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Pasión real por el esquí
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Pasión real por el esquí

Las familias reales europeas tienen algo en común, y no sólo la supuesta sangre azul. A todos los primos royal le gusta el esquí. De hecho,

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Pasión real por el esquí

Las familias reales europeas tienen algo en común, y no sólo la supuesta sangre azul. A todos los primos royal le gusta el esquí. De hecho, muchos de ellos dedican algunas semanas del invierno a deslizarse por las blancas colinas de algún país del Viejo Continente. Los últimos en mostrar su destreza ha sido la Reina Beatriz de Holanda y su familia, de vacaciones en Austria. Pero en meses anteriores también han disfrutado con este deporte las infantas españolas, Alberto de Mónaco y su novia, los príncipes ingleses… y un largo etcétera de esquiadores reales entre los que no están los Príncipes de Asturias.

La soberana holandesa y sus hijos han hecho un alto en sus obligaciones oficiales para pasar unos días de asueto en la estación de esquí de Lech am Arlberg, en Austria. Allí, hasta las más pequeñas de la familia iban preparadas para soportar las bajas temperaturas. La reina, impecablemente vestida y maquillada, estuvo paseando a una de sus nietas en un cochecito de bebé para la nieve. En cambio, Máxima Zorreguieta y su esposo Guillermo Alejandro estuvieron más pendiente de sus hijas, encantadas con la nieve.

Los monarcas españoles también han sido siempre muy amantes de practicar este deporte. Aunque hace tiempo que los reyes no son fotografiados con sus esquíes, todavía mantienen su casa en Baqueira-Beret, donde durante muchos años pasaron sus vacaciones de Navidad. Pese a que la masificación de las pistas les obligó a cambiar de destino, sus hijas mantienen viva la llama. Las pasadas vacaciones Elena y Cristina estuvieron con sus respectivas familias en el Pirineo.

Otro caso distinto es el de Felipe de Borbón. El príncipe siempre ha sido un gran amante del esquí y, al igual que sus hermanas, asistía frecuentemente a las pistas pirenaicas. Cuando conoció a Letizia todo cambió. La pareja, cuando todavía no habían pasado por el altar, estuvo junta en la nieve. La Princesa de Asturias aprendió a esquiar y se compró varios trajes para acompañar a su todavía prometido. De entonces, nada de nada. Parece que no han vuelto a poner un pie en las colinas nevadas.

Primos europeos

La pasión por el esquí afecta prácticamente a todas las casas reales europeas. El Príncipe Andrés, por ejemplo, acude una vez al año a alguna estación europea junto a su ex mujer, Sarah Ferguson, y sus dos hijas. Tampoco es ajeno a esta moda Carlos de Inglaterra. En los últimos años ha pasado algunos días en las montañas con sus hijos, y siempre sin Camilla, que parece que no es muy amante de la nieve.

Otros asiduos a este blanco deporte son los príncipes monegascos. Alberto II pasó unos días en Navidad con su novia Charlene en la estación suiza de Saint Miritz. Allí participaron además en la tercera edición de la carrera de bobsleigh. Tampoco resulta extraño ver a Carolina de Mónaco y su familia en la nieve. Todos son grandes aficionados al esquí, aunque en los últimos tiempo no se han prodigado mucho por las pistas.

Las familias reales europeas tienen algo en común, y no sólo la supuesta sangre azul. A todos los primos royal le gusta el esquí. De hecho, muchos de ellos dedican algunas semanas del invierno a deslizarse por las blancas colinas de algún país del Viejo Continente. Los últimos en mostrar su destreza ha sido la Reina Beatriz de Holanda y su familia, de vacaciones en Austria. Pero en meses anteriores también han disfrutado con este deporte las infantas españolas, Alberto de Mónaco y su novia, los príncipes ingleses… y un largo etcétera de esquiadores reales entre los que no están los Príncipes de Asturias.