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Eva Sannum y Corinna, las dos rubias que hicieron tambalear los cimientos de Zarzuela
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Eva Sannum y Corinna, las dos rubias que hicieron tambalear los cimientos de Zarzuela

Ambas son universitarias, nórdicas (una nació en Noruega y la otra en Alemania, aunque es de ascendencia danesa), bellas, rubias, de ojos azules, altas, delgadas, exhuberantes

Foto: Eva Sannum y Corinna, las dos rubias que hicieron tambalear los cimientos de Zarzuela
Eva Sannum y Corinna, las dos rubias que hicieron tambalear los cimientos de Zarzuela

Ambas son universitarias, nórdicas (una nació en Noruega y la otra en Alemania, aunque es de ascendencia danesa), bellas, rubias, de ojos azules, altas, delgadas, exhuberantes y las dos han provocado auténticos terremotos en el seno del Palacio de la Zarzuela, hasta el punto de hacer tambalear los cimientos de la monarquía patria. Eva Sannum, la que fuera la novia del príncipe Felipe a finales de los años 90, y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la amiga de don Juan Carlos que viajó con él a la polémica y controvertida cacería de Botsuana, tienen más cosas en común de las que pueden pecibirse a simple vista, pues el parecido físico entre ambas es innegable.

La relación del heredero al trono patrio con la modelo, la más duradera hasta que don Felipe conoció a su actual esposa, no estuvo exenta de polémica. Desde que se conocieron en una fiesta privada en Madrid, allá por 1997, cuando les presentó Haakon de Noruega, y hasta su ruptura, en diciembre de 2001, no cesaron las críticas y el recelo hacia una futurible reina sin sangre azul, extranjera y con una profesión que no estaba bien vista para su condición de consorte real.

Ni la opinión pública ni la propia Casa Real vieron con buenos ojos una relación de la que, por otra parte, nunca hubo confirmación oficial, pese a las innumerables fotografías que circularon de la pareja, como las de una cena que compartieron en el restaurante mexicano Cuchi, en el centro de Madrid, o aquellas en las que se encontraban de viaje en Nepal e India, sin olvidar las de Saint-Moritz o las de la boda de Haakon y Mete-Marit de Noruega.

Fue entonces cuando comenzó el debate sobre la conveniencia o no de que un heredero al trono se casara por amor con una plebeya o de si tenía obligación de proporcionar al trono a una mujer de sangre real, preparada y educada en el seno de una familia noble. La dicotomía monarquía-república se acentuó, se desataron las críticas a la Primera Familia y, en especial, a una sucesión monárquica que pocos veían acertada, y el linchamiento mediático hizo acto de presencia.

Con todo, meses antes de que el príncipe Felipe anunciara su ruptura al grupo de periodistas que cubre habitualmente la información de la Casa Real, la popularidad del jefe del Estado y su familia cayó en picado. Don Juan Carlos no aprobaba la relación y la opinión pública presionaba para que el príncipe eligiera entre la abdicación o su relación con Sannum. 

Problemas similares una década después

Salvando las distancias, la situación bien podría extrapolarse, en muchos aspectos, al momento actual. Más de una década después, la monarquía vuelve a ponerse en tela de juicio a raíz de los acontecimientos sucedidos en los últimos meses en los predios de Zarzuela. Primero, la imputación de Iñaki Urdangarin, y posteriormente el percance sufrido por Felipe Juan Froilán. Pero lo más controvertido, polémico y perjudicial para la Casa Real ha sido sin duda la cacería de don Juan Carlos en Botsuana y las consecuencias derivadas de ella, como la poco fluida relación existente entre los reyes y la irrupción del nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein en la escena real.

Este último suceso, -la amistad de la princesa alemana y el rey y los viajes conjuntos que han protagonizado-, ha puesto la puntilla a la ya de por sí deteriorada imagen de la Familia Real, después de que poco a poco se vayan desvelando detalles del viaje del rey a África y de sus actividades privadas. De nuevo se ha planteado la disyuntiva, en este caso con don Juan Carlos como protagonista, de tener que elegir "entre las obligaciones y servidumbre de la Jefatura de Estado y una abdicación que le permita disfrutar de una vida diferente", de la importancia de la sucesión monárquica o del planteamiento, por parte de un sector de la sociedad, de un referéndum.

Otra vez el debate monarquía-república se pone sobre la mesa y nuevamente la popularidad de la Familia Real se encuentra en sus horas más bajas. No en vano, el pasado mes de octubre saltaron todas las alarmas cuando el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) detectó que, por primera vez en toda su historia, la monarquía suspendió en lo que a valoración ciudadana se refiere (obtuvo un 4,89 sobre 10 puntos). Es más, en los jóvenes menores de 35 años, la República supera claramente a la Monarquía como preferencia, por primera vez desde 1978.

Ambas son universitarias, nórdicas (una nació en Noruega y la otra en Alemania, aunque es de ascendencia danesa), bellas, rubias, de ojos azules, altas, delgadas, exhuberantes y las dos han provocado auténticos terremotos en el seno del Palacio de la Zarzuela, hasta el punto de hacer tambalear los cimientos de la monarquía patria. Eva Sannum, la que fuera la novia del príncipe Felipe a finales de los años 90, y Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la amiga de don Juan Carlos que viajó con él a la polémica y controvertida cacería de Botsuana, tienen más cosas en común de las que pueden pecibirse a simple vista, pues el parecido físico entre ambas es innegable.