La infanta Cristina vuelve al trabajo en Ginebra y se refugia en los Urdangarin
Tras comenzar sus vacaciones a finales de julio, la hermana del rey Felipe se reincorpora la próxima semana a su puesto en Ginebra. Sus hijos pequeños empiezan el 3 de septiembre
Cuando el pasado 18 de junio, Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva, su esposa la infanta Cristina, sus hijos, sus hermanos y su madre se sumieron en la aflicción de constatar que todos sus miedos se habían hecho realidad. Pero el tiempo todo lo cura y matiza y, tal y como adelantó ayer 'El Confidencial', el preso más famoso de España goza ya del segundo grado penitenciario. Además, planea apelar al reglamento penitenciario para conseguir pasar algún día de Navidad fuera de Brieva, aunque esta sería la previsión más optimista.
[Leer más: Bidart, así es el refugio de los Urdangarin el el País Vasco francés]
Se trata de una buena noticia para la familia, siempre dentro de las circunstancias. Cristina de Borbón se ha refugiado en los Urdangarin para afrontar estos duros momentos. La primera parte del verano se marchó a Estados Unidos con sus hijos para pasar algún tiempo con Cristina Urdangarin, una de las hermanas de Iñaki, instalada allí desde hace años. La cuñada de la infanta vive en las Twin Cities (St. Paul y Minneapolis) en Minnesota, a donde se desplazó la infanta con tres de sus hijos, para realizar una ruta por los grandes lagos.
La segunda parte, tras una breve parada en Brieva, la pasó como todos los años en Bidart. La localidad francesa es el destino habitual del clan Urdangarin. Allí, Claire Liebaert, su suegra, dispone de una casa donde alberga cada año a toda su prole, que en esta ocasión ha estado especialmente volcada en arropar a la infanta y a sus hijos.
En este bello pueblo de la costa vascofrancesa, Cristina de Borbón ha compartido confidencias con Ana, Mikel y Lucía Urdangarin, los cuñados con los que mantiene una relación más estrecha y con los que comparte el 'duelo' por la ausencia de Iñaki. Los fotógrafos pudieron captar a la hermana de Felipe VI dando un solitario paseo por la zona y visitando una inmobiliaria local.
La infanta se reincorporará con normalidad a su trabajo en la Fundación La Caixa y la Fundación Aga Khan después de verano, tras un periodo vacacional que empezó a finales de julio. Los hijos pequeños de la familia comienzan el colegio en Ginebra el lunes 3 de septiembre y los mayores ya empiezan sus estudios superiores. La familia permanecerá en Suiza, el lugar donde han conseguido algo de paz y han descartado, por el momento, mudarse.
De momento, residir en otro país no ha sido impedimento para que la infanta Cristina acudiera a ver a su marido con cierta frecuencia a la cárcel de Brieva, que también se ha confirmado como el destino definitivo donde cumplirá Urdangarin su condena. El condenado pasa su tiempo entre la lectura, el deporte, algunos cultivos en el patio y la práctica del deporte.
Al tener hijos, puede disfrutar de tres vis a vis al mes: uno íntimo con su pareja, otro con sus hijos y un tercero con otro tipo de familiares. De hecho, Urdangarin ya ha recibido la visita de su esposa, su madre, sus hermanos, algunos de sus hijos, su cuñada e, incluso, un sobrino.
Sin noticias de los reyes
Mientras los Urdangarin se han volcado con la infanta, no hay constancia pública de que los reyes eméritos o los reyes Felipe y Letizia hayan mostrado su apoyo personal a Cristina de Borbón en estos momentos. La infanta Elena sí ha viajado a Ginebra y ha visitado a Iñaki Urdangarin en prisión. Las hermanas también se vieron en agosto en Madrid, antes de que doña Cristina pusiera rumbo a Bidart.
Cuando el pasado 18 de junio, Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva, su esposa la infanta Cristina, sus hijos, sus hermanos y su madre se sumieron en la aflicción de constatar que todos sus miedos se habían hecho realidad. Pero el tiempo todo lo cura y matiza y, tal y como adelantó ayer 'El Confidencial', el preso más famoso de España goza ya del segundo grado penitenciario. Además, planea apelar al reglamento penitenciario para conseguir pasar algún día de Navidad fuera de Brieva, aunque esta sería la previsión más optimista.