El rey Felipe navega tranquilo, tras superar su reto más complicado del verano

Había muchos ingredientes como para pensar que las vacaciones en Marivent este año podían ser complicadas para la familia real, pero todo está saliendo a la perfección. Se podría decir que es una 'prueba superada', pues han pasado con nota los principales 'highlights' de su estancia en la isla. El primero de ellos, el posado en el Palacio de la Almudaina, donde el rey Felipe abordaba con naturalidad las preguntas relativas a la ausencia de su padre, el principal escollo, después de la gran tormenta que han generado los audios de la princesa Corinna, 'amiga entrañable' del rey Juan Carlos.

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Otra novedad fue ver a la princesa de Asturias y a su hermana, la infanta Sofía, contar que lo habían pasado fenomenal en su reciente campamento en Estados Unidos, donde habían practicado mucho deporte. Sin duda, una imagen menos encorsetada y más natural que la de otros años.

Muy lejos ha quedado la imagen de este año de Felipe y Letizia con la de 2013, cuyo posado en la Granja de Esporles, distó muchísimo de la serenidad y la tranquilidad que han rezumado este año.

Un asunto muy importante, que estaba en juego estas vacaciones, era evidenciar que ya es cosa del recuerdo el rifirrafe de las reinas Sofía y Letizia en la Misa de Pascua en Palma. Volvían a la isla, donde han escenificado una buena sintonía, yendo de compras juntas a la pescadería, y ayer nuevamente en la tradicional recepción con las autoridades y personalidades del archipiélago balear dejaron claro una vez más que no hay fricciones entre ellas.

La duquesa de Lugo, marinera de nuevo

Se vio ayer a las reinas relajadas y felices con un muy sonriente Felipe VI, a quien hoy se ha podido fotografiar en las regatas, disfrutando de un deporte que también apasiona a su progenitor y a su hermana Elena, que ha vuelto este año a la competición en la Copa del Rey, aunque en una categoría diferente.

Ayer en las inmediaciones del Palacio de la Almudaina tuvieron lugar dos manifestaciones, una a favor de la monarquía, y otra en contra, pero ninguna con tanta intensidad como para haber creado problemas de orden público o pasar, simplemente, de la categoría de lo anecdótico.

Mucho se ha hablado de que a Letizia no le gusta Mallorca, pero nadie lo diría a juzgar por la actitud que ha mostrado este año, en el que la hemos visto más natural que nunca, sonriente y expansiva. Ayer cumplía con el último compromiso de su agenda en Mallorca y hoy ha dado la gran sorpresa de acercarse hasta el Club Náutico de Palma con sus hijas, en el último día de regatas. Después de su estancia en la isla se marchará con su marido y sus hijas a un destino vacacional que no desvelarán, porque es un viaje de índole privada.

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El rey Felipe, por el contrario, tiene aún pendiente el tradicional despacho con el presidente Pedro Sánchez, que tendrá lugar este lunes, 6 de agosto. El colofón a una estancia en la isla en la que, como cada año, compagina trabajo con ocio.