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Los 75 años del Rey Juan Carlos, en ocho anécdotas
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Los 75 años del Rey Juan Carlos, en ocho anécdotas

El Rey Juan Carlos (Roma, 1938) cumple 75 años el próximo sábado 5 de enero. Aunque la monarquía española no pasa en la actualidad por su

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Los 75 años del Rey Juan Carlos, en ocho anécdotas

El Rey Juan Carlos (Roma, 1938) cumple 75 años el próximo sábado 5 de enero. Aunque la monarquía española no pasa en la actualidad por su mejor momento, su figura ha resultado clave en la historia reciente del país. “Se trata de una figura irrepetible en la historia de España”, comenta el escritor Fermín Urbiola a Vanitatis. “Mi opinión de don Juan Carlos hoy es bien distinta a la de antes de escribir el libro Palabra de Rey. Estaba muy influenciado por el ruido mediático que hoy genera la Casa Real. Conocí a don Juan Carlos hace 20 años. Una radio me fichó para informar durante seis meses sobre la larga agonía de su padre Don Juan, ingresado en mi Pamplona natal, donde estudiaba cuarto de periodismo. La última vez que he hablado con él fue el día de la Fiesta Nacional, en el Palacio Real: ‘¡Y todo lo que me queda por hacer!’, me dijo. Vi a un rey con las ideas claras, con las pilas puestas”.

El propio escritor ha seleccionado para Vanitatis diez pasajes de su nuevo libro -Palabra de Rey, editorial Espasa- con diez anécdotas, muchas inéditas, que definen al monarca.

4 años. Unos pies en carne viva

Cuando apenas había celebrado su cuarto cumpleaños, Juanito se sometió a una sesión de fotografías, ataviado con el uniforme de Caballería. Después de más de una hora de pie, sobre una mesa, una de las institutrices le llevó a la zona de servicio. Al quitarle las botas observó que tenía los pies en carne viva, porque le quedaban pequeñas. Había soportado el dolor, aunque en ese momento comenzó a sollozar ligeramente, mientras contaba que su padre le había insistido en que “un Borbón no llora más que en la cama”.

10 años. Franco y el ratón

Con diez años, en Friburgo, Vegas, su tutor, que había insistido al príncipe en que debía comer todo, aunque no fuese lo que más le gustara, lo encontró un día en la clínica en la que le ingresaron comiendo con gran esfuerzo unos raviolis de aspecto seco y desagradable. Cuando le preguntó por qué los tomaba si estaban malos, don Juanito le contestó: “Te había prometido comérmelo todo”.

El 24 de noviembre de 1948, también con diez años, Juan Carlos conoce a Franco: “Me pareció más bajito que en las fotos que había visto de él, tenía barriga y me sonreía de una forma que me resultó poco natural (…) Para ser sincero, no presté mucha atención a lo que me decía Franco, porque desde el comienzo de la visita había descubierto yo un ratón que se paseaba entre las patas del sillón en el que estaba sentado el general, como si tuviera la costumbre de hacerlo desde hacía tiempo. Para un niño como yo, un ratón tan valiente era mucho más interesante que aquel señor demasiado amable que me preguntaba por la lista de los reyes godos que sabía de memoria”.

En 1978 don Juan Carlos desveló un almuerzo con Isabel II…

Por motivos patrióticos estaba predispuesto contra Inglaterra y me negué a aprender el idioma. Mi padre me hacía reproches, mi abuela también y mis maestros me reñían. Almorzamos con la reina de Inglaterra y mi padre dijo a Isabel II: “Siéntate junto a él para que se avergüence de no poder responder a tus preguntas”. Y así ocurrió. Yo estaba profundamente avergonzado de solo poder hablar en francés con la reina, y comprendí que el patriotismo tiene que manifestarse en otras cosas y que estaba obligado a aprender inglés por mucha rabia que me diera entonces.

17 años. “¡Viva la República!”

Don Juan Carlos viajó a Madrid en enero de 1955 para realizar los estudios de ingreso en la Academia Militar de Zaragoza. “En varias ocasiones me peleé con compañeros que habían emitido en mi presencia opiniones sobre mi padre que no me gustaban. Nos dábamos cita, de noche, en el picadero de la Academia, y allí ajustábamos las cuentas a puñetazos. Varias veces salí de esos encuentros con un ojo a la funerala. Gracias a Dios, no sucedía a menudo. Mis compañeros sabían que me encontraba en una situación muy difícil y evitaban tocar ese tema delante de mí”.

El monarca ingresó en la Academia Militar de Zaragoza, después de los cinco meses de preparación en Madrid, el 15 de septiembre de 1955. No pudo sortear alguna de las típicas novatadas a las que eran sometidos los recién llegados. Según ha reconocido posteriormente don Juan Carlos, durante los primeros días tuvo que gritar “¡Viva la República!” y servir la mesa a los veteranos durante una semana. “Tuve que pasar por todo. Hacer el reptil por el suelo del dormitorio, dormir con ‘la monja’ (el sable), me hicieron los rayos X (dormir en una tabla entre dos mesillas de noche)... de todo”.

