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'Un té en el Savoy', la 'réplica' al libro de Pilar Eyre
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'Un té en el Savoy', la 'réplica' al libro de Pilar Eyre

"Asistieron a una recepción con cena de gala en el emblemático hotel Savoy, donde Juan Carlos y Sofía se sentaron juntos en la misma mesa. 'Fue

Foto: 'Un té en el Savoy', la 'réplica' al libro de Pilar Eyre
'Un té en el Savoy', la 'réplica' al libro de Pilar Eyre

"Asistieron a una recepción con cena de gala en el emblemático hotel Savoy, donde Juan Carlos y Sofía se sentaron juntos en la misma mesa. 'Fue entonces cuando empezamos a sentir el tirón del atractivo', explicó ella años más tarde. A Sofía, el apuesto príncipe español le pareció un joven encantador, amable y tremendamente simpático. Nada que ver con aquel muchacho atolondrado que había conocido a bordo del Agamenón, unos años antes. La princesa griega hubiera querido que aquella velada no terminara nunca (...). Sofía pidió un té para alargar la sobremesa...".

Màrius Carol sitúa en ese momento el inicio de la vida en común de los reyes patrios. Ahora, tan sólo dos meses antes de que celebren sus bodas de oro -el próximo 17 de mayo-, da la réplica a Pilar Eyre y La soledad de la reina para ofrecer una visión muy diferente de estos 50 años de matrimonio, obviando las supuestas infidelidades de don Juan Carlos y centrando Un té en el Savoy en las anécdotas, acontecimientos y muestras de cariño que se ha profesado la pareja durante todos estos años.

Muestra de ese tono moderado que marca toda la obra es el prólogo, firmado por un gran amigo de los monarcas: el armador José Cusí, que además de dar cuenta de las regatas que compartió con don Juan Carlos después de que éste compitiera unos meses contra el propio Bribón, deja clara una especial devoción hacía doña Sofía al dedicarle unos cuantos piropos, al tiempo que revela que la conoció antes que al propio rey.

Carol deja a un lado la soledad de la reina para desgranar el sinfín de detalles que vienen a ratificar que, pese a tener "aparentemente pocas cosas en común", formaban un "gran equipo" y "se complementan perfectamente", incluso desde aquel momento en el que la princesa griega decidió, ni corta ni perezosa, afeitar al rey porque no le gustaba nada "con ese horrible bigote". Corría el año 1960 y aún coleaban los nombres de María Gabriela de Saboya y de Harald de Noruega en las vidas de los monarcas.

Otra anécdota tuvo lugar durante su primera visita a Bangkok. La reina se encaprichó de un zafiro que se mostraba en un escaparate de una joyería. La frustración por no poder pagarlo les duró cinco años. Cuando volvieron a Asia, doña Sofía volvió a intentarlo, pero alguien se le había adelantado. Durante la cena, don Juan Carlos le regaló un estuche que, efectivamente, contenía el valioso zafiro.

Con todo, el autor se desmarca desde el primer momento de Pilar Eyre al no mencionar siquiera los polémicos nombres que tantos problemas le supusieron a la autora de La soledad de la reina hace poco más de un mes. Pasa de puntillas por Gabriela, Olghina, y tan sólo se acerca de pasada al de la diseñadora mallorquina Marta Gayá, cuando asegura que, de no ser por ella, José Luis de Vilallonga no hubiera logrado publicar una biografía del monarca.

La carta de Felipe González que emocionó al rey

La reina tiene una excelente opinión del expresidente Felipe González, según apunta Màrius Carol. También don Juan Carlos, a quien emocionó la sentida carta que escribió el andaluz, de su puño y letra, tras la muerte de don Juan, en la primavera de 1993, un acontecimiento que por cierto unió especialmente al rey y a su esposa, "todavía enamorada" del monarca. Tan impresionado quedó don Juan Carlos por las cálidas palabras de González, que reunió a toda su familia a fin de leerles la misiva.

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Carol no se olvida de mencionar la irrupción de Mario Conde en la vida del monarca, que intervino directamente en el cese de Sabino Fernández Campo e influyó en el nombramiento de su sucesor, Fernando Almansa; ni las relaciones de José Luis Rodríguez Zapatero con Estados Unidos, en las que tuvo que mediar don Juan Carlos. Asimismo, el libro recuerda el período de José María Aznar, en el que el rey hubo de hacer de intérprete entre éste y George Bush debido al limitado nivel de inglés del primero, el célebre Por qué no te callas que espetó el monarca a Hugo Chávez, las negociaciones de don Juan Carlos para la concesión del AVE de la Medina a La Meca o "el cese temporal de la convivencia" de la infanta Elena.

También la tensa y complicada espera para ascender al trono, la influencia del franquismo, las desavenencias con su padre, el fallido golpe de Estado, los nacionalismos, el terrorismo, las conspiraciones e intrigas palaciegas, la aparición de Isabel Sartorius, Gigi Howard, Eva Sannum y Letizia en la vida del príncipe; la operación de don Juan Carlos en mayo de 2010 -tras la que el rey dejó de fumar habanos; y la reciente imputación de Iñaki Urdangarin con el consiguiente conrtafuegos en Zarzuela, el cambio de la figura de cera del duque de Palma, el viaje de la reina a Washington, el discurso navideño del rey y la publicación de las cuentas de la Casa Real encuentran un hueco en estas páginas en las que el apoyo y lealtad de una reina intachable a su marido está siempre presente.

Lea las primeras páginas de 'Un té en el Savoy'

Así es el hotel Savoy, en el que los reyes comenzaron su relación:

"Asistieron a una recepción con cena de gala en el emblemático hotel Savoy, donde Juan Carlos y Sofía se sentaron juntos en la misma mesa. 'Fue entonces cuando empezamos a sentir el tirón del atractivo', explicó ella años más tarde. A Sofía, el apuesto príncipe español le pareció un joven encantador, amable y tremendamente simpático. Nada que ver con aquel muchacho atolondrado que había conocido a bordo del Agamenón, unos años antes. La princesa griega hubiera querido que aquella velada no terminara nunca (...). Sofía pidió un té para alargar la sobremesa...".

Pilar Urbano