Alba Carrillo, Cristiano Ronaldo, Froilán, Rufián...: 9 famosos 'amodiosos'
Una campaña navideña recupera y actualiza un término que ya conocíamos. Conjugamos el verbo 'amodiar' con estos personajes que adoramos y aborrecemos al mismo tiempo.
“Amodio” es la palabra de moda. La culpa la tiene la campaña de Navidad de una compañía de alimentación que cada año nos recuerda, en formato anuncio, que 'Spain is diferent', que nuestro país tiene una idiosincrasia única e irrepetible que nos distingue del resto del planeta. Tópicos reunidos en tres minutos y medio que este año tiene a Isabel Coixet como directora, a Carmen Maura como narradora y a esa forma de sentir tan española que lo mismo “te como a besos" que "te tiro de los pelos”. Y de fondo, Rocío Jurado.
Decía una canción (no de Rocío, sino de Julio Jaramillo): “Te odio y te quiero, porque a ti te debo mis horas amargas, mis horas de miel; por eso te odio, por eso te quiero, con todas las fuerzas de mi corazón”. Hemos encontrado nueve famosos que cumplen con esta premisa, que sacan lo mejor y lo peor de nosotros mismos, que provocan en nuestro ser pasiones encontradas. Nueve personajes que “amodioamos”.
Alba Carrillo
Es verla y nos sube la fiebre. Es escucharla y se nos saltan los pulsos. Es asistir a una de esas comparecencias de Telecinco y se nos revuelve algo por dentro. Y sin embargo no podemos dejar de sucumbir a sus encantos: Alba Carrillo nos tiene embelesados porque tiene ese puntito de desquiciada (sentenciado por Jorge Javier y admitido por ella) que nos encandila. Porque es un animal televisivo capaz de lo peor (tirón de pelos incluido) y de lo mejor (abrazos de reconciliación). Es visceral, es llorona y es faltona, pero también es candidez, carácter y una mujer luchadora madre coraje. Y ya cuando se junta con su madre, canela fina.
Cristiano Ronaldo
Probablemente el mejor jugador del mundo (con permiso de Messi y su ejército de fans) y posiblemente el más soberbio de todos. Si fuera un pecado capital sería ese, y posiblemente la avaricia. Nada es suficiente para él, siempre quiere más, y nadie es más exigente con CR7 que él mismo. Pero esa genialidad y esfuerzo sobre el terreno de juego se convierte en arrogancia cuando abre la boca: saberse bueno le hace parecer 'sobrado' en muchas ocasiones y eso se percibe desde nuestro ángulo como mortales. Su maestría con el balón nos seduce pero su actitud altanera nos enfurece; su potencial como padrazo nos enternece pero sus problemas con el fisco nos enfurecen, pero su capacidad para llenar el país de niños que ayudarán a pagar nuestras pensiones nos pone alegres.
Felipe Juan Froilán
Tenemos especial predilección por este 'alfil' del tablero monárquico que se mueve como un 'caballo' (a saltos y de forma brusca y caprichosa) y tiene porte de rey (de hecho guarda con su abuelo parecidos razonables como esa querencia por el género femenino). Froilán tiene ese puntito macarra que nos pone, aunque a veces se ponga faltón (“tú cállate, puto chino”). Le va el canalleo y 'darse el lote' bajo las farolas (que mola mucho esa pasión canalla), pero le gusta marcarse peinetas con la prensa. Y esa pasión por los toros… Pero, ¿cómo no vamos a “amodiar” a un Borbón que quiso salir en 'Aida', intentó vender un Rolex falso y se pegó un tiro en el pie con 13 años?
Soy una pringada
Amamos a Estibaliz por su desfachatez, por su maquillaje excesivo, porque dice verdades como puños, porque tiene un ritmo en la dicción entre la pereza y la dejadez que nos divierte. La adoramos porque no solo no reniega de su físico sino que ha sabido sacarle rédito, porque tira dardos envenenados sin censura, porque sus comentario son hirientes pero divertidos, y a veces incluso ingeniosos aunque políticamente incorrectos. Y la odiamos por todo lo anterior.
