280 caballos valorados en más de 40.000 euros cada uno, que recibió el rey en el año 2003. La casa Mercedes también ‘trabaja’ con la real, con modelos como un deportivo SL55 AMG valorado en 150.000 euros, varios todoterrenos o el Smart que el Rey regaló a doña Sofía. Desde la marca alemana aclaran que “el Rey siempre paga religiosamente”.
 
Además de pisar el acelerador con el pie izquierdo, al monarca también le gusta acelerar con las manos: aceptó como regalo del magnate Malcom Forbes una Harley Davidson y del diseñador Nicola Trussardi una MV Augusta que éste le dejó en herencia, pero los sustos se los ha llevado sobre cuatro ruedas. Recuerdan Quevedo y Forcada que en la navidad de 1990, concretamente el 27 de diciembre, el Rey sufrió un accidente a bordo de un Porsche 959 (un regalo de cumpleaños valorado en 24´5 millones de pesetas que le hicieron Javier De la Rosa y otros nueve empresarios) cuando se dirigía con la infanta Cristina al Pirineo leridano.
 
Aquel día el vehículo se salió de la carretera al derrapar sobre una placa de hielo y, aunque los ocupantes no sufrieron ningún daño, el incidente puso de manifiesto una faceta ostentosa que, desde su entorno, le aconsejaron ocultar. Sus guardaespaldas comentan que cada vez que se pone al volante, la guardia real tiembla y se sabe que el entonces jefe de la Casa Real Sabino Fernández Campo, al verlo llegar malherido, comentó. “Un Rey sólo puede volver así de las Cruzadas”. Mañana martes, sus viajes en el Fortuna.
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