El marido de Alexía de Grecia: "Tuve que tomar una copa antes de conocer a los Reyes"

La princesa Alexía de Grecia, sobrina de los Reyes de España, y su marido, Carlos Morales, han abierto las puertas de su tranquila residencia en Lanzarote para la revista Vanity Fair. Allí, alejados de los flashes y el interés mediático, su ritmo de vida sólo se ha visto interrumpido por la implicación de Carlos, de profesión arquitecto, en un caso de corrupción urbanística. Se le imputa un presunto delito de tráfico de influencias y contra la ordenación del territorio. “Tengo la conciencia muy tranquila. No he hecho nada ilegal. Ha habido un juicio mediático paralelo por ser quien soy”, dice. Además, reconoce que el asunto le ha dañado anímicamente.

Si hace unos meses era la princesa Letizia quien defendía la normalidad de su vida y afirmaba en Vanity Fair que sabía lo que costaba un billete de metro o un kilo de merluza, ahora Alexía, su 'prima política', también quiere alejarse del rol de princesa tradicional y afirma que les dice a sus hijos (Arrietta, de ocho años, Anne-Marie, de seis, Carlos, de cuatro, y Amelia, de dos) que ella es normal. “Les hago la comida y les acuesto, no como las princesas de los cuentos”, dice mientras comenta que su hijos detestan verse en las revistas.

La hija menor de Constantino y Ana María de Grecia tiene sangre azul por ambas partes. Es princesa de Grecia y Dinamarca y sobrina de la reina Margarita de Dinamarca y de los Reyes de España. Es amiga más que prima de las infantas, los príncipes de Asturias, los príncipes de Bulgaria, y del heredero a la corona Danesa, Federico, y su hermano Joaquín. Pero su estatus de princesa no ha sido ningún inconveniente para encontrar en Lanzarote sus raíces, a pesar de sentirse griega. “Todos sabemos que pertenecemos a una familia real, aunque no vivamos en un palacio. No estamos en Grecia ahora porque la gente no quiere pero si esto cambia algún día estaremos”.

Curiosamente, su cuñada, Marie Chantal Miller también fue portada de la misma publicación el octubre pasado. “Cuando conocí a Pablo no esperaba nada de él, pero todo cambió a partir de entonces”, contaba entonces la esposa de Pablo de Grecia, más acostumbrada al ruido mediático antes de casarse. Su padre amasó una gran fortuna con la creación de los duty free y ella había llegado a ser becaria de Andy Warhol, a probar suerte como cantante y que hasta pensó en convertirse en veterinaria.

El caso de Carlos Morales fue diferente. Nunca había tratado con la realeza y cuando llegó el momento de conocer a la familia de su futura esposa -se casaron en Londres en 1999-fue presa de los nervios.  “Creo que tuve que tomar una copa antes de conocer a los Reyes y a la familia de Alexía. Fue en Marivent y no debí meter mucho la pata porque me invitaron a volver al día siguiente”, dice Carlos, quien sueña con “darle a mi familia un entorno tranquilo, no agresivo ni competitivo”. Su familia tampoco estaba acostumbrada a los flashes y a que la gente les reconociera por la calle. Tere, la madre de Carlos, recuerda con especial cariño la pedida de mano en 1998. “Era invierno y no teníamos ropa adecuada, ni traje los hijos pequeños, así que tuvimos que ir a equiparnos todos”. “Recuerdo que la reina Sofía me dijo ‘Tere, ven aquí a sentarte conmigo’”, comenta.

Carlos y Alexía sueñan con vivir algún día en Grecia. De momento esperan la celebración del juicio por el caso Unión y la boda de Nicolás, hermano de Alexía, con Tatiana Blatnik, relaciones públicas de la diseñadora Diane von Furstemberg.

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