La prensa anglosajona se rinde al estilo de la reina Letizia
Repasamos el impacto mediático que ha tenido la presencia de la mujer de Felipe VI en su viaje de cinco días a Estados Unidos
Aunque represente a España, Letizia llegó a Estados Unidos a la romana: llegó, vio y venció. Desde el momento en el que la Reina descendió del avión en la ciudad sureña de Nueva Orleans con un vestido rojo, los plumillas del otro lado del Atlántico afilaron su épica, apuntando, como hizo la versión de 'Hello!' canadiense, que lucía “característicamente estilosa –y patriótica– a su llegada de los Estados Unidos”, gracias a una firma tan poco española como Hugo Boss.
Estaba aterrizando en la ciudad del jazz y el escenario de 'Un tranvía llamado deseo', de Tennessee Williams. Pero también el escenario trágico del huracán Katrina o la ciudad que, como bien deja constancia su calle más famosa, la calle Bourbon, tiene raíces borbónicas. Ella llegó dispuesta a no dejar escapar ningún matiz de presente, pasado y futuro en la celebración de los 300 años de la fundación de la ciudad. Como dijo Billy Nungesser, el gobernador teniente del estado de Louisiana en las páginas del 'USA Today', su presencia –y la del rey Felipe VI– “traen más atención internacional a la ciudad y le dará un gran impulso turístico”. Letizia, dispuesta a convertirse por estos días en 'la Reina del Sur', puso toda la carne en el asador para acaparar la atención de los medios no solo internacionales, sino también locales, así como en la prensa generalista estadounidense.
El encuentro más esperado
Una de las biblias del estilo conservador, 'Woman´s Wear Daily', siempre con una agenda privilegiada, habló directamente con el departamento de prensa de Hugo Boss, que les confesó su alegría porque recurriera a ellos no una sino dos veces: “La reina Letizia tiene un largo y maravilloso historial llevando Hugo Boss, algo que estamos muy felices de apoyar. Aunque no hay un contrato formal con ella, siempre estamos abiertos a que pueda vestir la firma”, fue lo que le respondieron a la revista. Y aprovecharon también para allanar el camino para el momento sin duda más esperado: cuando el 19 de junio martes Melania Trump y Letizia dejen a sus maridos en los menesteres más engorrosos y se marquen un tenis estilístico mientras toman el té.
[LEE MÁS: Letizia repite Varela, estrena zapatos y se muestra muy espontánea en Nueva Orleans]
Por eso, para preparar a sus lectoras para el duelo, empezó diciendo: “Como FLOTUS (las siglas en inglés de la primera dama de los Estados Unidos), Letizia sabe todo sobre el poder del estilo”, conectando el mismísimo Pertegaz de su boda con otras musas del diseñador tan reconocibles para el público yanqui como Jackie Kennedy y Audrey Hepburn. Incluso se puso en contacto con el equipo del fallecido diseñador para el reportaje que dedicaron a la visita por los estados sureños y que titularon señalando que Letizia traía “su estilo de alto nivel” en este viaje. Tampoco dejaron escapar que todo lo que lució no fueron siempre estrenos (mostró un Hugo Boss y un Felipe Varela que no eran estreno), pero estableciéndolo como una nueva ola de aire fresco que llega a las casas reales europeas. “Como la duquesa de Cambridge y la recién llegada duquesa de Sussex, la reina Letizia ha mostrado su pragmatismo llevando ciertas prendas más de una vez”.
Este enfoque fue mucho más elegante que el de algunos blogueros o estilistas angloparlantes en Twitter que, al verla en su Hugo Boss de print geométrico el jueves por la noche en la visita al Palacio del Cabildo y a la exposición 'Recovered memories: Spain, New Orleans and the support fo the American Revolution', exclamaron virtualmente: “No me lo puedo creer”, especialmente al ver que repetía también los stilettos de Magrit y el clutch de Ángel Schlesser. Otros hablaban de “reciclaje” cuando también reutilizó el traje blanco de Felipe Varela en el Museo de Arte de Nueva Orleans. ¿No es acaso Estados Unidos la meca de la optimización de los recursos?
[LEE MÁS: Letizia estrena en Texas un vestido sencillo, acertado y perfecto para el verano]
El viaje oficial de los Reyes de España, tras su paso por Nueva Orleans y antes de terminar en la Casa Blanca, también pasó por la ciudad texana de San Antonio, conocida por su belleza colonial de corte hispano. Fue entonces cuando el 'Daily Mail' le dedicó un amplio y elogioso reportaje, aunque siempre bajo el cuchillo sus códigos más sensacionalistas. A su llegada a Texas, alabaron su vestido sin mangas en estampado rojo y blanco (“deslumbrante”, dijeron) en contraste con el azul marino de Felipe VI y definieron a Letizia como “una de las presencias más estilosas de la realeza europea, que tiene una predilección especial por los diseños de Hugo Boss”. Eso sí, lo hicieron sumando párrafos recordando sus tragedias familiares y sus supuestos coqueteos con la cirugía estética. El medio de origen británico ya había señalado como “adorable” el de su llegada y de “impactante” el vestido rosa abotonado de Carolina Herrera, usando el juego de palabras 'pretty in pink' (en referencia no tan inocente a la película ochentera con el mismo título que en España se llamó 'La chica de rosa' y que hablaba de una mujer que tiene que elegir entre el amor y el dinero).
Fox News, el 'New York Times', el 'Washington Post' e infinidad de medios locales hicieron, de momento, una cobertura más tradicional y factual que sobre el estilo de la reina, quizá reservándose para un encuentro, el de Letizia y Melania, que, le pese a quien le pese, dará la foto más memorable del viaje. ¿O alguien se acuerda de qué pasó entre el entonces príncipe Felipe y Nicolás Sarkozy el día del famoso duelo de traseros de Letizia y Carla Bruni subiendo la escalera del palacio de la Zarzuela? Pues eso.
Aunque represente a España, Letizia llegó a Estados Unidos a la romana: llegó, vio y venció. Desde el momento en el que la Reina descendió del avión en la ciudad sureña de Nueva Orleans con un vestido rojo, los plumillas del otro lado del Atlántico afilaron su épica, apuntando, como hizo la versión de 'Hello!' canadiense, que lucía “característicamente estilosa –y patriótica– a su llegada de los Estados Unidos”, gracias a una firma tan poco española como Hugo Boss.