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La infanta Cristina vuelve a la 'agenda real'
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La infanta Cristina vuelve a la 'agenda real'

La infanta Cristina ha tardado más de un año y medio en aparecer en un acto organizado por Casa Real. La última vez lo hacía en

La infanta Cristina ha tardado más de un año y medio en aparecer en un acto organizado por Casa Real. La última vez lo hacía en el Día de la Hispanidad del año 2011, cuando su marido, Iñaki Urdangarin, todavía no había sido imputado en el Caso Nóos. La hija pequeña del Rey ha salido de su escondite para honrar a su abuelo, ya que este jueves se celebraba en la Capilla del Palacio Real de Madrid el centenario del nacimiento de Don Juan de Borbón. Sin la compañía del duque de Palma, la infanta volvía a compartir plano con su padre, el Rey Juan Carlos, algo que no ocurría desde aquel día de octubre de 2011.

La Duquesa de Palma se ha mostrado muy sonriente y con una actitud relajada. Ajena a la polémica que la persigue desde la imputación de su marido, la Infanta ha lucido para el homenaje de su abuelo una chaqueta abotonada hasta el cuello en color gris con la que ya había acudido a otros actos. La lució en 2011 durante la presentación del Congreso sobre el futuro en el tratamiento del cáncer, también en la inauguración del nuevo Museo Dalí en San Petersburgo y en la comunión de sus hijos Juan Valentín y Pablo Nicolás. Parece que repetir vestuario es, para las mujeres de la Familia Real, una seña de humildad y baja ostentación; algo que necesita la hija menor del Rey en medio de la vorágine.

También han asistido a la misa su hermana, la Infanta Elena, los Reyes y los Príncipes de Asturias. El hijo de doña Elena, Felipe Juan Frolián, ha sido el único nieto de los Reyes presente en esta ceremonia, a la que, junto a don Juan Carlos -que llevaba la insignia del Toisón de Oro, al igual que el Príncipe- también asistieron sus hermanas, las infantas Pilar y Margarita. La infanta Cristina se sentó entre su tía Pilar y su sobrino Froilán, a unos metros de los príncipes y los reyes, que presidían el acto. Las cámaras les pudieron inmortalizar 617 días después juntos, pero no revueltos. 

Unas 220 personas han rendido homenaje a la figura del padre del Rey con su asistencia a esta ceremonia -que ha comenzado poco después de las 13.00 horas-, entre ellas el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los presidentes del Congreso, Jesús Posada, Senado, Pío García-Escudero, el Tribunal Supremo y el CGPJ, Gonzalo Moliner, y el Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos. También han acudido el exjefe del Ejecutivo José Luis Rodríguez Zapatero y Adolfo Suárez Illana, en representación de su padre, el primer presidente del Gobierno de la democracia. 

Los alcaldes de Madrid, Barcelona y La Granja de San Ildefonso (Segovia) -municipio natal de Don Juan- han estado presentes también en esta ceremonia religiosa, al igual que representantes de su Consejo Privado y algunas de las personas que le atendieron en la Clínica Universitaria de Navarra antes de morir y de las que le sirvieron en Villa Giralda, la casa de Estoril (Portugal) donde pasó su exilio.

La misa, que concelebran cuatro sacerdotes, encabezados por el arzobispo castrense, Juan del Río, está acompañada por un concierto de órgano a cargo del maestro de capilla del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y el Coro de las Hijas de Santa María del Sagrado Corazón de Jesús, que interpretan piezas de Bach, Haendel, Schubert, Mozart y Purcell. Durante la homilía, Juan del Río, ha destacado que Don Juan fue "un gran servidor de España". "La mayoría de los españoles nos sentimos orgullosos de su sentido del ejemplo de patriotismo, sentido del deber, humanidad, diálogo y gran apertura de espíritu que él nos dejó", añadió el sacerdote.

