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Masako, el gran (y delicado) reto de ser la mujer del emperador
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el 1 de mayo naruhito subirá al trono

Masako, el gran (y delicado) reto de ser la mujer del emperador

La princesa, que ha atravesado durante años una depresión, tendrá el foco sobre su persona más que nunca. ¿Está preparada para este reto?

Foto:  Masako, en una imagen de archivo. (Getty)
Masako, en una imagen de archivo. (Getty)

La familia imperial de Japón está viviendo unos meses frenéticos en una institución que no se caracteriza precisamente por estar adaptada a los tiempos en algunas cuestiones. Entre otras, la sucesión, ya que las mujeres siguen relegadas en este sentido, y el hecho de que cualquiera de ellas se case con alguien que no es de la familia pasa directamente a ser plebeya, como les va a ocurrir a dos princesas: Ayako, hija de un primo del actual emperador, y Mako, nieta de Akihito, quien abdicará oficialmente el próximo 30 de abril.

[LEE MÁS: La boda de Mako, una preocupación más para la familia imperial de Japón]

Este momento marcará la llegada al trono de su hijo Naruhito, después de que el emperador lleve ya tiempo reclamando una retirada, algo que pudo hacer con muchas menos dificiltades el marido de Isabel II, el duque de Edimburgo, que ahora solo acude a aquellos actos que le apetecen.

El actual emperador dejará paso a su primogénito, de 58 años, quien ya desde su juventud viajó por todo el mundo para estar al tanto de lo que se cuece fuera de la rígida familia imperial japonesa y empaparse de usos y costumbres que ampliaran sus puntos de vista.

Un camino que también ha emprendido este verano su única hija, la princesa Aiko, que ha estado estudiando en el elitista internado británico Eton, epicentro de la formación de las élites del país y de la mayoría de los miembros varones de la familia real británica. En efecto, se trata de un centro solo para chicos, pero en estos cursos especiales de verano se permite el acceso a chicas de tanto pedigrí como la mencionada princesa nipona.

placeholder Masako, con su marido, el futuro emperador Naruhito. (Reuters)
Masako, con su marido, el futuro emperador Naruhito. (Reuters)

Es un lugar común decir que los príncipes están muy preparados para suceder a sus padres en el trono, sea cual sea su nacionalidad o su periplo académico o vital. Para eso son educados y mentalizados paulatinamente para asumir las funciones que les tocará asumir en el futuro. En algunos casos, a unas edades en las que ya han tenido oportunidad de ejercer ese rol de manera oficiosa, como ha sido el caso de Naruhito. La cuestión que queda en el aire es: ¿está su mujer, Masako, en condiciones de asumir este reto?

Es de sobra conocido que la princesa, con la que contrajo matrimonio el 9 de junio de 1993, ha suscitado todo tipo de comentarios por la depresión que lleva décadas arrastrando. En una institución como la japonesa la presión para tener un hijo varón que garantice la sucesión puede llegar a ser tremenda y es este el motivo, nunca confirmado, que podría haber originado esta enfermedad.

De hecho, Masako tardó mucho en quedarse embarazada y acabó 1999 de la peor manera imaginable: perdió el bebé que esperaba el 31 de diciembre.

El nacimiento de su hija

Dos años más tarde, el 1 de diciembre de 2001, Naruhito y Masako fueron padres de una niña, Aiko, lo que reabrió un debate que se ha convertido en una patata caliente para los distintos Gobiernos en Japón: cambiar la ley de sucesión al trono, pero nadie parece dispuesto a abordar esta cuestión de una manera definitiva. Máxime cuando parece garantizada la sucesión, pues al futuro emperador le seguirián su hermano menor, Fumihito, que tiene 52 años, y su hijo, Hisahito, que cumple 13 años el 6 de septiembre.

