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El Rey cumple con la tradición de la Familia Real de venerar al Cristo de Medinaceli
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El Rey cumple con la tradición de la Familia Real de venerar al Cristo de Medinaceli

El Rey ha cumplido con la tradición de la Familia Real de venerar el primer viernes de marzo la imagen de Cristo en la basílica madrileña

El Rey ha cumplido con la tradición de la Familia Real de venerar el primer viernes de marzo la imagen de Cristo en la basílica madrileña de Jesús de Medinaceli, donde ha sido recibido entre aplausos y vítores por la multitud de fieles que aguardaban para entrar en el templo.

En su primera visita a la basílica desde 2005, Don Juan Carlos ha llegado en torno a las 10:30 horas a la entrada principal del templo y allí ha saludado a los principales representantes de la orden de los frailes capuchinos, que custodian la imagen de Jesús Nazareno desde 1895, encabezados por su superior, Inocencio Egido.

Tras responder a las muestras de simpatía -aplausos y gritos de "Viva el Rey"- de los feligreses y de decenas de viandantes que esperaban su llegada, el jefe del Estado ha accedido al interior de la basílica y se ha acercado a la imagen del Nazareno, una talla de la escuela sevillana que data de 1640, a la que ha besado el pie derecho, como marca la tradición.

A continuación, se ha apartado para orar unos instantes ante el altar y ha conversado unos minutos en la sacristía con los frailes capuchinos.

Al salir del templo, don Juan Carlos ha respondido sonriente a los aplausos y vítores con que han vuelto a saludar su presencia los numerosos feligreses que guardaban cola en la calle, antes de regresar en automóvil al Palacio de la Zarzuela.

La tradición de que un miembro de la Familia Real venere cada año este popular Cristo, tallado por encargo del Duque de Medinaceli, se remonta a finales del siglo XVII, después de que la imagen fuera recuperada de manos de los musulmanes.

Como el Cristo fue rescatado el viernes de Cuaresma de 1682, que coincidió con el primer viernes de marzo, surgió la devoción de llegar hasta él ese día del año y besar su pie con "una mirada desde el corazón" para exponerle los problemas del alma o pedir por familiares y amigos, según han explicado los frailes capuchinos.

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Como el Cristo fue rescatado el viernes de Cuaresma de 1682, que coincidió con el primer viernes de marzo, surgió la devoción de llegar hasta él ese día del año y besar su pie con "una mirada desde el corazón" para exponerle los problemas del alma o pedir por familiares y amigos, según han explicado los frailes capuchinos.