Lágrimas y acercamientos: así ha sido último adiós a Don Leandro de Borbón

Este domingo, Don Leandro de Borbón recibía sagrada sepultura en el cementerio de La Almudena. El hijo bastardo de Alfonso XIII, nombre con el que se autobautizó él mismo en uno de sus libros, murió el pasado viernes a los 87 años después de pasar unos meses complicados de salud. En su entierro estuvieron presentes su viuda, María de la Concepción de Mora, y sus seis hijos: Cristina, Alfonso, Eduardo, Mercedes, Leandro y Blanca. Esta última se mostró especialmente destrozada y pudo verse como compartía su dolor con la segunda esposa de su padre con quien se había dicho que no guardaba muy buena relación.

Los restos de Don Leandro descansan desde hoy en el cementerio de La Almudena. Aunque su deseo y el de sus hijos hubiera sido ser enterrado en el panteón de los infantes de San Lorenzo de El Escorial como la mayoría de hijos de reyes, al final no fue así y Don Leandro tuvo un entierro sin ningún tipo de pompa real. Lo único que lo relacionaba con la Casa Real eran dos coronas de flores depositadas sobre su ataúd y enviadas por Don Felipe y Doña Letizia y los Reyes eméritos.

Un título que no pudo ser

Las diferencias en cómo la Casa Real ha tratado las muertes de Don Carlos de Borbón Dos Sicilias y Don Leandro son abismales. Mientras que Don Carlos, quien es primo materno del Rey emérito, tuvo en funeral de Estado al que asistieron los cuatro Reyes y fue enterrado en San Lorenzo de El Escorial, Don Leandro, hijo de Alfonso XIII, ha tenido una discreta despedida en el cementerio de La Almudena sin ninguna presencia real.

Cierto es que Don Carlos tenía el título de infante desde que en 1994 se lo concedió Don Juan Carlos. Leandro, en cambio, ha muerto sin llevar esa dignidad, y eso que luchó con uñas y dientes por ella. En España se estipula que todo hijo de Reyes debe llevar el título de infante de España. El tío de Juan Carlos, al nacer de manera ilegítima, no recibió esa dignidad. Sin embargo, él y su familia consideran que al reconocerse que era vástago de Alfonso XII, el Rey emérito debería habérselo concedido. Ahora ya es demasiado tarde, pero Leandro pasará a la historia como el primer bastardo (y de momento único) reconocido jurídicamente de la historia de la monarquía española.

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