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La reina Sofía se 'quita la careta' con una visita fugaz y a destiempo al Rey
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La reina Sofía se 'quita la careta' con una visita fugaz y a destiempo al Rey

La reina mantenía el tipo ante cualquier adversidad familiar. Si había problemas, los intentaba solucionar en casa o al menos encauzarlos de la forma más discreta

Foto: La reina Sofía se 'quita la careta' con una visita fugaz y a destiempo al Rey
La reina Sofía se 'quita la careta' con una visita fugaz y a destiempo al Rey

La reina mantenía el tipo ante cualquier adversidad familiar. Si había problemas, los intentaba solucionar en casa o al menos encauzarlos de la forma más discreta posible, para evitar que los desencuentros no traspasasen las puertas del palacio de La Zarzuela, convirtiendo sus cuitas en tema de tertulia. Hasta ayer, cuando la consorte real se presentó en el hospital San José tres días después del ingreso hospitalario de su marido y estuvo tan solo veinticinco minutos en el interior.

Doña Sofía que, por encima de todo, siempre ha ejercido de reina, se encontró con un papel difícil de digerir tras el viaje del rey a Botsuana. Una cosa es que el monarca tenga una vida privada al margen de la familiar y otra muy diferente que en esos viajes la princesa Corina forme parte del núcleo amistoso. Y, por lo que se ha visto, se plantó, no esperó a que llegara su marido a la clínica el viernes de madrugada ni estuvo presente en la operación realizada por el doctor Villamor. En realidad, no estuvieron ninguno de los hijos, ni hermanas, ni familiares directos.

 

Doña Sofía se marchó a Grecia ese mismo viernes para participar en la Pascua ortodoxa, una celebración de la que se desconocía que la esposa real fuera habitual. Y ha sido la primera vez en todos estos años que no ha cumplido con el papel que hasta el viernes parecía que tenía muy claro. Por encima de su mala relación conyugal con su marido, primaba la figura del don Juan Carlos como Jefe de Estado. Parecía como si no tuviera ningún interés en seguir haciendo teatro y formar parte de una función que ya no la interesa.

 

En estos últimos años, hasta llegó a minimizar los desaires públicos con una sonrisa, como sucedió en las escaleras de la catedral de Santiago de Compostela; en Madrid, en el recibimiento al Papa; o en Barcelona, en la presentación de las becas de la Fundación La Caixa. Pero lo que nunca había sucedido hasta ahora era que la reina dejara de ser reina para convertirse en una mujer aparentemente cansada de seguir cumpliendo con un papel que el viernes pasado abandonó.

 

En otras dos ocasiones también descuidó su papel institucional, pero se trataba de situaciones límite. Interrumpió su viaje oficial a Indonesia cuando tuvo lugar la trágica muerte de Erika Ortiz. También anuló su agenda de viaje oficial a Malta cuando su hija, la infanta Elena, se marchó del domicilio familiar con sus hijos abandonando a Jaime de Marichalar. La excusa para no acompañar al Rey fue una indisposición gástrica. Tiempo después se supo que doña Sofía tuvo que arropar afectivamente a su hija

 

Ahora ha sido ella la que necesitaba que la arroparan, y por eso buscó en Grecia lo que aquí no tenía. Seguramente esta actuación humana de la reina también se analizó en el gabinete de crisis organizado por Javier Ayuso este lunes por la tarde, ya que ahora ni la reina parece querer guardando las formas de cara a la opinión pública.

La reina mantenía el tipo ante cualquier adversidad familiar. Si había problemas, los intentaba solucionar en casa o al menos encauzarlos de la forma más discreta posible, para evitar que los desencuentros no traspasasen las puertas del palacio de La Zarzuela, convirtiendo sus cuitas en tema de tertulia. Hasta ayer, cuando la consorte real se presentó en el hospital San José tres días después del ingreso hospitalario de su marido y estuvo tan solo veinticinco minutos en el interior.

Fundación Reina Sofía