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Por qué Carolina de Mónaco no tiene (aún) rival
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Por qué Carolina de Mónaco no tiene (aún) rival

Acaba de cumplir 61 años y nadie la ensombrece en cuanto a glamour. El duelo se bate entre los Casiraghi-Santo Domingo y los Casiraghi-Borromeo, que ambos repiten paternidad

Foto: La princesa Carolina de Mónaco y Karl Lagerfeld asistiendo al 30 aniversario del Festival de Fotografia de Moda, en Hyères. (Cordon Press)
La princesa Carolina de Mónaco y Karl Lagerfeld asistiendo al 30 aniversario del Festival de Fotografia de Moda, en Hyères. (Cordon Press)

Hay quien cuando está triste googlea el nombre de Carolina de Mónaco en busca de imágenes de la princesa para ahogar su pena en belleza. Lo dijo recientemente Ágatha Ruiz de la Prada: 'Un mal día de Carolina es un buen día para los demás". Cualquier retrato de la hija primogénita del príncipe Rainiero III y Grace Kelly funciona como antidepresivo. Una virtud que han heredado sus tres hijos mayores -Andrea, Carlota y Pierre-, beneficiarios también de su atractivo físico y del interés mediático que suscita. Los dos varones Casiraghi serán padres de nuevo en 2018.

Los dos atractivos hermanos encarnan junto a sus parejas, Tatiana Santo Domingo y Beatrice Borromeo, el perfecto estereotipo del glamour que el principado quiere seguir exportando al mundo hasta que sus primos, los mellizos del príncipe Alberto II y Charlène, tengan la edad suficiente para generar titulares por sí mismos. A la espera de ese día, el duelo se bate entre los Casiraghi-Santo Domingo y los Casiraghi-Borromeo.

placeholder Andrea Casiraghi y Tatiana Casiraghi, Charlotte Casiraghi, Pierre y Beatrice Casiraghi el año pasado. (EFE)
Andrea Casiraghi y Tatiana Casiraghi, Charlotte Casiraghi, Pierre y Beatrice Casiraghi el año pasado. (EFE)


Dicen, los pocos que lo conocen, que Andrea, el primogénito de Carolina y Stefano, es sensible, introvertido y cariñoso. Dueño de una despreocupada melena rubia, una delicada delgadez y una triste mirada azul, recuerda a los protagonistas de las románticas novelas del XIX. Es de los tres hijos de la pareja, por su forma de ser, el que más se parece a su padre, fallecido el 3 de octubre de 1990 en las aguas de Montecarlo cuando una ola provocó el vuelco del Pinot di Pinot, la embarcación en la que viajaba .

Foto: Camille, hija de Estefanía de Mónaco. (Redes)

Andrea es licenciado en Artes Visuales y Política Internacional por la American University of Paris. Tras una juventud repleta de romances en las calas de Ibiza y noches de fiesta, llegó a la vida del príncipe hippie el amor de su vida, Tatiana Santo Domingo, en 2004. Una bella neoyorquina de ascendencia multimillonaria latina. La pareja se prodiga poco en público. Las imágenes que se publican sobre ellos están casi siempre tomadas en actos oficiales.

El 31 de agosto de 2013 contrajeron matrimonio civil en el Palacio Real de Mónaco. Sus ‘súbditos’ solo pudieron acceder a ella mediante un par de fotografías oficiales. Él, engominadísimo, vestía traje azul como su padre el día de su enlace con la mayor de los Grimaldi; ella, un sencillo vestido de Missoni y una corona de flores naturales. Parecían una pareja feliz y ordinaria bajando las escaleras de cualquier complejo para bodas del mundo occidental acompañados por su mascota.

placeholder Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi el día de su boda.
Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi el día de su boda.

La ceremonia religiosa se celebró el uno de febrero del año siguiente en la nevada ciudad de Gstaad (Suiza) en la más estricta intimidad. Un par de instantáneas de pésima calidad destruyeron para siempre la imagen étnica de Tatiana​, que vestía capa de zarina de cachemir y piel de la ‘maison’ Valentino y lucía la tiara Fringe de los Grimaldi, inspirada en los tocados de las jóvenes campesinas rusas del XIX. Santo Domingo es la ciudadana más rica del principado con una fortuna que supera los 2.000 millones de euros. Carolina volvió a confiar en su amigo Karl Lagerfeld para diseñar su abrigo rosa de tweed y en las buenas manos de las costureras de la firma Chanel para confeccionarlo.

