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Spoiler: el final feliz de las dos historias de amor prohibido de la realeza europea
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SAN VALENTÍN REAL

Spoiler: el final feliz de las dos historias de amor prohibido de la realeza europea

La realidad supera a la ficción y estas dos historias, cercanas a las familias reales de Dinamarca y Suecia, bien podrían ser el guion de una película o serie

Foto: El príncipe Bertil y la princesa Lilian, en una imagen de archivo. (CP)
El príncipe Bertil y la princesa Lilian, en una imagen de archivo. (CP)

​El mundo de la realeza está lleno de grandes historias de amor, desamor, traición y venganza, pero si nos tuviéramos que quedar con dos especialmente románticas, serían la de Bertil y Lilian de Suecia y la de Gustavo de Sayn Wittgenstein Berleburg y Carina Axelsson. Aunque ambas parejas sufrieron a causa de las reglas de la monarquía, lucharon por su amor contra viento y marea. Los primeros consiguieron casarse tras 33 años de noviazgo; los segundos no pueden hacerlo por un testamento que no acepta a Carina. Con motivo del Día de San Valentín, revive con Vanitatis estas dos historias que nos hacen creer en el amor.

​Bertil y Lilian, 33 años de amor no oficial

El príncipe Bertil, cuarto hijo del rey Gustavo VI y Margarita de Connaught y tío de Carlos Gustavo XVI de Suecia y Margarita de Dinamarca, vivió una complicada historia de amor con Lilian May Davies, una británica a la que conoció en 1943. Ella había estado casada con el actor Walter Ivan Craig, del que se acababa de divorciar. Aunque eran muchos los que no veían con muy buenos ojos aquella relación -sobre todo por ser divorciada y no tener ascendencia noble-, Bertil y Lilian empezaron un noviazgo cuyo futuro se complicó en 1947 con la muerte del hermano del príncipe, Gustavo Adolfo, quien estaba destinado a convertirse en rey.

Tras el fallecimiento y siendo Carlos XVI Gustavo menor de edad, Bertil llegó a ser considerado un importante candidato a ocupar el trono sueco cuando su padre, Gustavo VI, falleciera y hasta que su sobrino cumpliera la mayoría de edad. Viendo ante sí la posibilidad de convertirse en rey, Bertil decidió no casarse con Lilian para que esto no le perjudicara. A pesar de ello, continuaron con su noviazgo durante más de 33 años. La longevidad de su padre le impidió a Bertil ser regente, ya que cuando este murió, Carlos Gustavo ya era mayor de edad y pudo suceder a su abuelo.

placeholder El príncipe Bertil, el día de su boda con Lilian May Davies. (Cordon Press)
El príncipe Bertil, el día de su boda con Lilian May Davies. (Cordon Press)


El actual monarca aprobó la boda de su tío con Lilian, que se celebró en Drottningholm en 1976. Tras el enlace, Bertil siguió manteniendo sus derechos hereditarios y ella se convirtió en princesa consorte de Suecia. El príncipe falleció en 1997 a los 84 años. Tras su muerte, Lilian continuó participando en actos de la Casa Real y se convirtió en uno de los miembros más queridos de la familia Bernadotte, sobre todo por Magdalena y Victoria, quienes se desvivían por su tía abuela. Por ello, su fallecimiento en 2013 fue un mazazo para ellas. Magdalena quiso homenajearla un año después llamando a su primogénita Leonore Lilian Maria.

Un testamento que impide una boda real

La historia de amor del príncipe Gustavo Sayn Wittgenstein Berleburg y Carina Axelsson es, cuando menos, curiosa. Él es hijo del príncipe Ricardo, jefe de la casa Sayn Wittgenstein Berleburg, y de la princesa Benedicta, hermana de la reina Margarita de Dinamarca. Ella es una joven de origen humilde que se dedica al mundo de la literatura. Ambos llevan juntos ya más de una década, pero no pueden oficializar su amor por cuestiones ajenas a ellos.

Los motivos por los que Gustavo y Carina no pueden casarse se remontan a la Segunda Guerra Mundial. El abuelo paterno del príncipe, Gustavo Alberto, era un alto general del ejército alemán y mantenía una estrecha relación con el nazismo. Tanto es así que antes de morir dejó estipulado en su testamento que ninguno de sus herederos podría casarse con una mujer que no fuera noble y de raza aria so pena de perder su título y la jefatura de la casa Sayn Wittgenstein Berleburg. El primogénito de Gustavo Alberto, Ricardo, cumplió a rajatabla con estas normas al contraer matrimonio con una de las princesas más cotizadas de Europa: Benedicta de Dinamarca. Sin embargo, el hijo del matrimonio, Gustavo, se ha enamorado de una mujer que no tiene ninguna de estas características.

placeholder El príncipe Gustavo Sayn Wittgenstein Berleburg y Carina Axelsson, en una imagen de archivo. (Getty)
El príncipe Gustavo Sayn Wittgenstein Berleburg y Carina Axelsson, en una imagen de archivo. (Getty)

Para no perder su título, Gustavo ha renunciado a pasar por el altar con su novia y ella lo ha aceptado de buen grado. Así lo confirmó ella misma en una entrevista en la que aseguró: "Me da igual no estar casada con Gustavo. Él es el hombre de mi vida y con quien quiero estar". A pesar de que su matrimonio es (casi) imposible, Carina es una más de la familia, asistiendo a los posados veraniegos en el castillo de Grasten, junto a Federico y Mary de Dinamarca, y está prevista su asistencia a cena de gala del cumpleaños de la reina Margarita, el próximo 16 de abril.

En los grandes saraos reales, la escritora ha lucido importantes joyas de la familia, pues tiene a su plena disposición el joyero real tanto de la Corona danesa como de los Sayn Wittgenstein Berleburg. Según la tradición, si una mujer no está casada, no puede lucir las tiaras y joyas de la familia. Sin embargo, sus suegros, quienes rechazaban las cláusulas de ese testamento, intentan que ella se sienta como una más. ¿Conseguirán pasar por el altar finalmente?

placeholder Gustavo y Carina, junto a la familia real danesa en el posado veraniego de 2011. (Getty)
Gustavo y Carina, junto a la familia real danesa en el posado veraniego de 2011. (Getty)

​El mundo de la realeza está lleno de grandes historias de amor, desamor, traición y venganza, pero si nos tuviéramos que quedar con dos especialmente románticas, serían la de Bertil y Lilian de Suecia y la de Gustavo de Sayn Wittgenstein Berleburg y Carina Axelsson. Aunque ambas parejas sufrieron a causa de las reglas de la monarquía, lucharon por su amor contra viento y marea. Los primeros consiguieron casarse tras 33 años de noviazgo; los segundos no pueden hacerlo por un testamento que no acepta a Carina. Con motivo del Día de San Valentín, revive con Vanitatis estas dos historias que nos hacen creer en el amor.

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