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Letizia impone su ley a las puertas del cine
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Letizia impone su ley a las puertas del cine

Sábado por la noche. Madrid. Cines Renoir, situados en la calle Princesa. Es la sala habitual a la que los príncipes de Asturias acuden cuando quieren

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Letizia impone su ley a las puertas del cine

Sábado por la noche. Madrid. Cines Renoir, situados en la calle Princesa. Es la sala habitual a la que los príncipes de Asturias acuden cuando quieren ver una película de última hornada. Con los amigos prefieren sesiones con cena previa en su casa y después tertulia hasta bien entrada la noche. Cuando acuden a estos cines, que ofrecen los filmes en versión original subtitulada, suelen hacerlo a la sesión golfa, la última de todas, que es la que cuenta con una menor afluencia y en la que, por tanto, pueden pasar más desapercibidos. Es de hecho lo que hicieron el pasado sábado.

El título elegido por Sus Altezas Reales, probablemente decisión de Letizia, pues es el heredero ha confesado siempre ser adicto a las películas de acción, fue Blancanieves, la película española de Pablo Berger, versión del cuento clásico de los hermanos Grimm, que cuenta con la participación estelar de Maribel Verdú como madrastra.

En esta ocasión, los príncipes no pasaron del todo desapercibidos. De hecho, no lo intentaron, porque accedieron a la sala como cualquier hijo de vecino, sin esperar a que estuviera en penumbra, como suelen hacer habitualmente. Se sentaron con los guardaespaldas detrás, como también suele ser habitual. Y disfrutaron de la proyección, pues Letizia salía encantada, o al menos es la impresión que causó en los espectadores que coincidieron con ella, quienes narran la situación a Vanitatis.

Hasta aquí todo entraba en los cauces de la normalidad. El problema surgió a la salida, cuando cuatro fotógrafos, avisados por quienes vieron entrar a los Príncipes, les esperan a la puerta para retratarlos. Ellos saludaron protocolariamente con un "buenas noches" y es entonces cuando se produjo el desencuentro entre el matrimonio. Felipe parece que no pone problemas para que los profesionales hagan su trabajo desde la lejanía, pero Letizia sí.

Por expreso deseo de ella, parte de los escoltas retienen a los fotógrafos pidiéndoles el DNI mientras el heredero y su consorte desaparecen. Los propios gráficos explican la situación a Vanitatis: "Nos quedamos de piedra por la actuación de la Princesa. Perdimos la noche y el trabajo cuando parecía que a don Felipe no le importaba que estuviéramos allí y que les fotografiáramos”.

El mayor conflicto con la prensa

La estrategia de utilizar a los escoltas como escudo viene siendo ya una práctica habitual utilizada por los príncipes cuando se sienten acosados para ganar tiempo y escapar. Son muchos los conflictos que han tenido con los paparazzi en sus más de ochos de matrimonio, pero el mayor de ellos se produjo en el centro comercial de la Moraleja Green hace ya varios años. Un fotógrafo denunció en televisión que los escoltas reales le desnudaron para obtener la tarjeta de memoria de su cámara, la cual había escondido en una papelera.

Dos cinéfilos reales

Son muchas las ocasiones en las que los Príncipes han sido vistos en los cines de la capital, principalmente en los Renoir, propiedad de Enrique González Macho, exhibidor y presidente de la Academia de Cine, cuyas salas ofertan los films siempre en versión original subtitulada, algo de lo que Letizia siempre se ha mostrado partidaria.

Allí han visto por ejemplo en los últimos meses Luces Rojas, de Rodrigo Cortés; A Roma con amor, de Woody Allen; o la película china Amor bajo el espino blanco. Casi nunca se han publicado fotos de ellos en estas salidas cinéfilas. Unas veces por falta de astucia de los paparazzi y, en otras ocasiones, como la del pasado sábado, por las habilidades de los herederos para escabullirse.

Sábado por la noche. Madrid. Cines Renoir, situados en la calle Princesa. Es la sala habitual a la que los príncipes de Asturias acuden cuando quieren ver una película de última hornada. Con los amigos prefieren sesiones con cena previa en su casa y después tertulia hasta bien entrada la noche. Cuando acuden a estos cines, que ofrecen los filmes en versión original subtitulada, suelen hacerlo a la sesión golfa, la última de todas, que es la que cuenta con una menor afluencia y en la que, por tanto, pueden pasar más desapercibidos. Es de hecho lo que hicieron el pasado sábado.