La infanta Cristina viajó ayer a Madrid para recibir instrucciones de Zarzuela

El tiempo corre en contra de la infanta Cristina. Este lunes viajó a Madrid para continuar dibujando la estrategia establecida por su familia de cara al plazo que Iñaki Urdangarin tiene para hacer frente a la fianza de 8,1 millones de euros impuesta por el juez Castro y que termina mañana. La presión es tan evidente que estas reuniones de urgencia son cada vez más frecuentes. Tanto es así, que esta última también estaría dirigida a valorar la posibilidad de redactar un comunicado donde la hija pequeña del Rey pediría disculpas a la opinión pública. Y por supuesto a tartar su posible renuncia a los derechos dinásticos. 

Respecto a los 8,1 millones de euros que el duque de Palma debería depositar en menos de 24 horas, su abogado, Mario Pascual Vives, confirma que ha recurrido la fianza. Una estrategia que no paraliza la entrega de ese dinero al ser una decisión opcional de su señoría.

Este es el segundo viaje que la infanta Cristina hace después de viajar a la capital el pasado martes para buscar el apoyo de su madre, que se ha convertido en un remanso de paz en mitad de la tormenta. Pasó la tarde con la Reina y regresó a su palacete de Pedralbes al día siguiente, no sin antes reunirse con miembros de Casa Real para conocer cómo afectaban las últimas informaciones del caso Nóos y que propiciaron la imputación de Carlos García Revenga, que se negó a dimitir.

El miércoles 6 de febrero no es la única fecha que preocupa a Zarzuela. El próximo día 16, Diego Torres, exsocio de Urdangarin, declarará ante el juez y podría abrir la caja de los truenos e implicar directamente a la hija menor de los Reyes. Si se diera el caso, y según fuentes solventes, la estrategia de Casa Real pasaría por la retirada de los privilegios y derechos dinásticos de la infanta, puesto que la opción del divorcio ha sido rechazada por la propia doña Cristina.