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¿Por qué no fue la infanta Leonor a la misa de don Juan?
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¿Por qué no fue la infanta Leonor a la misa de don Juan?

El acto conmemorativo del centenario del nacimiento de don Juan  de Borbón en la capilla del Palacio Real fue una celebración institucional presidida por los Reyes

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¿Por qué no fue la infanta Leonor a la misa de don Juan?

El acto conmemorativo del centenario del nacimiento de don Juan  de Borbón en la capilla del Palacio Real fue una celebración institucional presidida por los Reyes que sirvió para mostrar cierto resquebrajamiento de la monarquía. En el acto quedó patente la tensión que hoy mantienen los miembros de la Primera Familia entre sí. Ciertas actitudes no pasaron desapercibidas para muchos de los presentes ajenos al núcleo familiar del Jefe del Estado y se convirtieron después en  tema de conversación por la tirantez que se plasmaba en el encuentro religioso. Se comentó especialmente la  tensión que parecía apoderarse de la princesa Letizia, que obvió el protocolo que marcaba la liturgia religiosa y no comulgó. Según el entorno que rodea a la Familia Real, su falta de interés por las normas fue una manera de mostrar su enfado  a su propia familia política. Al parecer, tenía que ver con la ausencia de su hija Leonor que, como infanta de España y heredera del heredero, debía de haber estado presente y así se planteó en un inicio. Mientras que el príncipe lo consideraba oportuno para dar una imagen de continuidad en un acto tan expuesto a la opinión pública, la princesa de Asturias se negó a llevar a la niña y no dio su consentimiento, según han confirmado a Vanitatis fuentes cercanas a ella. 

La justificación de Letizia se basó en que Leonor tenía que acudir al colegio. La excusa fue rebatida por su entorno, ya que las clases habían terminado prácticamente. De hecho, el primo Froilán, que aún asiste al colegio dada su edad, sí que estuvo presente en la ceremonia pese a ser más mayor y ocupar un lugar menos destacado en la línea sucesoria. La princesa se negó en redondo y aunque hubo intentos de hacerla cambiar de opinión fundamentados en lo importante de la presencia de la niña, finalmente no quiso acceder a que esta acudiese al acto.

La decisión no supone nada nuevo: ya la tomó cuando nacieron sus dos hijas. Según ha manifestado en privado, pretende que ambas lleven una vida normal dentro de la anormalidad que puede caracterizar la infancia de un niño miembro de la Familia Real. Los que intentaron hacerla cambiar de opinión pusieron como ejemplo a otras  herederas de herederos como Ingrid de Noruega (9 años) o Catalina de Holanda (10 años) que llevan ya tiempo acudiendo a actos institucionales como garantías de continuidad dentro de las monarquías a las que pertenecen. Ese mismo círculo ha asegurado que la presencia de Leonor habría supuesto una imagen positiva para estos tiempos convulsos en los que hasta la reina recibe pitadas a pesar de ser la más valorada de la Familia Real.

Episodios de tensión

Hubo otros momentos dignos de mención en la ceremonia. Era muy esperado el regreso de la infanta Cristina a la agenda real. La imagen de la hija de los reyes, sin poder acercarse al príncipe para que no hubiera constancia gráfica, fue una de las estampas más notorias. Tanto fue así que los presentes comentaron el gesto de Cristina: visiblemente seria y con los ojos llorosos, la Reina siguió sus pasos como si quisiera consolarla.

Si la infanta Leonor provoca encendidas conversaciones sobre la herencia real, la que hace que solo una persona en el mundo reciba ese legado para después trasladarlo en línea directa a sus descendientes, en el caso del conde de Barcelona, el homenajeado en el acto, no hubo ese traspaso natural y democrático. En su caso, hubo un salto en el organigrama real por decreto. Años  después, el 14 de mayo de 1977, don Juan renunciaba a sus derechos dinásticos en una emotiva ceremonia donde declaraba: “En virtud de esta mi renuncia, sucede en la plenitud de los derechos dinásticos como Rey de España a mi padre el Rey Alfonso XIII, mi hijo y heredero el Rey Don Juan Carlos I”.

El acto conmemorativo del centenario del nacimiento de don Juan  de Borbón en la capilla del Palacio Real fue una celebración institucional presidida por los Reyes que sirvió para mostrar cierto resquebrajamiento de la monarquía. En el acto quedó patente la tensión que hoy mantienen los miembros de la Primera Familia entre sí. Ciertas actitudes no pasaron desapercibidas para muchos de los presentes ajenos al núcleo familiar del Jefe del Estado y se convirtieron después en  tema de conversación por la tirantez que se plasmaba en el encuentro religioso. Se comentó especialmente la  tensión que parecía apoderarse de la princesa Letizia, que obvió el protocolo que marcaba la liturgia religiosa y no comulgó. Según el entorno que rodea a la Familia Real, su falta de interés por las normas fue una manera de mostrar su enfado  a su propia familia política. Al parecer, tenía que ver con la ausencia de su hija Leonor que, como infanta de España y heredera del heredero, debía de haber estado presente y así se planteó en un inicio. Mientras que el príncipe lo consideraba oportuno para dar una imagen de continuidad en un acto tan expuesto a la opinión pública, la princesa de Asturias se negó a llevar a la niña y no dio su consentimiento, según han confirmado a Vanitatis fuentes cercanas a ella. 

Infanta Cristina Rey Don Juan Carlos