La capilla del Palacio Real, construida en 1748 con planta de cruz griega a partir de un trazado original de Sachetti, aunque concebida por Ventura Rodríguez, es un lugar emblemático y con un alto valor sentimental para los descendientes del Conde de Barcelona, ya que en ese mismo templo se oficiaron los funerales del propio Don Juan y de su esposa, María de las Mercedes.

 "Reinar es siempre servir"

En la homilía, el arzobispo castrense ha trasladado la "gratitud y reconocimiento" que España "debe" a don Juan. "Sin su excepcional figura y generosidad, nuestro pueblo difícilmente hubiese gozado hoy de la reconciliación social, de la democracia y del desarrollo socioeconómico que tiene", ha señalado.

"Reinar es siempre servir. ¡Qué bien lo entendió el conde de Barcelona!", ha afirmado el arzobispo, antes de destacar "la carga humana y el yugo de obligaciones que hay que cumplir en el marco de cada tiempo" que conlleva "hacer de la vida un constante servicio a los demas". "La tarea es ardua y difícil, pero no imposible", ha añadido.

Monseñor Del Río ha destacado que "sin llegar a reinar", el Conde de Barcelona "consiguió para nuestro país abrir nuevos tiempos de paz, progreso y modernidad", sin regatear "sacrificios". "Asumió los sinsabores de un largo exilio, el dolor de nuestra contienda civil, las incomprensiones de cercanos y lejanos", ha añadido.

617 sin fotografiarse con el Rey

En el momento de la celebración de la Hispanidad de aquel año, la duquesa de Palma todavía vivía en Washington junto a Iñaki Urdangarin y sus cuatro hijos, bastante alejada aún de la polémica. El juez Castro levantó el secreto de sumario del caso Nóos en diciembre e imputó al exjugador de baloncesto en la trama. A partir de ese momento, Casa Real decidió sacar al duque de la agenda real y de todos los actos oficiales que le vinculaban con la Primera Familia. 

Desde su traslado a España, en septiembre del año pasado, cuando los Urdangarin volvían a instalarse en Pedralbes, son muy pocas las ocasiones en las que la infanta se ha visto con el resto de los miembros de la familia, especialmente con el Rey y el Príncipe. De hecho, ni ella ni su marido han sido fotografiados junto al monarca o el heredero en este tiempo, en lo que ha sido interpretado como una maniobra para marcar distancias entre los dos altos representantes de la Institución y el ‘escándalo Nóos’.

En noviembre del año pasado, sin embargo, los duques de Palma acudían a la Clínica San José para visitar al Rey, convaleciente de una operación de cadera. Allí coincidieron con los Príncipes de Asturias, la infanta Elena y la Reina. Pero el príncipe Felipe exigió no compartir plano con Urdangarin para aceptar su visita, como informaron fuentes extraoficiales a Vanitatis en aquel momento, y por eso hizo su entrada y salida en la clínica con la única compañía de su la princesa Letizia y sus hijas, mientras los duques de Palma hacían lo propio junto a la reina Sofía y la infanta Elena, las únicas que se han dejado ver a menudo con ellos.

La infanta Cristina sólo ha visto el Rey en todo este tiempo en los viajes privados que ha realizado a Zarzuela recurrentemente para preparar su defensa una vez que fuera imputada, tan solo durante unas semanas, por el juez Castro, y también en sus visitas al hospital. Además de la ya citada, se pudo ver a la infanta en la Clínica La Milagrosa junto a la Reina en marzo de este mismo año, cuando su padre fue operado de una hernia discal.

La infanta Cristina ha tardado más de un año y medio en aparecer en un acto organizado por Casa Real. La última vez lo hacía en el Día de la Hispanidad del año 2011, cuando su marido, Iñaki Urdangarin, todavía no había sido imputado en el Caso Nóos. La hija pequeña del Rey ha salido de su escondite para honrar a su abuelo, ya que este jueves se celebraba en la Capilla del Palacio Real de Madrid el centenario del nacimiento de Don Juan de Borbón. Sin la compañía del duque de Palma, la infanta volvía a compartir plano con su padre, el Rey Juan Carlos, algo que no ocurría desde aquel día de octubre de 2011.

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