20 años. El monarca y el mar

Sobre su paso por el Juan Sebastián Elcano, enero de 1958, dejó testimonio el comandante González López, que escribió lo siguiente sobre el príncipe: “Es valiente, arrancado, le gusta subir a las jarcias y escalar las vergas. Se aplica en los cálculos matemáticos y en el manejo del sextante (…) Le tocó guardia la noche en que -estando en la base de Callao- un marinero cayó del barco y se ahogó. El príncipe no se separó de mí. Me acompañó en todo momento ayudando y compartiendo la preocupación que yo llevaba encima. Esa noche me demostró que era un gran hombre”.

22 años. Doña Sofía y el bigote

En 1960, durante los Juegos Olímpicos de Roma, es cuando comenzaron a intimar don Juan Carlos y Sofía. Mantuvieron una relación muy cordial. Don Juan Carlos se había dejado bigote en esa época. Y recibió la censura amistosa de doña Sofía, que inmediatamente se puso manos a la obra para solucionar el asunto. Le llevó al cuarto de baño, se puso una toalla alrededor del cuello y le afeitó el bigote. Y, al año siguiente, en la boda de los Duques de Kent… Sí, fue en Londres donde tuvieron la oportunidad de hablarse de tú a tú. Doña Sofía descubrió a un joven muy distinto al “atolondrado, bromista y un poco gamberro” que, según sus propias palabras, había conocido años atrás. Don Juan Carlos era un hombre taciturno, melancólico. Y ella, princesa, enfermera, muy femenina, le comprende. Sí, allí surgió el amor. De hecho, poco tiempo después anunciaron su compromiso de boda.

26 años. La Reina defendió al Rey

El monarca diseñó en su juventud un plan de viajes para conocer cada una de las ciudades españolas. “Una vez, en Llodio, rodearon el coche nuestro en plan de gresca dura. Entonces apareció una chica joven que vociferaba delante del coche. La princesa bajó la ventanilla, sacó la cabeza y le dijo: ‘¿Qué quieres? Ven, acércate y dinos lo que quieres, pero no grites’. Bueno, la descuajeringó… ¡la desarmó! Total, que yo veía que tenía al lado una mujer valiente, que se interesaba por las cosas de la política española, y por mi situación, y que me animaba en mi porvenir”, ha contado el propio Rey.

31 años. La cama que se vino abajo

En el verano de 1969, los Franco invitaron a los príncipes a su residencia de verano, el Pazo de Meirás. Un palacio de aspecto medieval situado en Sada (La Coruña), construido a primeros del siglo XX sobre las ruinas de una fortificación que fue destruida en la guerra de la Independencia. Iban con mucho interés, según doña Sofía, porque esperaban oír “en una dimensión más íntima las opiniones de Franco (…) Pero Franco no hablaba ni en las comidas, ni en la cena, ni a la hora del café. La primera noche, comentó posteriormente don Juan Carlos, cuando fueron a la habitación -con dos camas-, me siento en la mía para quitarme los zapatos y de pronto, ¡zas!, ¡plas!, se vienen abajo los barrotes, la cabecera, el somier… se rompe todo, yo me caigo al suelo. ¡La que se armó en un minuto! Y ella me decía: ¿Qué vas a hacer? Y yo: ¿que qué voy a hacer? ¡Pues dormir! Yo duermo en el pincho de una bayoneta. Me tumbé con el colchón en el suelo y dormí como un lirón, toda la noche. 

El 22 de noviembre de 1975, a la edad de 37 años, don Juan Carlos fue proclamado rey de España. A partir de entonces, también hay anécdotas en Palabra de Rey que definen la personalidad del monarca. Pero estas son algo más conocidas por todos…

* Fermín J. Urbiola, periodista y escritor, es autor del libro Palabra de Rey de la editorial Espasa.

El Rey Juan Carlos (Roma, 1938) cumple 75 años el próximo sábado 5 de enero. Aunque la monarquía española no pasa en la actualidad por su mejor momento, su figura ha resultado clave en la historia reciente del país. “Se trata de una figura irrepetible en la historia de España”, comenta el escritor Fermín Urbiola a Vanitatis. “Mi opinión de don Juan Carlos hoy es bien distinta a la de antes de escribir el libro Palabra de Rey. Estaba muy influenciado por el ruido mediático que hoy genera la Casa Real. Conocí a don Juan Carlos hace 20 años. Una radio me fichó para informar durante seis meses sobre la larga agonía de su padre Don Juan, ingresado en mi Pamplona natal, donde estudiaba cuarto de periodismo. La última vez que he hablado con él fue el día de la Fiesta Nacional, en el Palacio Real: ‘¡Y todo lo que me queda por hacer!’, me dijo. Vi a un rey con las ideas claras, con las pilas puestas”.

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