Un despacho de 100 metros con vistas a la plaza de Oriente para el Rey Don Juan Carlos
Cuando el monarca emérito dejó la jefatura del Estado, abandonó su despacho en Zarzuela y trasladó sus dependencias personales al Palacio Real. 'Vanitatis' cuenta en primicia los detalles de la estancia
Uno de los cambios que tuvo que asumir el Rey Juan Carlos cuando abdicó fue el radical giro en suvida tanto en lo personal como en lo laboral. De ser jefe de Estado ha pasado a la retaguardia, como en su día hicieron los monarcas Beatriz de Holanda o Alberto de Bélgica. Don Juan Carlos dejó paso a su hijo y, como quería mostrar que no había tutela, abandonó su despacho del palacio de la Zarzuela y se buscó otra ubicación que tuviera empaque y fuera representativa.
El Palacio Real, donde vivieron sus antepasados y de donde salió Alfonso XIII cuando se proclamó la Segunda República el 14 de abril de 1931, fue el lugar elegido por el Rey emérito para seguir despachando sin interferir en el trabajo de Felipe VI.
Don Juan Carlos disfruta allí de un despacho de 100 metros cuadrados con ventanales a la plaza de Oriente, donde se encuentra el Teatro Real. La habitación, que en su momento sirvió como despacho del jefe de la Casa Militar –eso sí, con una decoración mucho más austera– es luminosa y está decorada con mobiliario de Patrimonio Nacional para mantener la esencia inicial.
El despacho lo preside una mesa de trabajo muy parecida a la que utilizaba en Zarzuela y que ha heredado su hijo. Las paredes están enteladas en seda de color ocre, y hay butacas y sillones en los mismos tonos. Algunos de ellos han sido restaurados y otros son de nueva adquisición. Además, diversas obras de arte recuperadas de otras estancias adornan el nuevo despacho real. También goza de una zona más moderna y reservada. Las personas que lo han visitado comentan que una de las cosas que más llama la atención del despacho de Don Juan Carlos en el Palacio Real es la “luminosidad”.
Los retratos del despacho
Otras de las cosas que destacan algunas de las personas que han tenido acceso al despacho son las fotos que se pueden ver a simple vista, sin necesidad de demostrar demasiada curiosidad. Retratos de Alfonso XIII, del conde de Barcelona, de su hijo Felipe VI y otra muy representativa, la de Don Juan Carlos cuando todavía era jefe de Estado con el entonces Príncipe de Asturias y la Infanta Leonor, la imagen del pasado, presente y futuro de la institución monárquica.
El espacio dedicado al nuevo mundo laboral de Don Juan Carlos consta además de dos dependencias anexas. En una de ellas se encuentra una gran mesa de caoba de apariencia parecida a la de las reuniones de ministros en el complejo de Moncloa. Esta zona está reservada para los encuentros con fundaciones y corporaciones de origen diverso. A finales de marzo se reunieronen ese lugar Jaime Urquijo, Ricardo y Alfonso Codorniú, Fernando de Asúa y Jorge Palleja, que formanparte del patronato del Fondo de Protección de la Naturalezadel que Don Juan Carlos es presidente de honor.
Además de sus encuentros ligados a su actual papel, el Rey emérito recibe en este lugar a sus amigos y conocidos de confianza. Por ahora Don Felipe y sus nietos no han tenido ocasión de hacerle la visita.
Uno de los cambios que tuvo que asumir el Rey Juan Carlos cuando abdicó fue el radical giro en suvida tanto en lo personal como en lo laboral. De ser jefe de Estado ha pasado a la retaguardia, como en su día hicieron los monarcas Beatriz de Holanda o Alberto de Bélgica. Don Juan Carlos dejó paso a su hijo y, como quería mostrar que no había tutela, abandonó su despacho del palacio de la Zarzuela y se buscó otra ubicación que tuviera empaque y fuera representativa.