Christopher O’Neill, el financiero estadounidense que cambió la 'triste' vida de Magdalena de Suecia
Como en muchos cuentos de princesas, siempre hay que besar una rana antes de encontrar al príncipe. Christopher O’Neill, nacido en Londres en 1974, llegó por
Como en muchos cuentos de princesas, siempre hay que besar una rana antes de encontrar al príncipe. Christopher O’Neill, nacido en Londres en 1974, llegó por casualidad a la vida de Magdalena después de que ésta huyera de su país en la primavera de 2010 para buscar un final feliz en su vida. Sumida en una depresión, la princesa pidió a los reyes Carlos Gustavo y Silvia que le apartaran de la agenda real después de que decidiera poner punto y final a su relación de ocho años con Jonas Bergström -con el que ya estaba comprometida- tras varias infidelidades, algunas publicadas en medios de comunicación suecos.
En la Gran Manzana sus energías se volcaron en World Childhood, la ONG fundada por su madre en 1999 y que ayuda a niños sin recursos para intentar, así, curar una profunda herida en su orgullo. Sin embargo, no todo era trabajo. Allí conoció a su actual marido, en una de esas fiestas de la élite neoyorkina donde la princesa solía acudir, dando o no la razón a las críticas de algunos medios suecos que aseguraban que Magdalena llevaba una vida de lujo en Nueva York.
Ambicioso, adinerado y graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston y con un título de MBA de la prestigiosa Universidad de Columbia, su carta de presentación entusiasmó a la que sería tres años después su mujer. Sin esconderse, la pareja comenzó a dejarse ver a finales de otoño de 2010 por las calles de Nueva York, donde un turista español les grabó y vendió el vídeo a un diario sueco. A partir de ahí, el acoso de los fotógrafos fue continuado hasta el punto de conseguir sacar de sus casillas al financiero, que le lanzó una 'peineta' que escandalizó a los monárquicos suecos más acérrimos.
En abril de 2011, la reina Silvia acudió a Nueva York para supervisar no solo su fundación benéfica, sino para comprobar quién era ese joven que había vuelto a hacer sonreír a su hija pequeña. Meses después, Chris O’Neill viajaría a Suecia para conocer a toda la familia antes de viajar a Italia con Magdalena para disfrutar de las vacaciones estivaleó.
Considerado como uno más, O’Neill volvió al país escandinavo para celebrar los cumpleaños de su novia y su cuñada Victoria y al bautizo de la hija de ésta, Estelle. Tiempo después, el 25 de octubre de 2012 se anunció su compromiso y dieron la fecha se su boda, este sábado 8 de junio en la capilla del Palacio Real de Estocolmo.
Sin tratamiento real
Su deseo de mantener la doble nacionalización, inglesa y norteamericana, y no nacionalizarse en Suecia no ha sentado bien en algunos sectores conservadores del país. Además, Chris O’Neill ha renunciado al título que le corresponde como consorte de la princesa Magdalena, (príncipe de Suecia y duque de Gästrikland y Hälsingland), por lo que no tendrá ninguna responsabilidad en el seno de la familia real sueca.
“Se propone a seguir con sus actividades financieras como antes de su matrimonio”, alegó la Casa Real sueca hace unos días. “O’Neill ha pedido respetuosamente seguir siendo un ciudadano privado”, termina el comunicado.
“Oculta sus millones paraísos fiscales”
En cuanto se conoció la nueva relación de la princesa Magdalena, los medios suecos comenzaron a sacar los trapos sucios de este financiero. Sucios o no, lo cierto es que el rotativo Aftonbladet desveló que Chris O’Neill escondía sus millones “en paraísos fiscales”. Según el artículo, O’Neill era socio de la compañía financiera Noster Capital LLC, domiciliada en las Islas Caimán y en el estado de Delaware, ambos paraísos fiscales.
Ante estas informaciones, la Casa Real sueca emitió una carta escrita por Christopher O’Neill en la que aseguraba que, a pesar de que eran ciertas esas informaciones, se trataba de “una práctica común en la industria convencional y en la inversión”.
Sin embargo, el artículo no se quedaba en la superficie. Ahondaba en la vida del financiero afirmando que vivía rodeado de lujo y de compañía de alto rango. “Vive como un auténtico príncipe en un apartamento cerca de Central Park. Tiene un Porche, esquía y disfruta de fiestas rodeado de la jet”. De esto último parece que lo aprendió de su madre Eva Maria, amiga íntima del príncipe Carlos de Inglaterra, con el que dicen tuvieron un romance con una fuga por la ventana de por medio.
Como en muchos cuentos de princesas, siempre hay que besar una rana antes de encontrar al príncipe. Christopher O’Neill, nacido en Londres en 1974, llegó por casualidad a la vida de Magdalena después de que ésta huyera de su país en la primavera de 2010 para buscar un final feliz en su vida. Sumida en una depresión, la princesa pidió a los reyes Carlos Gustavo y Silvia que le apartaran de la agenda real después de que decidiera poner punto y final a su relación de ocho años con Jonas Bergström -con el que ya estaba comprometida- tras varias infidelidades, algunas publicadas en medios de comunicación suecos.