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Una Familia Real 'low cost'
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Una Familia Real 'low cost'

Bueno, bonito, barato. Para los más ortodoxos: low cost, una nueva religión que arrastra a los adictos a los chollos y a los busca-gangas. De sus

Bueno, bonito, barato. Para los más ortodoxos: low cost, una nueva religión que arrastra a los adictos a los chollos y a los busca-gangas. De sus pecados no escapan ni aristócratas ni royals. La infanta Elena ha sido el último miembro de la realeza que ha decidido volar a bordo de Easyjet, una de las compañías de bajo coste más en boga en nuestros días de la que también hace uso el mismo Botín. La duquesa de Lugo prefirió pagar menos por un billete de Menorca a Madrid como demuestran unas imágenes que publica la revista Hola, pero la mamá de Froilán, que también ahorra comprando en el Mercadona que tiene cerca de su casa en Madrid, no es la única que practica el low cost.

Sin ir más lejos, su madre, la reina Sofía, ha viajado muchas veces a Londres, donde reside su hermano Constantino, con Ryanair, otra aerolínea de las que incitan al ahorro a la hora de volar. Lo hacía con asiduidad hasta que utilizaron su imagen en 2009 para hacerse publicidad. No le debió sentar muy a Su Majestad aquella triquiñuela publicitaria y ya no se la ha visto más veces a bordo de uno de los aviones de dicha compañía.  Por su parte, los hijos de Lady Di y el príncipe Carlos de Inglaterra también le han cogido el gustito a lo de mezclarse con el vulgo en los pasillos de un avión.

Concretamente, Enrique voló de Edimburgo a Londres para asistir a la boda de su prima Zara Phillips por 19 euros, mientras su hermano, el príncipe Guillermo, y su flamante esposa, la duquesa de Cambridge, hacían el mismo recorrido pero con Vueling, compañía de la que es presidente Josep Piqué, esposo de la directora de informativos de Antena3, Gloria Lomana, y exministro de Asuntos Exteriores, entre otras carteras. Aunque, digan lo que digan, la cultura del low cost está mucho más arraigada entre los royals españoles que en otras casas reinantes.

Ahorro vs. despilfarro

Los príncipes de Asturias se pirran por los dürums del bar Ebla, en pleno centro de Madrid, donde no llegan a pagar más de diez euros por una cena para dos; o por los rollitos de primavera de El Buda Feliz y El Rey de los Tallarines, restaurante asiático de cuyas paredes cuelga una instantánea de Felipe y Letizia durante su visita al local; o por las hamburguesas de Alfredo’s Barbacoa, donde el heredero celebró su cumpleaños hace más de veinte años y siempre se escapa junto a su mujer en cuanto puede. Por su parte, la infanta Elena se pierde entre las pilas de ropa de Mango, firma por la que la duquesa de Alba también siente devoción, o compra sin parar en Primarck, la firma ultra low cost irlandesa que tiene una gran presencia en el armario de la exmujer de Jaime de Marichalar. Mango o Zara son otros must reales. 

En cambio, el Rey es el que menos se ha dejado llevar por esta tendencia de pagar lo menos posible. Salvo sus escapadas a Casa Tomás, un bar de Sarriá donde el Jefe del Estado se pone las botas con sus patatas bravas o con el menú del día que difícilmente supera las dos cifras. Por lo demás, don Juan Carlos hace vida de rey, como lo que es, aunque a veces juegue al despiste. Tal y como contaba recientemente Jaime Peñafiel en Sálvame, presuntamente el Rey negoció con la revista que publicó este verano las imágenes de la princesa en biquini que no saliera el Fortuna, el súper yate familiar, en ellas, por no hacer ostentación en tiempos de crisis.

El año pasado, el barco pasó toda la temporada encerrado en Porto Pi y esta ocasión, pese a los juegos de la prima de riesgo, salió a navegar en alta mar y a fondear en Cabrera, la zona preferida de la Primera Familia para ponerse el traje de baño. El Rey sabedor de la polémica que podía causar -llenar su depósito puede rondar los 25.000 euros- puso una condición: que no se viese el barco en las imágenes. Por eso, pocos entienden que se viaje en low cost y que luego lo mismo se dé un paseíto en su exclusivo buque o que la princesa Letizia luzca unos zapatos de más de 500 euros.

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