Pierre Rainier Stéfano Casiraghi, como sus otros dos hermanos, vivió en Saint-Rémy-de-Provence (Francia) desde la muerte de su padre hasta 1999, año en el que la familia se trasladó a Fontainebleau, donde residía el nuevo marido de su madre, Ernesto de Hannover. Eclipsado por el atractivo de su hermano Andrea, el príncipe Pierre pudo vivir al amparo de la sombra fraternal –incluso durante su animada época de estudiante universitario en Milán- hasta el verano de 2009 en el que se publicaron unas fotografías donde se le veía cambiándose de ropa en la cubierta de un velero.

Un principio de desnudo (que seguía la estela del frontal de su tío Alberto y el trasero de su hermano Andrea) que hizo reparar a público y prensa en que el hijo pequeño de Carolina había mudado sus suaves rasgos adolescentes y se había convertido en la encarnación del perfecto príncipe europeo. Al menos físicamente. Es el dios Apolo vestido por los sastres del Príncipe de Gales.

Foto: Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo en una imagen de archivo. (Gtres)


Pierre, que hasta entonces parecía el más introvertido de los Casiraghi-Grimaldi, lejos de protegerse de la ola de suspiros prestó su imagen para una campaña publicitaria de la firma Berluti en 2013 y posó para la versión masculina de la cabecera 'Vogue'.

Cuando se publicaron las polémicas (si es que algo es polémico en Mónaco) instantáneas, Pierre llevaba un año saliendo con Beatrice, hija del conde italiano Carlo Borromeo y la empresaria textil Paola Marzotto. Físicamente en las antípodas de la esposa de su hermano, Beatrice pertenece a una de las familias más ricas de Italia. De profesión periodista –es reconocida por su lucha incansable contra la mafia-, parece menos alérgica que sus cuñados a los compañeros de prensa y ha posado para varias cabeceras.

La suegra y los nuevos nacimientos

Su boda, de corte gitano por su duración, se celebró entre el 25 de julio en Mónaco y el uno de agosto de 2015 en las islas Borromeas. La ceremonia civil en los salones del palacio Grimaldi fue de corte privada, pero los príncipes sí tuvieron la deferencia de salir a un balcón de la fachada principal a saludar a sus ciudadanos. La novia vestía un conjunto de alta costura de Valentino y, como su cuñada Tatiana el día de su enlace civil, diadema de flores naturales; él un traje gris de doble botonadura.

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Primera imagen de la boda civil de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo. (Instagram)

Una semana después, tras una cena preboda el día anterior, se celebró la ceremonia religiosa en la isla de San Giovanni, propiedad de la familia paterna de la novia, únicamente ante los familiares de ambos. Pierre lucía un chaqué gris y ella un vestido clásico de seda de Armani Privé y velo de gasa. Las fotografías fueron distribuidas a los medios por los novios.

Tras la misa de 20 minutos, en la que solo estuvo presente la familia más cercana, se celebró una fiesta en la Roca de Angera, una majestuosa fortaleza medieval construida sobre uno de los acantilados del lago Mayor. Novios e invitados desfilaron para deleite de la prensa internacional vestidos de media etiqueta. Carolina de Mónaco, la más elegante, había confiado de nuevo su diseño a su amigo el káiser de la moda, director creativo de Chanel.

Este guiño a la prensa, sumado a las continuas entrevistas que conceden hablando de lo divino (su condición aristocrática) y lo humano (sus trabajos y obras sociales), demuestran que Beatrice y Pierre son la renovada imagen de la institución monegasca, pese a sus alejadas posibilidades de heredar a Alberto. Son las estrellas del principado para fortuna de Andrea y Tatiana.

Fruto del matrimonio de los dos nobles nació Stefano Ercole Carlo Casiraghi Borromeo. Sus cuñados habían tenido a su primer hijo, Alexandre (Sacha), meses antes de casarse en 2013, y la segunda, India Julia, vino al mundo 2015. Este 2018 ambas parejas verán ampliadas sus familias. Nuevas futuras figuras para el ajedrez mediático monegasco, si ellos lo desean. Suerte que siempre estarán a disposición del público las imágenes de Carolina para los días de nubes grises. Carolina no tiene rival.

Hay quien cuando está triste googlea el nombre de Carolina de Mónaco en busca de imágenes de la princesa para ahogar su pena en belleza. Lo dijo recientemente Ágatha Ruiz de la Prada: 'Un mal día de Carolina es un buen día para los demás". Cualquier retrato de la hija primogénita del príncipe Rainiero III y Grace Kelly funciona como antidepresivo. Una virtud que han heredado sus tres hijos mayores -Andrea, Carlota y Pierre-, beneficiarios también de su atractivo físico y del interés mediático que suscita. Los dos varones Casiraghi serán padres de nuevo en 2018.

Carolina de Mónaco Beatrice Borromeo