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El mundo náutico se rinde ante Felipe VI en Mallorca con un "¡Viva el Rey!"
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compite en la copa del rey de vela

El mundo náutico se rinde ante Felipe VI en Mallorca con un "¡Viva el Rey!"

El monarca participa este año en la regata Copa del Rey Mapfre con el Aifos, un barco cedido a la Armada durante tres años que puede convertirse en el ganador de esta 37 edición

Foto: Don Felipe, al mando de la embarcación. (EFE)
Don Felipe, al mando de la embarcación. (EFE)

La imagen del rey Felipe VI está inseparablemente unida a la regatas desde que se inició en ellas con apenas siete años. Lo hizo gracias a los cursos de vela que compartía con sus hermanas y los primos griegos en sus veranos mallorquines. Y no solo navegaba en las competiciones náuticas, sino también en las excursiones que organizaba la reina doña Sofía con hijos, sobrinos y después nietos a la isla de Cabrera. Para el rey Felipe, el mar forma parte de su vida, igual que para el resto de familia.

"Una de las cosas que más le podía gustar al ahora Rey emérito era bajar de Marivent con su hijo y compartir un café antes de echarse a la mar y después, a la vuelta, tomarse una cerveza en la terraza", cuentan en el Club Náutico miembros del personal de toda la vida que conocen al jefe del Estado desde que era un niño.

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placeholder Don Felipe en las regatas de 2018. (EFE)
Don Felipe en las regatas de 2018. (EFE)

Y precisamente este mundo de la vela es el que recibe todos los días al Rey con aplausos. Don Felipe participa este año en la regata Copa del Rey Mapfre con el Aifos, un barco cedido a la Armada durante tres años que puede convertirse (según periodistas especializados) en el ganador de esta 37 edición, considerada una de las más importantes del circuito internacional.

Los beneficios de la imagen del monarca

"La Copa del Rey tiene un impacto en la economía balear de más de ochenta millones de euros, de ahí la importancia de su visibilidad mundial", explica a Vanitatis Javier Sanz, presidente del Club Náutico y artífice, con su equipo, de que todo funcione perfectamente.

La imagen del Rey de España navegando en esta competición es un valor añadido. Y por eso agradecen su participación a través de gestos como los de los primeros días, en los que el personal y muchos regatistas aplaudieron su llegada. "Ese recibimiento no está preparado. Lo hacen porque les sale hacerlo. Ojalá también vinieran las hijas y la reina Letizia a despedirlo cuando sale a navegar en vez de ir al mercado, algo que tiene menos repercusión", aseguran a Vanitatis. En esa petición presencial de la princesa de Asturias y la infanta Sofia al lado de su padre coinciden también todas las personas que participan directa e indirectamente en estas jornadas.

Varias de las anécdotas de este apoyo ciudadano también sucedieron en alta mar. El catamarán, que sigue la regata con socios e invitados del Club Náutico, saludó a la tripulación del Aifos. Ya metido en faena, don Felipe se quitó la gorra en señal de agradecimiento.

placeholder El monarca con su tripulación. (EFE)
El monarca con su tripulación. (EFE)

Otra anécdota tiene que ver con las azafatas que trabajan en la Copa del Rey. El primer día esperaban en la entrada de las instalaciones y don Felipe las fue saludando una por una y al tiempo les decía: "Menudo recibimiento. Mejor que en Wimbledon".

El martes, deportistas invitados a la regata como el jugador de baloncesto Rudy Fernández, el piloto de Formula 1 Carlos Sainz o la campeona de natación sincronizada Ona Carbonell quisieron darle las gracias. "Siempre ha apoyado el deporte y ahora queremos ser nosotros los que le apoyemos", declaraban al unísono. En lo que todos coinciden es en lanzar un grito de "¡Viva el Rey!" cuando este regresa a puerto.

La imagen del rey Felipe VI está inseparablemente unida a la regatas desde que se inició en ellas con apenas siete años. Lo hizo gracias a los cursos de vela que compartía con sus hermanas y los primos griegos en sus veranos mallorquines. Y no solo navegaba en las competiciones náuticas, sino también en las excursiones que organizaba la reina doña Sofía con hijos, sobrinos y después nietos a la isla de Cabrera. Para el rey Felipe, el mar forma parte de su vida, igual que para el resto de familia.

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