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Máxima de Holanda se corona reina (también) en Dinamarca
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Máxima de Holanda se corona reina (también) en Dinamarca

La noche de este martes, el palacio de Amalienborg de Copenhague fue testigo del que seguro será uno de los grandes duelos estilísticos del año en el mundo de la realeza

La noche de este martes, el palacio de Amalienborg de Copenhague fue testigo del que seguro será uno de los grandes duelos estilísticos del año en el mundo de la realeza. Por una parte, Máxima de Holanda, como casi siempre soberbia, elegía el mismo vestido azul Klein del diseñador holandés Jan Taminiau que la vio convertirse en reina aquel 30 de abril, aunque esta vez lo llevaba sin la majestuosa capa. Por otro lado, cuatro damas danesas –la reina Margarita y las princesas Mary, Marie y Benedicta– pretendían ganar con sus mejores galas a la argentina y su indiscutible poderío, pero no les salió nada bien la jugada ante la apuesta de Máxima.

Finalmente, y tal como se preveía, fue la holandesa quien dejó KO al resto de mujeres, incluso a Helle Thorning-Schmitd, la rubia y guapa primera ministra de Dinamarca que puso celosa a la mismísima Michelle Obama, tras su coqueteocon el presidente en el funeral por Nelson Mandela. Y es que no hay nada que hacer contra 'el huracán Máxima' y más si lleva el vestido por el que el mundo entero la admira. Ya puede lucir una un impecable vestido blanco como la heredera danesa, el mismo que ya llevó en el banquete de inicio de año,u otro de estilo romántico en azul como la princesa Marie, la argentina siempre da el doble.

placeholder Máxima con el príncipe Enrique de Dinamarca (Gtres)

En la elección de joyas también Máxima fue la vencedora. No sabemos si es cuestión de gustos o que una casa real cuenta con mejores alhajas que la otra, lo que sí es verdad es que la holandesa supo sacarle partido al joyero real como ya hizo el día de la investidura de su marido, pues llevaba el mismo parure de zafiros de aquel histórico día. Se trata de un conjunto de joyas formado por una tiara de zafiros y diamantes de la joyería Melleiro, regalo que le hizo el Rey Guillermo III a su hija Guillermina, la bisabuela de Guillermo Alejandro, y unos pendientes y pulsera a juego.

La soberana de Dinamarca eligió la tiara Orange-Nassau, haciéndoles un guiño a sus invitados pues perteneció a la princesa Luisa de Prusia, una antepasada de Guillermo Alejandro. Su hermana, la princesa Benedicta se decantaba por la tiara Fringe, una joya que proviene de la abuela de su marido, Madeleine de Löwenstein-Wertheim-Freudenborg. Las dos nueras de la reina Margarita II lucían sus respectivas tiaras nupciales. Mary llevaba además unos pendientes de diamantes y aguamarinas muy parecidos a unos que tiene Doña Letizia de la firma Yanes.

La noche de este martes, el palacio de Amalienborg de Copenhague fue testigo del que seguro será uno de los grandes duelos estilísticos del año en el mundo de la realeza. Por una parte, Máxima de Holanda, como casi siempre soberbia, elegía el mismo vestido azul Klein del diseñador holandés Jan Taminiau que la vio convertirse en reina aquel 30 de abril, aunque esta vez lo llevaba sin la majestuosa capa. Por otro lado, cuatro damas danesas –la reina Margarita y las princesas Mary, Marie y Benedicta– pretendían ganar con sus mejores galas a la argentina y su indiscutible poderío, pero no les salió nada bien la jugada ante la apuesta de Máxima.

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