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Don Juan Carlos, el 'rey' de los accidentes y los tropiezos
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Don Juan Carlos, el 'rey' de los accidentes y los tropiezos

El "pequeño accidente doméstico" que sufría don Juan Carlos este mismo martes cuando se golpeaba con la puerta de un armario en su residencia del Palacio

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El "pequeño accidente doméstico" que sufría don Juan Carlos este mismo martes cuando se golpeaba con la puerta de un armario en su residencia del Palacio de la Zarzuela, ocasionándole un moratón en su ojo izquierdo, ha puesto de manifiesto las limitaciones de movilidad del monarca patrio, que por la tarde decidía, ni corto ni perezoso, colocarse unas gafas de sol para acudir al acto de entrega del VIII Premio Fondena, con el fin de disimular el hematoma.

El de este martes, que puede considerarse un percance leve al permitirle al monarca continuar con su agenda y no necesitar de traslado al hospital, pasará a las hemerotecas como el último de los accidentes sufridos por Su Majestad a lo largo de su real vida, algunos de ellos, sin embargo, bastante más aparatosos que éste.

El esquí y la caza, sus dos perdiciones

Hace ahora 31 años, el rey sufría una caída al bajar de un tanque después de presenciar unas maniobras militares de la División Acorazada Brunete, en el campo zaragozano de San Gregorio. El percance le supuso tener vendado el codo derecho durante un tiempo, la parte del cuerpo que más sufrió con la caída.

Pero los accidentes deportivos han sido los más frecuentes en la vida del monarca. En el mes de junio de 1981, sufría un aparatoso accidente después de disputar un partido de squash con el tenista Manolo Santana. Don Juan Carlos, que se dirigía en ese momento hata la piscina de su residencia en el Palacio de la Zarzuela, se golpeó con la puerta de cristal que da salida al jardín, causándole varias heridas en el tórax, muslo, antebrazo izquierdo, manos y nariz. Además, tuvo que ser escayolado del brazo porque un cristal le había cortado el nervio radial.

En enero de 1983, don Juan Carlos sufría un percance también bastante serio en la pista de esquí de la estación suiza de Gstaad, una caída que le provocó una fisura de pelvis. Tras el accidente, fue trasladado en camilla en un avión-ambulancia hasta Barajas, tuvo que permanecer un mes en cama y utilizar muletas y un corsé pélvico.

La fisura de pelvis le dejó secuelas. Dos años después, el monarca tenía que ser nuevamente intervenido para extirparle una fibrosis -inflamación muscular- que se le había formado.

No ha sido el único problema que le ha causado el esquí. En 1989 fue una leve caída en la estación de Courchevel, en los Alpes franceses, la que le provocó arañazos y magulladuras en su rostro, un accidente similar al que sufrió en 1998 en Baqueira Beret, cuando se cayó en la nieve.

En 1991 no tuvo tanta suerte y sufrió un percance algo más serio. Don Juan Carlos era derribado por otro esquiador en Baqueira Beret, sufriendo una lesión en la rodilla derecha, hasta el punto de que tuvo que someterse a una operación quirúrgica para reducirle la fractura por hundimiento de meseta tibial externa. De nuevo, las muletas hicieron acto de presencia en la vida del rey, que se vio obligado a utilizarlas durante meses.

Ya en 1995, resbalaba en una placa de hielo con el coche cuando volvía de esquiar en Candanchú, sufriendo una fisura en la mano derecha. Con escayola y venda permaneció unos días, viéndose obligado a acudir de esta guisa a la boda de su primogénita, la infanta Elena, con Jaime de Marichalar.

Otra de sus aficiones, la caza, le ha causado igualmente disgustos, como el de 1988. Durante una cacería en Suecia, se golpeó en un ojo con una rama cuando seguía a una de las piezas, lo que le causó una irritación y le obligó a llevar gafas de sol durante un tiempo. 

Los tropiezos reales

El pasado año, los protagonistas de los percances reales fueron los tropiezos del rey, debido a la limitación que tiene el jefe del Estado en cuanto a la movilidad. Durante su visita a Málaga a principios de año, don Juan Carlos sufría un tropiezo similar al que padeció dos años atrás en Barcelona, cuando bajaba las escaleras del escenario donde presidía la cena del 50 aniversario del Círculo de Economía.

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A finales de 2010, el monarca recibía en Zarzuela al director general de Carabineros de Chile, con motivo de su visita oficial a España. En aquel acto, don Juan Carlos estuvo a punto de rozar el suelo.

Las articulaciones han ocasionado más de un problema al monarca patrio. Ya el pasado mes de mayo, la Casa Real anunciaba que el rey sería intervenido de la rodilla derecha durante la primera quincena de junio como consecuencia de antiguas lesiones producidas en prácticas deportivas como las ya mencionadas. Por aquel entonces, el gabinete de comunicación de Zarzuela confirmaba a Vanitatis, en un hecho sin precedentes, que don Juan Carlos tenía "claras dificultades de locomoción, problemas en la rodilla y la pelvis desajustada".

Menos de tres meses después, el rey era operado de nuevo. En esta ocasión la intervención se realizaba en el tendón de Aquiles de su pie izquierdo, que ya le había dado problemas durante su estancia veraniega en Marivent. Todavía hoy, don Juan Carlos se resiente de esa parte del cuerpo. No en vano, hace un par de semanas, suspendía sus actividades oficiales públicas por recomendación médica, con el fin de evitar sobreesfuerzos en el tendón de Aquiles, algo que le granjeó no pocas críticas, teniendo en cuenta que unos días antes se fue de caza, y poco después viajaba a Abu Dhabi para presenciar la Fórmula 1.

Con todo, la de este martes no es la primera vez que el rey aparece con un hematoma en el rostro. La pasada primavera, las cámaras le captaron con uno durante la visita a El Pardo del presidente de Chile, Sebastián Piñera, y su mujer, Cecilia Morel. En aquella ocasión, fuentes de la Casa Real aseguraron que el moratón se debía a un juego de luces de los flashes y no a un golpe en el ojo como en esta ocasión.

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El "pequeño accidente doméstico" que sufría don Juan Carlos este mismo martes cuando se golpeaba con la puerta de un armario en su residencia del Palacio de la Zarzuela, ocasionándole un moratón en su ojo izquierdo, ha puesto de manifiesto las limitaciones de movilidad del monarca patrio, que por la tarde decidía, ni corto ni perezoso, colocarse unas gafas de sol para acudir al acto de entrega del VIII Premio Fondena, con el fin de disimular el hematoma.