Chenoa
Sale en chándal rota de amor y nos solidarizamos con ella. Se sube a un escenario y se pone chula y le tiraríamos del pelo. Saca el arte y se lanza a hacer cucamonas en 'Tu cara me suena' y nos divierte y nos arranca una sonrisa. Se pone chunga con la prensa y decimos “¿pero esta de qué va?”. Se desnuda por dentro y por fuera y aplaudimos su valentía, pero te mira con esa cara de 'estoy por encima de ti' y te enfurece. Le hacen la cobra y no sabes si pensar 'pobrecita' o 'tú te lo has buscado”. Un lío.
Bustamante
No es fácil ser Bustamante. Ni siquiera para él mismo. Y por eso nos produce ternura este chaval que de la noche a la mañana pasó de hacer mortero para fijar ladrillos a llenar estadios de fútbol. De entrarle a las chavalas en las verbenas del pueblo, a ir del brazo de la influencer del momento. De estar felizmente casado y con niña, a ser un 'divorciado sin papeles' que deja de seguir a su ex en Instagram para poder seguir su camino. No es fácil y por eso nos solidarizamos con él. Pero cuando saca su lado 'fiera', se pone reflexivo o se lanza a cantar baladones, nos llevan los demonios y preferimos mandar nuestros pensamientos con cualquier otro David, David Gandy, por ejemplo.
Mercedes Milá
Hay tantas cosas que agradecer a este monstruo de la televisión que necesitaríamos demasiados párrafos: probablemente una de las periodistas más brillantes, seguramente uno de los animales televisivos más rotundos, y posiblemente una de las pocas personas que puede aguantar estoicamente ataques frontales y desnudos parciales. Solo por la mítica pataleta de Umbral y su mágico “yo he venido a hablar de mi libro” ya merece todo nuestro amor. Aunque esa personalidad arrolladora, esa actitud un poco chulesca, ese discurso “cuando tú vas, yo vengo de allí, chavalín” y muchos de los estilismos (disfraces) que paseó en su etapa 'Gran Hermano' hace que nuestra admiración por Mercedes Milá se torne, en ocasiones, en disgusto.
Letizia
España se divide en Letizistas y antiLetis: los que adoran a nuestra reina la ven como una magnífica representante, no solo de la corona, sino de nuestro país. Una mujer que puede acompañar a su marido, el rey Felipe VI, pero que también puede representar a España ella sola. Sofisticada pero 'casual', se mueve con soltura entre palacios reales y café de barrios populares. Para los que tienen un sentimiento más negativo que positivo (sin llegar al grado Jaime Peñafiel), Letizia es todo lo contrario: con un puntito soberbio, algo mandona, y por encima del bien y del mal.
Gabriel Rufián
“Persona sin honor, perversa, despreciable”. Es como define la RAE la palabra que sirve de apellido a este político catalán que donde va la monta gorda. Aunque en este caso, creemos que la Real Academia de la Lengua se excede. Sin embargo no podemos evitar sentir un 'amodio' de intensidad moderada alta por este integrante de Esquerra Republicana de Catalunya que dice algunas verdades inmensas y las mezcla con un discurso populista que a veces raya la travesura escolar. De hecho la expresión “Rufián la lía” es uno de los más empleados en noticias que hablan sobre sus intervenciones.
“Amodio” es la palabra de moda. La culpa la tiene la campaña de Navidad de una compañía de alimentación que cada año nos recuerda, en formato anuncio, que 'Spain is diferent', que nuestro país tiene una idiosincrasia única e irrepetible que nos distingue del resto del planeta. Tópicos reunidos en tres minutos y medio que este año tiene a Isabel Coixet como directora, a Carmen Maura como narradora y a esa forma de sentir tan española que lo mismo “te como a besos" que "te tiro de los pelos”. Y de fondo, Rocío Jurado.