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Vicente Ródenas, un condenado a muerte que celebra los cumpleaños del Príncipe
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Su nacimiento le salvó la vida

Vicente Ródenas, un condenado a muerte que celebra los cumpleaños del Príncipe

Sentenciado a ser fusilado, el 30 de enero de 1968 las autoridades de la antigua prisión Modelo de Valencia le comunicaron que le perdonaban el letal correctivo

Corría el 30 de enero de 1968. El soldado Vicente Ródenas esperaba en la cárcel de Valencia su ejecución. Se le conduciría ante un pelotón de fusilamiento, como dictaba la sentencia del 17 de enero de 1968 del consejo de guerra al que fue sometido. Tuvo suerte, el fusilamiento era un beneficio que estaba reservado para los militares; si hubiera sido un civil su vida hubiera terminado en el garrote vil. Esa noche, en la oscuridad de su celda, escuchó cómo las autoridades de la antigua prisión Modelo de Valencia se encaminaron hacia él.

A principios de ese mes, el 3 de enero de ese año, Vicente Ródenas, que estaba realizando el servicio militar, se dirigió a un estanco de la zona del Puerto de Valencia para atracarlo. No era la primera vez que cometía un acto de este tipo; pero ese día, tras el mostrador, se encontraba un ex guardia civil que se había retirado tan sólo tres días antes. Vicente le amenazó con una ametralladora militar, pero el estanquero no se amedrentó y le hizo frente, lo que le obligó a olvidarse del arma de fuego –que lo llevaba descargado– y hacer uso del puñal que también llevaba encima. No quiso matarle, pero lo hizo.

Seis días después, la Brigada de Investigación Criminal de Valencia llegó hasta Vicente y le detuvo. Dicen que fue gracias a un chivatazo del compinche con el que había preparado el golpe y que a última hora se echó para atrás. Ocho días después, ya pesaba sobre él la pena capital: "El consejo de guerra condena a Vicente Ródenas a la pena de muerte por un delito de robo con homicidio; a 23 años, cuatro meses y un día de reclusión mayor por otro delito de robo a mano armada; a cuatro años de presidio menor por un tercer delito de robo con intimidación en las personas en grado de frustración...", reflejaba la sentencia.

Los príncipes de España junto a su heredero en 1968 (I.C.)La comitiva llegó a su celda. El recluso ya se veía ante el pelotón de fusilamiento. Se equivocaba. Ese día, 30 de enero de 1968, el mismo que Sofía de Grecia y Hannover daba a luz un niño en la clínica de Nuestra Señora de Loreto de Madrid, las autoridades le comunicaron que le habían perdonado la condena de muerte.

Según recoge el libro ¿Y quién salva al Príncipe? de Jaime Peñafiel, la medida de gracia se acordó el mismo día del nacimiento del Príncipe, probablemente por la satisfacción del Generalísimo ante el alumbramiento de un varón. "Su excelencia el jefe del Estado, haciendo uso de sus prerrogativas, indultó de la pena capital, que le fue impuesta por un consejo de guerra en Valencia, a Vicente Ródenas, condenado por el delito de robo con homicidio", escribe Peñafiel en su libro.

Esa criatura le salvó la vida a Vicente Ródenas. Tenía por aquel entonces 23 años, aunque no salió de la cárcel hasta el 12 de octubre de 1984 (Día de la Hispanidad), ya que a Vicente le perdonaron la sentencia a muerte, pero no los años de cárcel a los que fue condenado. Ahora, cada vez que el príncipe Felipe cumple años, él también lo celebra.

Corría el 30 de enero de 1968. El soldado Vicente Ródenas esperaba en la cárcel de Valencia su ejecución. Se le conduciría ante un pelotón de fusilamiento, como dictaba la sentencia del 17 de enero de 1968 del consejo de guerra al que fue sometido. Tuvo suerte, el fusilamiento era un beneficio que estaba reservado para los militares; si hubiera sido un civil su vida hubiera terminado en el garrote vil. Esa noche, en la oscuridad de su celda, escuchó cómo las autoridades de la antigua prisión Modelo de Valencia se encaminaron hacia él.

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