Kardam de Bulgaria, el príncipe ausente
Más de seis años han pasado desde que un accidente de tráfico hiciera que el primogénito del rey Simeón perdiera toda relación con el mundo real. Aun así, su mujer y sus hijos no salían de casa sin abrazarle ni besarle
Este martes fallecía Kardam de Bulgariaa los 52 años de edad en el Hospital Sanchinarro de Madrid. "Una infección pulmonar relacionada ala parálisis que sufría desde hace años, después del grave accidente de tráfico que tuvo en 2008 y del que no pudo recuperarse", explicaba su padre, Simeón de Bulgaria.
Hace tres años, el 2 de diciembre de 2012, Kardam de Bulgaria cumplía 50 años y su mujer, Miriam Ungría, le organizó una fiesta de puertas abiertas para que todos los amigos que quisieran pasaran por el domicilio de Puerta de Hierro a felicitarle.
Sus hijos habían decorado la casa con guirnaldas y globos de colores y en el comedor se habían dispuesto aperitivos y bebidas que iban reponiendo según se iban consumiendo. Aquel domingo de diciembre no faltó la infanta Elena, que apreciaba a su “primo” Kardam y admiraba la valentía de Miriam por no perder nunca públicamente la sonrisa. Otra cosa era en privado, pero el día del cumpleaños de Kardam las penas las guardó en un cajón. “En mi casa no puede haber una tristeza continua”, decía. Y efectivamente los que participaron en la fiesta lo confirmarían después. Incluso se llegó a comentar que a Kardam le brillaban los ojos, aunque eso, según todos los informes médicos, era imposible.
El heredero de Simeón de Bulgaria perdió el 15 de agosto de 2008 toda relación con el mundo real. Su actividad cerebral era nula, pero eso no importaba para que la vida diaria en el domicilio de los príncipes de Tirnovo fuera parecida a la de cualquier familia con una persona dependiente. En este caso la dependencia era absoluta, aunque contaba con personal especializado que atendía a Kardam, al que su mujer nunca se refería como un enfermo.
El cumpleaños fue la muestra de esa normalidad. Un estado al que no tuvieron más remedio que amoldarse. O eso, o desesperarse ante la crueldad del destino que casi se lleva por delante al matrimonio SajoniaUngría. Si Kardam nunca se recuperó, Miriam tuvo que pasar varias veces por el quirófano.
Unos meses antes de la fiesta, Miriam había pedido a conocidos, amigos y familiares que le hicieran llegar fotos, vídeos o cualquier imagen que estuviera relacionada con la vida de su marido. Valdría una fecha determinada, un acontecimiento feliz o un encuentro divertido con dedicatoria para hacer un gran álbum de su vida. Todos cumplieron y la historia vital de Kardam la dibujaron aquel día todos aquellos que habían formado parte de su existencia. Además de ese recordatorio gráfico, en uno de los salones había un monitor donde se proyectaban imágenes de Kardam en todo su esplendor.
Cinco décadas de aniversario de las que cuatro años ya no contaban. El homenajeado vivía en un mundo donde no faltaba el afecto, los abrazos y los besos, aunque nadie supiera –ni la ciencia– si servían para algo. Seguramente sí, y por eso su mujer y los hijos nunca se iban a la cama ni salían de casa sin despedirse de su padre.
Kardam vivió ese cumpleaños con la misma organización y el mismo cariño que hubiera tenido si ese 15 de agosto de 2008 la tragedia no hubiera entrado en sus vidas. Esa tarde el matrimonio regresaba de su finca de Riaza. Esa semana volvían a España los hijos, que habían pasado parte del verano en un campamento en el extranjero, y la intención de los príncipes de Tirnovo era disfrutar juntos del resto de las vacaciones.
Aquella tarde, en el libro de vida de un economista brillante y un heredero a la Corona de un país que no reconoce la monarquía hubo un punto y aparte. Este 7 de abril, un punto final.
Este martes fallecía Kardam de Bulgariaa los 52 años de edad en el Hospital Sanchinarro de Madrid. "Una infección pulmonar relacionada ala parálisis que sufría desde hace años, después del grave accidente de tráfico que tuvo en 2008 y del que no pudo recuperarse", explicaba su padre, Simeón de Bulgaria.