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Simeón de Bulgaria denuncia un "segundo exilio" 75 años después de su entronización
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Simeón de Bulgaria denuncia un "segundo exilio" 75 años después de su entronización

Accedió al trono cuando apenas tenía seis años, tras la muerte de su padre, el zar Boris III. Hoy busca su encaje como diplomático en una república que le está reclamando todos sus bienes

Foto: Siméon de Bulgaria. (Getty)
Siméon de Bulgaria. (Getty)

Hace 75 años, en 1943, un niño de seis años fue coronado zar de Bulgaria. Su padre, Boris III, había muerto de forma sorpresiva tras entrevistarse con Adolf Hitler (algunos dicen que por un envenenamiento). El pequeño Simeón jamás pudo acceder al poder. Parte de su familia fue ejecutada por la revuelta comunista que tuvo lugar poco después y en 1946 se marchó al exilio. A pesar del tiempo transcurrido, hoy la prensa búlgara se llena de editoriales, artículos y reportajes que recuerdan el pasado histórico y reivindican la figura de Simeón, quien ha dado estos días una polémica entrevista en que se queja de que le están forzando "a un segundo exilio".

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La historia de amor entre el pueblo búlgaro y Simeón (que hoy tiene 81 años) ha pasado por muchas etapas. En los años 90, el soberano gozaba de cierta popularidad. Esto le llevó a presentarse a las elecciones, que ganó, convirtiéndose en el primer monarca reconvertido en primer ministro de su patria. Su liderazgo político entre 2001 y 2005 está plagado de claroscuros. Trajo la estabilidad al país, que durante su liderazgo se unió a la OTAN y a la Unión Europea, pero su participación en las luchas internas de su partido fue un golpe para quienes tenían idealizada la figura del monarca.

placeholder La princesa Irene, la reina Sofía, el rey Simeón y Margarita Gómez-Acebo, saliendo de un restaurante. (Getty)
La princesa Irene, la reina Sofía, el rey Simeón y Margarita Gómez-Acebo, saliendo de un restaurante. (Getty)

Después de su peripecia política, algunos vaticinaron que el rey Simeón se volvería con viento fresco a su residencia de Madrid, pero nada más cierto. Hoy reside en Bulgaria, tiene su propia oficina, agenda con actos públicos de diferente calado, recibe a delegaciones extranjeras, líderes espirituales y personas que quieren invertir en el país. También ha escrito un libro. Se ha convertido en una especie de gran diplomático de Bulgaria.

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"Vale la pena preguntarse cuál podría ser el papel del zar Simeón II en la vida pública del país", se puede leer hoy en la prensa búlgara, que le dedica varios artículos de opinión. Simeón sigue siendo percibido como rey de Bulgaria, sobre todo fuera de sus fronteras, "¿por qué no capitalizar eso?". Diarios como el 'Trud' apuestan por darle un estatus propio al monarca, al estilo del patriarca de la Iglesia ortodoxa. "Puede encargarse de mantener el contacto con las familias reales, de apoyar a los diplomáticos búlgaros, de ser un enviado especial de Bulgaria para conflictos internacionales y de otras muchas actividades". El diario concluye que la Corona "debe encontrar su lugar en la Bulgaria moderna mediante una ley".

placeholder Los reyes de Bulgaria. (Getty)
Los reyes de Bulgaria. (Getty)

Este entusiasmo de parte de la prensa choca con la política de la República de desposeer paulatinamente a Simeón de Bulgaria de sus palacios y terrenos. Hace pocos días los tribunales volvieron a dictaminar que el palacio de Vrana era propiedad del Estado, y no de Simeón y su hermana María Luisa. Un duro golpe judicial para la familia, que tiene en Vrana su residencia oficial en Sofía.

"Acoso sistemático"

"Ahora, al final de mi vida, me están sometiendo a un acoso sistemático. Esta persecución es muy desagradable y humillante para mí", se lamentó Simeón ayer, sentado junto a su esposa Margarita en el monasterio de Rila, el llamado corazón cultural de Bulgaria, y rodeado de periodistas. "Sería muy feo para un país democrático como este forzarme a un segundo exilio. La propiedad privada es inviolable".

placeholder Los reyes holandeses y los búlgaros, en el funeral de Kardam de Bulgaria. (Getty)
Los reyes holandeses y los búlgaros, en el funeral de Kardam de Bulgaria. (Getty)

El palacio de Vrana es solo una de las propiedades por las que han estado litigando Simeón y el Estado búlgaro desde hace años, y que en la mayoría de los casos (cuatro hasta ahora) han acabado en manos de la República. Cientos de hectáreas de tierras, casas de campo y tres castillos, todos ellos nacionalizados por el régimen comunista tras llegar al poder en 1944, han pasado a ser propiedad del Estado. El antiguo rey se queja porque todas las esas posesiones le fueron devueltas formalmente a Simeón y a su hermana María Luisa tras el desmoronamiento del régimen comunista en 1989. Aunque esa decisión fue ratificada por la justicia búlgara en 1998, luego el Estado volvió a reclamarlos.

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El rey Simeón se encuentra estos días en Sofía, donde reside junto a su esposa Margarita. Sus hijos, Kyril, Konstantin, Kubrat y Kalina, han hecho su vida fuera del país por el que tantas lágrimas ha derramado su padre. Quizá sea el último eslabón de un amor incondicional por la patria solo propio de reyes.

Hace 75 años, en 1943, un niño de seis años fue coronado zar de Bulgaria. Su padre, Boris III, había muerto de forma sorpresiva tras entrevistarse con Adolf Hitler (algunos dicen que por un envenenamiento). El pequeño Simeón jamás pudo acceder al poder. Parte de su familia fue ejecutada por la revuelta comunista que tuvo lugar poco después y en 1946 se marchó al exilio. A pesar del tiempo transcurrido, hoy la prensa búlgara se llena de editoriales, artículos y reportajes que recuerdan el pasado histórico y reivindican la figura de Simeón, quien ha dado estos días una polémica entrevista en que se queja de que le están forzando "a un segundo exilio".

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