Windsor Confidencial: ¿quién es el padre de uno de los hijos de Ana de Inglaterra?
Bajo el título 'Ana, la princesa ardiente. Sus días de juventud', próximamente se rodará una película basada en sus escándalos amorosos
Un astuto guionista ha visto en la vida de Ana de Inglaterra, hermana del príncipe Carlos, el argumento perfecto para su próximo trabajo. Bajo el título 'Ana, la princesa ardiente. Sus días de juventud', próximamente se rodará una película basada en sus escándalos amorosos. El film descubre que bajo esa imagen regia que proyecta la princesa en la actualidad con su cabello perfectamente enlacado y su vestimenta clásica se esconde un corazón lleno de aventuras amorosas. La vida sentimental de Ana de Inglaterra da para una apasionante y descarada película que, además de recordar a los ingleses quiénes fueron las conquistas de esta princesa, también descubrirá algunos aspectos de su vida muy sorprendentes. Por ejemplo, el episodio que cuestiona la paternidad de su hija Zara Philips seguro que da que hablar en más de un diario sensacionalista.
Hay que remontarse al año 1981 para describir qué pasó con el segundo embarazo de Ana. Ella se había casado con el capitán Mark Philips en 1973 y ocho años después el amor entre ellos se había acabado. Cuentan que nada más dar a luz la primera llamada que hizo Ana no fue a Mark, sino a Peter Cross, un miembro de su escolta personal con el que se había relacionado a la princesa. “Ya he tenido a mi bebé. Es una niña y las dos estamos bien”, se comenta que le dijo Ana al escolta. Curiosamente, este capitán fue cesado por Scotland Yard sin ninguna explicación y esto avivó aún más los rumores de infidelidad.
Pero Peter Cross solo era uno más de la lista de hombres que habían calado en el corazón de Ana. Su primera pareja reconocida fue Gerald Ward, un oficial de caballería educado en Eton con el que tuvo un romance cuando solo era una adolescente. Tras él, Ana se enamoró de Richard Meade, un campeón olímipico cuyo hijo, James, es actualmente el mejor amigo del príncipe Guillermo.
Sin embargo, el amor de su vida llegaría a los 19 años: Andrew Parker Bowles. Él salía por entonces con Camilla Shand, actual pareja de Carlos de Inglaterra, pero eso no impidió que entre él y la hija de la reina Isabel saltaran chispas. “Andrew no pudo resistirse a un desafío como el de Ana. No hay nada tan afrodisíaco como optar a algo inalcanzable”, explicaba un amigo de Parker Bowles. Finalmente su amor prohibido no pudo ser y en 1973 Andrew se casaba con Camilla, y ella, rota de dolor por ese enlace, hacía lo propio con Mark Philips. Las paradojas de la vida hicieron que años después Camilla se enamorara de Carlos de Inglaterra, casado entonces con Diana de Gales y hermano de la que había sido amante de su esposo.
Por su parte, en 1992 Ana se separó de Mark y casi inmediatamente después de la ruptura (solo pasaron ocho meses) se casó con Timothy Laurence. Aquel matrimonio tampoco estuvo exento de polémica porque son muchas las voces que mantienen que Ana no ha olvidado a su verdadero amor, Andrew Parker Bowles. Él se volvió a casar tras divorciarse de Camilla, pero al morir de cáncer su mujer en 2010, cuentan que Andrew volvió a verse con Ana, la princesa a la que nunca olvidó.
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Un astuto guionista ha visto en la vida de Ana de Inglaterra, hermana del príncipe Carlos, el argumento perfecto para su próximo trabajo. Bajo el título 'Ana, la princesa ardiente. Sus días de juventud', próximamente se rodará una película basada en sus escándalos amorosos. El film descubre que bajo esa imagen regia que proyecta la princesa en la actualidad con su cabello perfectamente enlacado y su vestimenta clásica se esconde un corazón lleno de aventuras amorosas. La vida sentimental de Ana de Inglaterra da para una apasionante y descarada película que, además de recordar a los ingleses quiénes fueron las conquistas de esta princesa, también descubrirá algunos aspectos de su vida muy sorprendentes. Por ejemplo, el episodio que cuestiona la paternidad de su hija Zara Philips seguro que da que hablar en más de un diario sensacionalista.