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Grasten, la residencia veraniega de la familia real danesa, el sueño de la reina Ingrid
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Grasten, la residencia veraniega de la familia real danesa, el sueño de la reina Ingrid

Fue un regalo de bodas a Federico e Ingrid, gesto con el que la familia real recuperaba el palacio. Ingrid era aficionada a la jardinería y se inspiró en el paisajismo inglés

Foto: La familia real en Grasten. (Getty Images)
La familia real en Grasten. (Getty Images)

Las Navidades de 2000, año en el que murió la reina Ingrid, su hija, la reina Margarita, organizó un encuentro de todos los parientes en el palacio de Grasten. Decenas de royals de diversas casas europeas se reunieron en el lugar favorito de la esposa de Federico IX. Situado al sur del país, cerca de la frontera con Alemania, Grasten no es especialmente bonito comparado con otros palacios daneses, pero el esmero con el que lo cuidó la reina fallecida lo ha convertido en un punto de visita obligada para daneses y para los visitantes del país.

Aficionada a la jardinería, la reina Ingrid convirtió los jardines de palacio en referencia. En verano, el estallido de color, con cientos de rosales, lo convierte en un bonito lugar para pasar las vacaciones estivales en familia. Princesa de Suecia por nacimiento, hija de Gustavo VI Adolfo y Margarita de Connaught, Ingrid se casó con el príncipe heredero Frederik (después rey Federico IX) en 1935 y recibieron el palacio de regalo.

placeholder El palacio de Grasten. (Kongehuset)
El palacio de Grasten. (Kongehuset)

Los jardines y parte del palacio pueden visitarse, así como la capilla, que celebra misas abiertas al público (cuando la familia real está en palacio se cierra). Con más de 80 pinturas en sus muros, este templo barroco construido en el siglo XVIII es otro punto turístico de la región sur de Jutlandia.

Una de las tradiciones del verano real es la Ringriderforening, un cabalgata y un torneo inspirados en la era medieval. En el desfile participan 300 caballos y 100 niños en bicicleta y sirve para dar la bienvenida a la familia real a Grasten. Se celebra el tercer fin de semana de julio aunque este año se canceló debido al coronavirus.

placeholder La familia heredera en la Ringriderforening. (Getty Images)
La familia heredera en la Ringriderforening. (Getty Images)

La familia juega a golf, a tenis (los príncipes Federico y Mary recibieron una pista como regalo), sale a montar a caballo... Son 6,6 kilómetros cuadrados de finca que dan bastante de sí.

A 310 kilómetros de Copenhague, el palacio de Grasten se construyó como una casita de caza a mediados de 1500. Pero en 1603 se quemó y se tuvo que construir uno nuevo, construcción que ocupaba lo que ahora supone el ala sur del actual palacio. En 1662, el propietario era el conde Frederik Ahlefeldt; él y su hijo fueron quienes decidieron edificar un palacio barroco a principios de 1700. Pero volvió a incendiarse en 1757, y solo quedaron en pie la capilla y algunos pabellones.

Tras el fuego, se construyó de nuevo en el ala sur en 1959, y en 1842 se elevó la actual construcción, que se reformó a principios del pasado siglo. La familia Augustemburgo (rama menor de la familia real danesa, también Oldenburgo) ha sido la propietaria del palacio, excepto en un paréntesis en el que el Estado lo compró, en 1920, tras la Primera Guerra Mundial, por cinco millones de coronas danesas (unos 700.000 euros).

placeholder Federico, Mary, Christian e Isabella en el interior de Grasten. (Kongehuset)
Federico, Mary, Christian e Isabella en el interior de Grasten. (Kongehuset)

Durante esos 15 años, el palacio fue residencia de políticos, policías, incluso albergó una biblioteca. Hasta el citado 1935, cuando se casaron Ingrid y Federico. La huella de la reina es palpable en todo el recinto: los jardines de Grasten albergan plantas nunca vistas antes en Dinamarca gracias a la reina, en cuyo honor se creó el Herbolario de Su Majestad la Reina Ingrid. En 1996, Brian Christensen y Philip Skou establecieron este herbolario dedicado a la monarca, lugar incluido en la Universidad de Copenhague.

De líneas sobrias y elegantes, el jardín fue creándose con inspiración inglesa, ya que la madre de Ingrid, Margarita de Connaught, era británica. La reina tomó prestadas las ideas de dos jardines en especial, el de Sofiero y el de Waldemarsudde, propiedad de la realeza sueca, de la que ella provenía. La paisajista Getrude Jekyll fue otra de sus inspiraciones. Los tres lagos del recinto fueron bautizados como sus hijas: Margarita, Benedicta y Ana María.

placeholder La familia en los jardines de Grasten. (Getty Images)
La familia en los jardines de Grasten. (Getty Images)

La reina Margarita es ahora, a sus 80 años, una de las más longevas de Europa (lleva 48 años en el trono) y parece que no tiene ganas de abdicar. Fumadora (prometió no volver a hacerlo en público y así lo ha cumplido), diseñadora de ropa, pintora, descarada y moderna, la reina Margarita sigue la tradición cada verano, cuando la familia real danesa se reúne en el palacio de Grasten. Allí, en sus maravillosos jardines, posan para la foto oficial. Será la primera desde que la reina se quedó viuda.

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[Pincha aquí para leer 'Los secretos de Balmoral, el refugio estival favorito de la reina Isabel II']

Las Navidades de 2000, año en el que murió la reina Ingrid, su hija, la reina Margarita, organizó un encuentro de todos los parientes en el palacio de Grasten. Decenas de royals de diversas casas europeas se reunieron en el lugar favorito de la esposa de Federico IX. Situado al sur del país, cerca de la frontera con Alemania, Grasten no es especialmente bonito comparado con otros palacios daneses, pero el esmero con el que lo cuidó la reina fallecida lo ha convertido en un punto de visita obligada para daneses y para los visitantes del país.

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