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La vida de los Príncipes de Asturias, al descubierto en un libro
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La vida de los Príncipes de Asturias, al descubierto en un libro

Nadie dijo que pertenecer a la realeza fuera fácil. Amados por unos y criticados por otros, los príncipes de Asturias se sitúan en una posición en la que

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La vida de los Príncipes de Asturias, al descubierto en un libro

Nadie dijo que pertenecer a la realeza fuera fácil. Amados por unos y criticados por otros, los príncipes de Asturias se sitúan en una posición en la que es difícil mantener un equilibrio. ¿Dónde acaba la vida institucional y pública y empieza el reducto de vida privada que les queda? ¿Tienen derecho a ella o por el hecho de pertenecer a la institución en la que están inmersos han de vivir por y para el pueblo? Estas cuestiones se han planteado en muchas ocasiones y en demasiadas conversaciones en distintos ámbitos, pero en los últimos tiempos también han ido acompañadas de la siguiente pregunta: ¿están Don Felipe y Letizia en condiciones de ocupar el puesto de Don Juan Carlos y Doña Sofía hoy mismo en caso de que sea necesario?

Según los periodistas Carmen Enríquez y Emilio Oliva parece que sí, al menos eso se desprende del título del libro que estará en el mercado a partir de mañana: Los príncipes, preparados para reinar. Se trata de una obra sin afán político ni instructor, que pretende ofrecer una perspectiva de cómo Don Felipe y Letizia han llegado a unir sus caminos para acabar en el punto en el que se encuentran ahora.

Vanitatis ha hablado con la responsable de la mitad de esta obra, Carmen Enríquez, una periodista que pasó 17 años de su carrera profesional haciendo información sobre la Casa Real, para recoger anécdotas y opiniones sobre lo pasado y lo futuro de la realeza española. La periodista no se confiesa monárquica, pero cuenta que a lo largo y ancho del tiempo que se ha dedicado a seguir a los miembros de la First family española en sus actos institucionales –ha recorrido cerca de 80 países- no ha llegado a conocerles, no tanto como para considerarles amigos, pero sí para que asegure: “a nivel personal les tengo afecto, a nivel político considero que la monarquía ha sido una experiencia positiva”.

Por eso asegura que el Rey ha inculcado al príncipe Felipe la premisa de que “a nosotros no nos votan, pero si no lo hacemos bien, nos botan”. Precisamente esa responsabilidad que acompaña a sus labores, parece estar impresa en el carácter del príncipe que en su día fue el centro de todas las miradas al conocer a Eva Sannun e iniciar una relación con ella.

El príncipe y Eva Sannun

“Recuerdo que escuchábamos rumores y no sabíamos a qué atenernos, así que fuimos y le preguntamos directamente qué sucedía con ella”, comenta Enríquez. Así fue como el príncipe les confirmó que la rumorología, por una vez, estaba en lo cierto. “Nos dijo que era verdad, pero que confiáramos en él y que mantuviéramos la discreción porque era un tema muy delicado”, asegura la escritora, que dice que mantuvieron el asunto entre ellos.

Eso les valió en gran medida, un poco de su confianza. “Se confesó ante nosotros”, recuerda la autora, que cuenta que, cuando la relación tocó a su fin, el príncipe volvió a contarles cual era la situación, un momento en el que “se le veía afectado”. Preguntamos por si Don Felipe estaba enamorado de Eva Sannun y de forma subjetiva, asegura: “creo que sí, que fue una decisión difícil”.

Pero aquello fue antes de conocer a Letizia Ortiz, la periodista que acabaría siendo su esposa y la madre de sus dos hijas. “Aunque suene a tópico, son una pareja con gran armonía y se les ve muy enamorados”, asegura Enríquez. Ella es ahora el centro de todas las miradas, aunque no quiera reconocerlo y según la autora siempre recuerde que los protagonistas son su marido y sus hijos.

De Letizia y las infantas Leonor y Sofía

“Letizia es muy perfeccionista” comenta la autora, “le preocupa lo que se dice de ella porque ha tenido que aguantar que se digan cosas como que no podía tener hijos o que es anoréxica”. Ante este punto Enríquez asegura categóricamente: “Letizia no es anoréxica, es muy nerviosa y por eso quema muchas energías”.

Parte de ese gasto calórico se va en la mayor de sus preocupaciones: Sus hijas Leonor y Sofía, dos niñas completamente distintas pero llamadas a seguir a sus padres si todo sigue como hasta ahora.  “Leonor es una niña muy lista”, asegura. Entre las anécdotas que sobre ella se cuentan, aquella en la que un compañero del colegio recordaba que le habían preguntado cuál era el motivo por el que ella salía en las revistas y, entre perpleja y reflexiva, la infantita le había contestado: “Porque vivo en casa de un príncipe”.

En esa casa, cada día a las siete y media de la mañana se pone en marcha la vida de quienes tienen como trabajo servir de ejemplo y mantener la monarquía viva en nuestro país y ponerse ante los fotógrafos en los actos oficiales. A favor o en contra, es su trabajo y seguirán haciéndolo per saeculam saeculorum, o en su defecto, hasta que el pueblo soberano, como referíamos antes, les bote.

Nadie dijo que pertenecer a la realeza fuera fácil. Amados por unos y criticados por otros, los príncipes de Asturias se sitúan en una posición en la que es difícil mantener un equilibrio. ¿Dónde acaba la vida institucional y pública y empieza el reducto de vida privada que les queda? ¿Tienen derecho a ella o por el hecho de pertenecer a la institución en la que están inmersos han de vivir por y para el pueblo? Estas cuestiones se han planteado en muchas ocasiones y en demasiadas conversaciones en distintos ámbitos, pero en los últimos tiempos también han ido acompañadas de la siguiente pregunta: ¿están Don Felipe y Letizia en condiciones de ocupar el puesto de Don Juan Carlos y Doña Sofía hoy mismo en caso de que sea necesario?