Buckingham, un ‘pisito’ de 1.000 millones de libras afectado por la crisis

  

¿Cuánto cuesta un palacio real? ¿Se lo ha preguntado alguna vez? Porque en estos tiempos todo tiene un precio, incluso los edificios más emblemáticos, y por mucho que sea el hogar de la reina de Inglaterra, el palacio de Buckingham también tiene uno, aunque por ahora Isabel II no necesite ponerlo a la venta. De todos modos, si usted no tiene consigo 1.000 millones de libras esterlinas (unos 1.270 millones de euros) ni lo piense: esa es la cantidad estimada por la página web zoopla.co.uk (un site dedicado a las tasaciones) como precio de la casa de su Graciosa Majestad.

 

Aun así, puede que haya a quien le sirva como magro consuelo saber que la crisis inmobiliaria también afecta a los royals: el precio del palacio habría bajado en 57 millones de libras. El edificio, con sus beefeater y sus fallos de seguridad, valía el año pasado por estas fechas 992 millones en vez de los 937 en los que ha sido tasado ahora. Por suerte para ella, la reina no está sometida a los rigores de ninguna hipoteca.

¿Mucho o poco? Juzguen ustedes mismos, pero con ese precio el palacio londinense es la residencia familiar más cara de todo el Reino Unido. Claro que no es lo mismo vivir en un council house de los suburbios que hacerlo en un impresionante edificio adquirido por el rey Jorge III en 1762 (pagó entonces sólo 21.000 libras) que cuenta con 775 habitaciones, 19 habitaciones de estado, 52 dormitorios reales y para invitados, 188 dormitorios para el equipo, 92 oficinas y 78 cuartos de baño.

¿Más ventajas del ‘casoplón’? No sólo viene equipado con miles de turistas que tomarán fotos y más fotos de su casa: también cuenta con su propia sala de cine (esa en la que Isabel II pudo ver cómo Helen Mirren la interpretaba en The Queen), una piscina, 16 hectáreas de terreno y hasta su propio código postal.

La otra casa de la reina, su querido castillo de Windsor, es mucho más ‘barata’, pues tan sólo cuesta 180 millones de libras. El palacio, que ardió en 1997, fue restaurado a través de unas obras que costaron 37 millones, cantidad que ha sido sumada a la estimación del precio de la residencia veraniega de Isabel II.