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Así se fraguó la amistad entre Fabiola de Bélgica y el coro rociero de Vilvoorde
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MUERE FABIOLA DE BÉLGICA

Así se fraguó la amistad entre Fabiola de Bélgica y el coro rociero de Vilvoorde

Las castañuelas y una pandereta llenaron este viernes la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas durante el funeral de la reina española de los belgas

Las castañuelas y una pandereta llenaron este viernes la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas durante el funeral de la reina española de los belgas. Faltaron las guitarras porque la organización del pequeño concierto flamenco se llevó a cabo a toda prisa hace apenas unos días, tras el fallecimiento de Fabiola de Mora y Aragón, esposa del rey Balduino. “Nos llamaron de palacio la semana pasada para pedirnos si podíamos actuar en el funeral, lo había solicitado ella misma en sus últimas voluntades”, explica Roberto Morlesín, miembro del coro rociero de Vilvoorde, en declaraciones a Vanitatis.

La premura para organizar todo y que al final fuera un funeral de Estado en día laborable ha impedido la presencia completa del conjunto musical de cordobeses. La reina Fabiola habría preferido no tener una ceremonia tan institucional ni un velatorio de varios días en el Palacio Real para que los belgas pudiesen mostrar su respeto y cariño. Pero, sin duda, sí la calidez musical del funeral que trajo un rayo andaluz a la fría y ventosa mañana bruselense.

Una pequeña orquesta filarmónica de violines, chelos, instrumentos de viento y hasta un arpa interpretaron piezas musicales de Bach o de Jacques Brel, ya que el rey Balduino era un gran admirador del artista belga; el cantante Will Tura también ha subido a un pequeño escenario al lado del altar y, como colofón a una ceremonia con presencia de todas las familias reales europeas menos la británica, ha sonado la Salve Rociera, “el himno de la Virgen del Rocío, porque Fabiola lo dejó en sus memorias y también de palabra, parece ser”, confirma María Luisa Camino, una de las integrantes del coro.

Fabiola era una apasionada del flamenco y sus gustos los compartiría también parte de la familia real belga. La hija mayor de la reina Matilde habría heredado la afición por la música española de su tía abuela. Incluso la actual soberana, Matilde, habría estado en alguna misa-concierto en el Palacio de Stuyvenberg, porque el coro rociero de Vilvoorde no es la primera vez que actúa ante la familia real belga. El primero de esos recitales, según ha podido saber Vanitatis, se produjo en las navidades del 2002 al 2003 y a ese le sucedieron varios conciertos 'de cámara'.

Historia de una amistad

Una joven fotógrafa española puso en contacto a la reina con un grupo de cordobeses que cada 24 de diciembre organizan una misa coral en Vilvoorde. La localidad, al norte de Bruselas, es “de andaluces, aquí había miles procedentes del mismo pueblo”, recuerda Morlesín. De Peñaroya-Pueblo Nuevo, hermanado con el belga. A mediados de diciembre de 2002, “me llamó una señora hablando en castellano,pero con un gran acento francés”, relata María Luisa, “para saber si esas navidades celebraríamos nuestro tradicional concierto”.

Ella, que llegó apenas con ocho años a Bélgica, hija de inmigrantes, explica que consiguió a un cura español de Bruselas porque el suyo estaba enfermo. María Luisa también recuerda cómo la llamaron varias veces con insistencia para confirmar si la misa coral se celebraría. Y cuando llegó la actuación de Nochebuena... “Fabiola entró por un lateral, acompañada de los príncipes Felipe y Matilde (los actuales reyes de Bélgica) y tras el Canto de la Paz vino a saludarlos. Al acabar el concierto, los príncipes querían marcharse, pero ella quiso quedarse un poco más”, afirma María Luisa. ¡Y hasta se sacó una foto con todo el coro sentada en un cajón flamenco! Una fotografía que el propio coro ha facilitado a Vanitatis.

La visita se reprodujo en 2004, pero ya antes la relación musical había fraguado una amistad que deja incluso una relación epistolar en navidades y los aniversarios de Fabiola. Roberto Morlesín cuenta que en octubre de 2003 “también nos invitaron a cantar enuna misa privada por los diez años del fallecimiento del rey Balduino en la cripta de Laeken, con miembros de la familia española de Fabiola, pero no estaban los reyes actuales”. María Luisa recuerda que “luego fuimos a su palacio (el Castillo de Stuyvenberg), donde ella tocó el piano y yo las castañuelas”.

El último encuentro musical entre el coro rociero de Vilvoorde y la Reina Fabiola se produjo el día de Reyes de 2012. “Fuimos a su Palacio a cantarle porque ese año nuestro concierto de Nochebuena fue en una basílica pequeña y ella ya no pudo acudir por motivos de salud”. El jefe de la casa del rey de Bélgica realizaba estas gestiones. Un protocolo sensible a los orígenes españoles de Fabiola que, este viernes, incluso ha facilitado que su sobrina, de luto, subiera al pequeño escenario de la catedral para tocar las castañuelas junto a María Luisa y sus amigos andaluces.

Las castañuelas y una pandereta llenaron este viernes la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas durante el funeral de la reina española de los belgas. Faltaron las guitarras porque la organización del pequeño concierto flamenco se llevó a cabo a toda prisa hace apenas unos días, tras el fallecimiento de Fabiola de Mora y Aragón, esposa del rey Balduino. “Nos llamaron de palacio la semana pasada para pedirnos si podíamos actuar en el funeral, lo había solicitado ella misma en sus últimas voluntades”, explica Roberto Morlesín, miembro del coro rociero de Vilvoorde, en declaraciones a Vanitatis.

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