Letizia niega ser la princesa de Asturias

El miércoles por la noche, la princesa de Asturias cenó en un céntrico restaurante cubano, cuyos platos no superan los doce euros, en compañía de Felipe Varela, su diseñador de cabecera, el marido cubano de éste y otra amiga rubia.

Tal y como cuenta Carmen Duerto en El Mundo, Letizia, que llevaba un vestido corto marrón, pasó totalmente desapercibida, ya que La Negra Tomasa, que así se llama el local, suele estar frecuentados por muchos turistas, que no reconocen a simple vista a la nuera real. Quien sí que reparó en su presencia fue uno de los camareros. “Le preguntó que si era ella, a lo que contestó que no, que no era ella pero que solían confundirla”, dice la periodista en su artículo.

Letizia negó ser la princesa y siguió con la animada conversación que mantenía con sus amigos, que llegaron al restaurante minutos antes que lo hiciera ella. “La estaban esperando sentados frente a la ventana. No le gustó la ubicación y les hizo cambiarse a otra mesa más escondida. Tras sentarse, pidió que le bajaran el aire”, prosigue Duerto. Durante su viaje a Italia, los príncipes de Asturias también renunciaron a su identidad y se hicieron pasar por los señores Bob, una actitud que, sin duda, ha levantado comentarios varios en los círculos cercanos a Zarzuela.

Pero, a pesar de lo desafortunado de negar ser la mismísima Letizia, en esta ocasión su comportamiento no fue  del todo reprochable como en otras ocasiones.  No estableció un perímetro de seguridad ni puso ninguna exigencia como hiciera hace unos meses cuando salió de marcha con su marido por la Gran Vía. Entonces, los demás comensales del restaurante Da Nicola no entendieron por qué nadie podía sentarse a su lado ni pasar cerca de ellos. La peor parte se la llevó un señor que casi termina con la pizza por sombrero cuando intentó inmortalizar a la pareja. El gran equipo de seguridad que les acompañaba lo evitó.

Otros recuerdan la que se montó en el circo Price cuando la mujer del heredero acudió el mismo día que recibió al Papa con un grupo de cinco amigas al concierto de Bon Jovi. No compraron entradas y, para colmo, la organización se vio obligada a reubicar a los asistentes que sí que habían pagado para ver el espectáculo. Formas de actuar que no benefician en nada a la isla de Barataria en la que se ha convertido el modus operandi de Sus Altezas Reales, que acuden a sitios low cost en los que quieren ser recibidos como príncipes. Cosas de los Borbones.

Noticias relacionadas

 - La Princesa Letizia: "Las tradiciones están para romperlas"

- Los hijos de la infanta Cristina le organizan una fiesta sorpresa por su cumpleaños