Dos años después del nacimiento de su hija, la familia imperial japonesa comunicó que Masako padecía estrés, porque resultaba imposible esconder que algo no iba bien. Nunca se ha clarificado del todo qué sucedía, lo que ha dado pie a diversas especulaciones. Algunas de ellas incluso apuntaban a lo más alto: que la relación de la princesa con sus suegros no era buena. ¿Qué hay de cierto? Pues, como ocurre en algunas casas reales, y la japonesa no es una excepción, no se dan explicaciones de muchas cuestiones, lo que alimenta, en algunos casos, auténticas leyendas urbanas.

placeholder El matrimonio, con su única hija, Aiko. (Reuters)
El matrimonio, con su única hija, Aiko. (Reuters)

Sea como fuere, la actividad privada y pública de Masako ha estado muy mediatizada por su pertinaz depresión. Por eso fue un acontecimiento extraordinario que la princesa nipona hiciera acopio de todas sus energías para viajar hasta Ámsterdam para estar presente en la llegada al trono del rey Guillermo y Máxima en 2013.

Su estancia dejó un sabor agridulce ya que no se vio con fuerzas para acudir a la cena de la noche previa en la que la reina saliente, Beatriz, agasajaba a todas las casas reales asistentes, aunque finalmente sí estuvo en la ceremonia de la jornada siguiente, el momento institucional más trascendental.

[LEE MÁS: Masako, la mujer que más ha necesitado la sonrisa de Máxima de Holanda]

Se ha enfatizado mucho la relevancia de amistad entre Masako y Máxima, una mujer expansiva y siempre con una sonrisa, hasta en las circunstancias más amargas, como la reciente muerte de su hermana, Inés Zorreguieta. Incluso hay quien apunta a que ha sido decisiva para la recuperación de la princesa japonesa.

Al año siguiente de la coronación, los reyes de Holanda viajaron hasta Japón en visita oficial. La espontánea argentina se saltó todos los protocolos y abrazó y dio dos besos a la mujer de Naruhito, quien, lejos de sentirse incómoda por este gesto, estaba encantada.

Días de relax

Su amistad tiene unas raíces que se remontan a 2006, cuando los príncipes nipones habían viajado hasta Holanda por primera vez y se vio a una Masako inusualmente contenta, que ahora, ante los acontecimientos que se avecinan el año que viene, se muestra también bastante y relajada (aparentemente). Algo que hemos podido constatar estos días en los que daba comienzo a sus vacaciones en la villa imperial de Suzaki, acompañada por su marido y su hija, ya de vuelta del Reino Unido, donde ha vivido una experiencia que ha marcado un antes y un después en su vida.

placeholder Masako ha hecho siempre todo lo posible con cumplir con su agenda. (Getty)
Masako ha hecho siempre todo lo posible con cumplir con su agenda. (Getty)

A su llegada en la estación de Shimoda, esperaban a los príncipes y a su hija numerosos entusiastas con los que se mostraron encantadores y cercanos. Un síntoma también de cómo la familia imperial se está adaptando a los nuevos tiempos y cambios sociales que demandan una nueva actitud por parte de sus miembros. El propio Naruhito reconocía recientemente en una entrevista que su intención es cumplir con lo que se espera de él a partir de ahora.

Estos días en la villa imperial, una espectacular construcción de una sola planta levantada en los años 70 y que dispone de una playa privada, Masako podrá aprovechar para desconctar de todo y disfrutar de su hija, de quien habrá estado muy pendiente durante su primer viaje al extranjero en solitario. En estos meses podrá prepararse para el gran reto que supone ser la mujer del emperador. De momento, los indicios parecen indicar que se encuentra en el buen camino.

Que así sea...

La familia imperial de Japón está viviendo unos meses frenéticos en una institución que no se caracteriza precisamente por estar adaptada a los tiempos en algunas cuestiones. Entre otras, la sucesión, ya que las mujeres siguen relegadas en este sentido, y el hecho de que cualquiera de ellas se case con alguien que no es de la familia pasa directamente a ser plebeya, como les va a ocurrir a dos princesas: Ayako, hija de un primo del actual emperador, y Mako, nieta de Akihito, quien abdicará oficialmente el próximo 30 de abril.

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