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La nueva casa vacacional de los reyes de Holanda en Grecia tras su pesadilla mozambiqueña
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La nueva casa vacacional de los reyes de Holanda en Grecia tras su pesadilla mozambiqueña

Guillermo y Máxima de Holanda, investidos reyes el pasado 30 de abril en Ámsterdam, ya tienen un nuevo e incomparable paraje en el que descansar. Se

Guillermo y Máxima de Holanda, investidos reyes el pasado 30 de abril en Ámsterdam, ya tienen un nuevo e incomparable paraje en el que descansar. Se trata de una villa de lujo en el Peloponeso, valorada en 4,5 millones de euros, según publicó el diario holandés De Volkskrant. A pesar de que la compra se cerró a principios de 2012, los recién estrenados monarcas ya pueden disfrutar de una mansión -después de algunas obras- diseñada al milímetro por su antiguo dueño, el fotógrafo alemán Manfred Rieker, y que ha aparecido en algunos anuncios de Mercedes-Benz.

Compuesta por tres viviendas en una superficie de 4.000 metros cuadrados, piscina y playa y puerto privados, esta villa, situada en la localidad griega de Kranidi, será a partir de ahora la residencia de vacaciones fija para los reyes de Holanda para facilitar, así, el traslado de los escoltas en cada etapa estival. Enamorados de la tierra helénica tras la boda del príncipe Nicolás de Grecia y Tatiana Blatnik en 2010, Máxima y Guillermo dieron con este paraje exótico después de contactar con varias inmobiliarias del país y en el disfrutarán del mismo sol que Sean Connery y Vladimir Putin.

Polémica en Mozambique 

Esta vez el destino escogido por la pareja no ha causado ninguna controversia en Holanda como sí ocurrió en 2009, ya que se trata de un país miembro de la Unión Europea y, según el parlamento holandés, “el dinero ha salido de su bolsillo”.

Aquel año, los todavía príncipes de Holanda se construyeron una lujosa villa en Machangulo, al sur de Mozambique, un proyecto en el que se embarcaron dos años antes con el objetivo de tener un lugar tranquilo en el que pasar sus vacaciones. Esta vez las críticas sociales, cuando el gobierno holandés pretendía recortar más de 15.000 millones de euros, hicieron mella en la familia real, que finalmente optó por poner a la venta esta mansión por una cantidad menor de lo que pagó por ella. De esta forma el “gran sueño cargado de ilusiones” que tenía Máxima, según reveló en un documental, quedó hecho trizas: “Una casa no puede estar por encima de mi trabajo”, aseguró.

Sin embargo, lo que disgustó al pueblo holandés no sólo fue que gastaran su dinero mientras ellos se apretaban el cinturón, también fue el hecho de que parte del dinero se pagó a través de una inmobiliaria radicada en la isla de Jersey, un paraíso fiscal situado en el Canal de la Mancha.

Después de este traspié, la tranquilidad volvió a reinar, nunca mejor dicho, en la casa de los Orange hasta febrero de 2012, cuando el hijo de la ahora princesa de Beatriz de Orange, Johan Friso, sufrió un accidente tras ser sepultado por un alud cuando esquiaba en los Alpes austriacos y desde entonces aún no ha despertado del coma. Aquella profunda tristeza, dicen algunos medios del país, fue el principal motivo por el que Beatriz abdicó en su hijo Guillermo. A partir de ahora, el rey más joven de las monarquías europeas tiene un doble cometido: mantener la herencia dejada por su madre en el trono y dejar a un lado las ínfulas que algunos herederos mantienen en plena crisis económica. 

Guillermo y Máxima de Holanda, investidos reyes el pasado 30 de abril en Ámsterdam, ya tienen un nuevo e incomparable paraje en el que descansar. Se trata de una villa de lujo en el Peloponeso, valorada en 4,5 millones de euros, según publicó el diario holandés De Volkskrant. A pesar de que la compra se cerró a principios de 2012, los recién estrenados monarcas ya pueden disfrutar de una mansión -después de algunas obras- diseñada al milímetro por su antiguo dueño, el fotógrafo alemán Manfred Rieker, y que ha aparecido en algunos anuncios de Mercedes-Benz.