Felipe mete la pata con Obama

La visita del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama a Buckingham Palace ha dejado más de una anécdota a tener en cuenta. Obama y su esposa, Michelle fueron recibidos por la Reina Isabel II y su marido, el Príncipe Felipe de Edimburgo en la residencia real el miércoles. Allí el presidente norteamericano entregó a la soberana un Ipod que contiene canciones e imágenes de la visita de Estado que la Reina realizó a Estados Unidos en 2007. La soberana ya tenía un reproductor digital, un mini de seis gigas que compró en 2006 por una sugerencia de su hijo, el príncipe Andrés.

Por su parte, la soberana, que les recibió en visita privada les entregó el regalo que suele hacer a todos sus invitados: una foto suya junto a su marido enmarcada. Precisamente de Isabel II destacaba Obama que era una mujer con “saber estar”. Michelle Obama, por su parte, también va haciéndose un hueco poco a poco entre las primeras damas mundiales. Para su visita al palacio eligió n vestido en blanco y negro de la diseñadora Isabel Toledo y una chaqueta de Jason Wu, uno de sus creadores favoritos.

A pesar de que últimamente se han criticado mucho los regalos realizados por los americanos, como la colección de DVD con la que obsequió al primer ministro inglés, Gordon Brown, la nota discordante la puso el Príncipe Felipe de Edimburgo, que parece que ya es famoso en Gran Bretaña por sus meteduras de pata.

Según relata el diario The Independent, el padre del Príncipe Carlos sólo intervino en la conversación entre la Reina y el matrimonio Obama para decir a sus invitados  "¡Seguro que les está costando mantenerse despiertos!". A lo que el presidente estadounidense le respondió que ese día se había entrevistado ya en Londres con Gordon Brown, el líder de la oposición, David Cameron, y también con el presidente ruso, Dmitri Medvédev.

La respuesta del Príncipe no tuvo desperdicio. "¿Es que puede distinguirlos a unos de otros?", le preguntó el marido de Isabel II. Si se trata de humor inglés, desde luego sus compatriotas no se lo han tomado demasiado bien, ya que el propio The Independent ha calificado la afirmación del consorte real de “vergonzosa”.