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La princesa de Asturias, sola en una sesión nocturna de cine
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La princesa de Asturias, sola en una sesión nocturna de cine

Cuando era ciudadana de a pie siempre acudía al cine con amigos o compañeros de trabajo. Nunca iba sola porque decía que a la salida le

Foto: La princesa de Asturias, sola en una sesión nocturna de cine
La princesa de Asturias, sola en una sesión nocturna de cine

Cuando era ciudadana de a pie siempre acudía al cine con amigos o compañeros de trabajo. Nunca iba sola porque decía que a la salida le gustaba comentar hasta el último detalle de la película que había visto.

Al  menos así lo contaban algunos de sus colegas de informativos de su época en Televisión Española. En aquel tiempo, solía acudir al Kinépolis, las salas que hay en la Ciudad de la Imagen, muy cerca de donde vive su padre, siendo una excepción si asistía a las sesiones en versión original.

Cuando se hizo novia del príncipe, y para pasar más desapercibida, Letizia optó por los cines menos concurridos como los Luna o los Princesa para sus sesiones nocturnas.

Después, ya casada, continuó en la misma línea. Aficionó al príncipe que antes de conocerla era invisible en las salas comerciales.

Si al heredero le gustaba o no el cine era una incógnita porque habitualmente la Familia Real tenía por costumbre ver las películas en casa y así evitar el despliegue de seguridad.

Cuando la experiodista entro en su vida también cambió este aspecto y es habitual que, al menos dos veces al mes, la pareja sola o con un par de amigos vaya al cine.

Lo que ya resulta inédito es que la princesa acuda sola. Y esto es lo que hizo el viernes pasado cuando fue a la sesión de las diez de la noche de los cines Princesa en la plaza de los Cubos de Madrid.  

A los ciudadanos que coincidieron con ella les llamo la atención que estuviera exclusivamente acompañada de los escoltas que, por cierto, nunca pasan desapercibidos, que no hiciera cola para adquirir las entradas y, en cambio, se fuera directa a comprar un cubo enorme de palomitas para ella sola.

Una vez que consiguió su tesoro se metió en la sala. También sorprendió su extrema delgadez y su estilismo.  Aunque la semana pasada hacía un tiempo esplendido en Madrid, la consorte real iba vestida de  invierno con vaqueros, botas forradas, chaquetón azul marino y pañuelo al cuello. Del príncipe ni rastro.  

Cuando era ciudadana de a pie siempre acudía al cine con amigos o compañeros de trabajo. Nunca iba sola porque decía que a la salida le gustaba comentar hasta el último detalle de la película que había visto.