Así será el otro gran acto (olvidado) que presidirá Leonor como Princesa de Asturias

Leonor vivirá hoy uno de sus grandes días como Princesa de Asturias: su padre le entregará en su primera ceremonia solemne el ilustre título del Toisón de Oro, una tradición que se repite de generación en generación y que consolida su futuro (al menos simbólicamente) como reina de España.

Sin embargo, antes de esta ceremonia, debería haber protagonizado otra (también simbólica) en la ciudad de la que es princesa. Un acto que presidió el rey Felipe el 1 de noviembre de 1977 y que podría tener lugar en esa fecha este mismo año.

Y es que, aunque el título de Princesa de Asturias (y todas las responsabilidades y privilegios que supone) Leonor lo heredó automáticamente -sin eventos ni imposiciones de ningún tipo- nada más ser proclamado Rey su padre, lo cierto es que, como en el caso del Toisón, una tradición milenaria marca un acto de similares características: su presentación ante la sociedad asturiana en Covadonga, donde se le haría entrega nada más y nada menos que de los tributos de su título (donde reside el principal punto de discordia).

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Un princesa consagrada

El 1 de noviembre de 1977, Asturias, de acuerdo a su tradición, homenajeó al heredero al trono a los 9 años de edad. Su hija cumplirá 13 años en 2018, edad con la que su padre se estrenó en los Premios Príncipe de Asturias. Este podría ser su año.

Su cumpleaños, el 31 de octubre, un día antes del que fuera el gran día de su padre, podría ser una gran opción para que se celebre este acto, un homenaje de carácter popular compuesto por una recepción en Covadonga de las autoridades y cabildo capitular a la familia real, una visita a La Santina, una misa oficiada por el arzobispo de Oviedo en la basílica y por último una serie de actos de homenaje con la entrega de un pergamino y una venera –insignia– que la reconocerán simbólicamente como Princesa de Asturias.

Los problemas con las insignias

La ausencia de la Princesa de Asturias en los actos que a su edad ya había presidido su padre se debe a la política que desde que nació ha diseñado la Casa Real para ella. Sigue una premisa clara: hasta que no esté preparada, no participará en la agenda oficial", como, por ejemplo, en la entrega de los premios que llevan su nombre y que supusieron el arranque real de la vida institucional de Felipe VI. A los 13 años, presidió esta ceremonia y dio su primer discurso.

Esta política ha mantenido alejada a Leonor del foco público todo lo que han podido, pero esta no sería la única razón que habría provocado la no presentación de la heredera en Asturias: la polémica que existe en torno a qué insignia imponerle.

Existen tres opciones y, por el momento, parece que no se han puesto de acuerdo. Con Felipe se recuperó una tradición que se había detenido con don Juan, último Príncipe de Asturias (don Juan Carlos recibió el título de Príncipe de España). En 1977 recibió una insignia que no era la de su abuelo. Por diferentes motivos (uno, evitar la polémica con los acérrimos al régimen franquista) se le impuso una creada por artesanos asturianos para él, por lo que ahora la pequeña Leonor podría recibir cualquiera de estas dos (la que pasó de generación en generación o la creada en exclusiva para su padre).

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Para evitar polémicas, la solución que podría imperar sería la de repetir el procedimiento y encargar otra insignia nueva para ella.

Sea cual sea la insignia que elijan, esperemos que la presencia de Leonor en actos institucionales sea cada vez más frecuente como ocurre en otras cortes europeas, como la noruega, la belga o la sueca.