La pregunta más incómoda para Victoria de Suecia: ¿Ha pensado en su antepasado nazi?

Vacilante, desconcertada, sorprendida. Así se quedó Victoria de Suecia cuando un periodista de la televisión pública sueca preguntó a su heredera sobre el pasado nazi de su familia. El contexto no podía ser más inapropiado:era el 70 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, pero el reportero no quiso dejar pasar la ocasión.

“¿Se ha parado a pensar la princesa heredera en su historia familiar? Antepasados suyos fueron simpatizantes de los nazis”, preguntó el informador, y la cuestión cayó como un jarro de agua helada, más helada incluso que la nieve que pisaban en aquel paraje alemán.

La pregunta del intrépido periodista y el debate sobre si fue o no acertada enseguida se ha trasladado a las redes sociales. En ellas los internautas se posicionan al lado de su heredera y han tachado las palabras del reportero de “provocativas y fuera de lugar”. No han sido los únicos. La casa real de Suecia también se ha pronunciado y ha cuestionado las verdaderas intenciones de una televisión pública como Sveriges Television a la hora de preguntar a la princesa por su abuelo.

La reina Silvia barriendo una esvástica bajo la alfombra

Aunque para lossoberanos suecos la polémica sobre el oscuro pasado del padre de la reina Silvia está digerida, cualquier comentario al respecto sigue empañando una imagen que no termina de brillar. Lo más doloroso llegó en 2012 con un fotomontaje de la artista Elisabeth Ohlson Wallin publicado por la revista socialdemócrata Tiden. En élse mostraba a la reina Silvia barriendo bajo la alfombra una esvástica nazi en una cena de palacio. En la misma imagen también se aludía a otros escándalos amatorios del rey Carlos Gustavo, pero lo del pasado nazi del padre de su majestadfue lo que más enturbió por aquel entonces su imagen como reyes.

Según ha publicado la prensa sueca, Walther Sommerlath, padre de la reina Silvia, fue miembro del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán –partido nazi– y el director de una empresa confiscada a un rico judío berlinés.

La familia real sueca y, en concretola reina Silvia, nunca hannegado las acusaciones, pero sí se han defendido de ellas asegurando que “su progenitor nunca había sido soldado ni activo políticamente y que en aquellos momentos era muy difícil ir contra corriente”.

Unas declaraciones reforzadas por un comunicado de la casa real que quiso trasladar a sus súbditos que la reina se enteró de la pertenencia de su padre al partido de Hitler cuando era adulta y que cuando lo supo no tuvo posibilidad de discutirlo con él.