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La infanta Cristina cumple 48 años con un objetivo prioritario: luchar por la intimidad de sus hijos
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La infanta Cristina cumple 48 años con un objetivo prioritario: luchar por la intimidad de sus hijos

Al mal tiempo, buena cara. Eso pensará este jueves la infanta Cristina cuando celebre en la intimidad su 48 cumpleaños. Rodeada por la polémica desde

Al mal tiempo, buena cara. Eso pensará este jueves la infanta Cristina cuando celebre en la intimidad su 48 cumpleaños. Rodeada por la polémica desde que Iñaki Urdangarin fuera imputado, la realidad le ha salpicado desgastando durante meses una imagen cuyos índices de popularidad rozan el mínimo. Pero su gran preocupación ahora son sus hijos y por eso ha pedido directamente a Casa Real que luche por proteger su intimidad, según informan a Vanitatis fuentes cercanas a Zarzuela.

La infanta Cristina ha movido ficha para que los responsables de palacio presionen a los medios en este sentido. Tanto es así que, desde el pasado viernes, y escudándose en la Ley del Menor, el departamento de prensa de la Casa si continúan distribuyendo y/o publicando imágenes de los hijos de la infanta Cristina. Se pretende que Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene no aparezcan en las revistas del corazón y, si lo hacen, su cara sea ‘pixelada’ cuando no estén en compañía de sus padres. Con esta medida, se intentará rebajar la presión sobre los chavales, que soportan a diario a los paparazzi a las puertas de su colegio, el Liceo de Barcelona, y de su casa en Pedralbes. De hecho, las mismas fuentes aseguran que los dos mayores, Juan y Pablo, lo están pasando especialmente mal con este asunto.

Frente a las informaciones relativas a los correos íntimos que se enviaban Urdangarin y Diego Torres, el yerno real interpuso una demanda -admitida a trámite el pasado 21de mayo- contra siete medios españoles (entre ellos Vanitatis) por el daño causado a su familia. Utilizó en ella argumentos que refrendan lo dicho. “La divulgación de estos correos de contenido privado no sólo incide directamente en la intimidad del demandante, sino que, en la medida que integra aspectos de su vida personal y familiar, también afecta a su cónyuge y a sus hijos, en este caso menores de edad, que también tienen vida personal y relaciones en el entorno propio de su edad, con los compañeros de colegio y sufren las consecuencias de las intromisiones en la vida privada de sus progenitores”, explica el escrito.

Unos años complicados

Casada desde 1997, la infanta recibió el título de duquesa de Palma de Mallorca de manos de su padre, así como la Medalla de Oro de la ciudad y de Baleares. Más de una década después, no podía imaginarse que esta comunidad se convertiría en el epicentro de unas desgracias que no han sido nada fortuitas.

Con el deseo de querer poner tierra de por medio y antes de que saltara el escándalo en el que estaba implicado el yerno del Rey, Cristina, su marido y sus cuatros hijos pusieron rumbo a Washington en 2009 donde Urdangarin trabajó para Telefónica -por 350.000 euros al año, un 17% más que el monarca-. Casi tres años más tarde, Iñaki pediría una excedencia temporal para no perjudicar a la empresa tras ser imputado en diciembre de 2011 por delito fiscal, tráfico de influencias y falsedad documental. Pocos días antes, don Juan Carlos le apartó de toda actividad oficial por su conducta no ejemplar asegurando, en el mensaje de Navidad, que “la justicia es igual para todos”.

El largo vía crucis de la infanta Cristina atravesó su momento culminante el pasado 3 de abril, cuando el juez José Castro solicitó su imputación al sostener que existían indicios suficientes que demostraban que había colaborado con su marido en el fraude a la Administración y malversación de caudales públicos a través del Instituto Nóos. Desde entonces, ha intentado refugiarse en su familia, a pesar de que un mes después logró su desimputación por falta de argumentos sólidos en la decisión del juez Castro.

El último acto público oficial en que participaron los todavía duques de Palma fue en la Fiesta Nacional del 12 de octubre de 2011. Justo un año más tarde, y en la misma celebración institucional, Casa Real escenificó su criterio de limitar este tipo de actos al “núcleo central” de la Familia Real, reyes y príncipes de Asturias, dejando a las infantas, sobre todo a Cristina, relegada a ni tan siquiera un segundo plano.

Al mal tiempo, buena cara. Eso pensará este jueves la infanta Cristina cuando celebre en la intimidad su 48 cumpleaños. Rodeada por la polémica desde que Iñaki Urdangarin fuera imputado, la realidad le ha salpicado desgastando durante meses una imagen cuyos índices de popularidad rozan el mínimo. Pero su gran preocupación ahora son sus hijos y por eso ha pedido directamente a Casa Real que luche por proteger su intimidad, según informan a Vanitatis fuentes cercanas a Zarzuela.