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Los 45 años del príncipe según cuatro españoles
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Los 45 años del príncipe según cuatro españoles

Miércoles, 30 de enero de 2013. El príncipe de Asturias, la persona que heredará la corona española, de 1’97 metros de altura, ojos azules y sonrisa

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Los 45 años del príncipe según cuatro españoles

Miércoles, 30 de enero de 2013. El príncipe de Asturias, la persona que heredará la corona española, de 1’97 metros de altura, ojos azules y sonrisa intachable, cumple 45 años. Una cifra redonda, una onomástica para conocer lo que muchos piensan de aquel niño que acompañaba a don Juan Carlos en el Congreso de los Diputados ese día de noviembre de 1975, cuando se dieron los primeros pasos de su reinado y se acabó dio el primer paso hacia la Transición política que nos llevó a la democracia. Aquel niño rubio, educado en algunas de las mejores escuelas del mundo, es hoy un hombre que se enfrenta a los desafíos propios de una monarquía que en el último año se ha puesto en duda más que nunca. Aunque para muchas de las personalidades que lo conocen, al ser consultadas por Vanitatis, con él eso no está tan claro.

Es el caso de Irene Villa, que conoció al príncipe cuando era “una cría” en Mallorca durante el verano de 1992. El encuentro sirvió para establecer entre ellos una relación muy especial:He tenido más trato con él porque jamás falla en los congresos de víctimas del terrorismo. Saluda a todas y cada una de las víctimas una por una.” El carácter sencillo, su accesibilidad a cualquier tipo de persona, es una virtud que también destaca Carmen Enríquez, corresponsal de TVE en Zarzuela durante muchos años. Enriquez no se olvida de las diferencias entre don Juan Carlos y él, entre un estilo de monarquía y otro que viene pisando fuerte: “Quizá es menos campechano que el Rey. Tiene sentido del humor pero no es chistoso como su padre. Ha mejorado en los últimos tiempos por influencia de la princesa porque al cumplir lo de casarse por amor y lo de garantizar la sucesión, se ha convertido en una persona satisfecha”, asegura.

Esa visión de Letizia como un punto de inflexión en la vida de Felipe es común a muchos otros personajes consultados por Vanitatis. Se puede ver desde fuera que, a ojos del público, la princesa de Asturias ha sabido guiar de algún modo su comportamiento. Para ejemplificarlo, una anécdota que contaba Pilar Eyre, buena conocedora de lo que se cuece entre los Borbones. Durante una reunión en Gerona con jóvenes empresarios, el príncipe tuvo que someterse a una pregunta bastante incómoda: “¿Por qué no habla usted catalán?”. A los jóvenes con empresa, de izquierdas y en principio contrarios a cualquier cosa que llevase el nombre de ‘monarquía’ les parecía mal que don Felipe no hablase una de las lenguas oficiales del Estado. Fue Letizia la que, en un perfecto catalán, les acabó respondiendo, como bien cuenta Pilar Eyre: “Letizia les dijo en catalán que era más importante trabajar por el Estado, como estaban haciendo ellos, que hablar todas sus lenguas. Además les contó que ella había aprendido el catalán cuando su hermana estaba estudiando la carrera de Económicas y recorría con ella los cámpings de Cadaqués”.

Y es que la imagen del príncipe va unida a la de su esposa y, en un futuro, reina de España. Iñaki Anasagasti, nada partidario de la monarquía, también ve clara esa influencia, aunque cree que Letizia lo tiene más difícil a la hora de conseguir el apoyo popular: “A la gente le cae mejor él que Letizia. A ella se la ve calculadora: era republicana y ahora asume todas las contradicciones propias de lo que ella había rechazado”, asegura.

Sin embargo, y al contrario que los jóvenes empresarios catalanes a los que don Felipe se ganó pese a desconocer su lengua, a Anasagasti no le parece bien esa laguna en la educación del futuro rey de España: “Creo que está mejor formado que su padre desde el punto de vista intelectual, pero también pienso que en su educación hay carencias personales. Ha primado en él la formación militar. Me llama la atención que no aprendiese euskera si va a ser el rey de todos los españoles porque, al igual que el catalán, del que dice que sabe un poco, esos idiomas también son oficiales”. Sin embargo, si el ciudadano de a pie pregunta a cualquiera que haya conocido al hijo de don Juan Carlos y doña Sofía, se encontrará con una respuesta que incluye el mismo adjetivo una y otra vez: ‘preparado’. Así lo ve también Luis María Anson, que afirma que el príncipe es “muy serio. Tiene una excelente preparación cultural y política. Es evidente que desempeñará un buen papel como Rey.”

Y, si se pregunta a otros pocos, esa preparación habrá construido una personacorrecta pero sin inquietudes. A veces resulta almidonado y sin espontaneidad” según afirma Iñaki Anasagasti. 

Un futuro incierto pero caminado con paso firme

A favor o en contra de don Felipe, todo aquel que lo ha conocido cree que desempeñará un papel importante como futuro rey de España. Una de las claves está en la inteligente forma con la que se ha sabido apartar de escándalos como el de Iñaki Urdangarin, evitando fotografiarse con él cuando fue a visitar al Rey al hospital o intentando esquivar el tema cada vez que tenía que referenciarlo.La huida de ese tema lo ha llevado a extremos inexplicables como el momento en el que muere el padre de Urdangarin y nadie de Zarzuela acude a verle. Me parece mal porque no deja de tener una hermana que se llama Cristina a la que debería apoyar en esos momentos” afirma Anasagasti.

Otros tienen más claro que será el rey de una nueva generación, un rey del siglo XXI, menos campechano pero quizá con una cercanía más de verdad, más sincera: “Les presenté al que iba a ser mi marido y él dijo que eran tan majos que le dieron ganas de invitarles a un asado argentino en casa”, recuerda Irene Villa sobre aquel día en el que presentó a su marido a los mismísimos príncipes de Asturias. Sabe escuchar, es reflexivo, responsable y estudia cada tema a fondo para tener un criterio acertado. Puede ser un gran Rey y sin duda sabrá afrontar cualquier desafío que se le presente. Creo que los prejuicios no valen con él”, afirma Carmen Enriquez.

Y a la memoria de todos los encuestados vienen momentos como los del 11-M en los que el futuro rey parece que supo dar la talla. Ha hecho gala de una seriedad y austeridad que parecen amoldarse mejor al nuevo siglo que el carácter bonachón y picaresco de su padre. Sea como sea, también hay una gran parte de la población que se pregunta si la seriedad y la sobriedad de la que hace gala el príncipe, si casarse con una divorciada o mostrarse inmune a los escándalos, es suficiente para mantener en pie una institución en horas bajas. Solo el tiempo dirá si ese hombre preparado de ojos claros y 1’97 m. de altura constituye un pilar suficiente para sostenerla. 

Miércoles, 30 de enero de 2013. El príncipe de Asturias, la persona que heredará la corona española, de 1’97 metros de altura, ojos azules y sonrisa intachable, cumple 45 años. Una cifra redonda, una onomástica para conocer lo que muchos piensan de aquel niño que acompañaba a don Juan Carlos en el Congreso de los Diputados ese día de noviembre de 1975, cuando se dieron los primeros pasos de su reinado y se acabó dio el primer paso hacia la Transición política que nos llevó a la democracia. Aquel niño rubio, educado en algunas de las mejores escuelas del mundo, es hoy un hombre que se enfrenta a los desafíos propios de una monarquía que en el último año se ha puesto en duda más que nunca. Aunque para muchas de las personalidades que lo conocen, al ser consultadas por Vanitatis, con él eso no está tan claro.

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