La fiesta siguió: atracciones, 'hot dogs' y mucho vip en el segundo día de boda
Cuando creíamos que Eugenia de York no podía darle una vuelta de tuerca más a su enlace, va y organiza este fiestón más informal que es el sueño de cualquier millennial
Parece que Eugenia de York se propuso batir récords en su gran día: lo que comenzó el viernes en la mañana se prolongó hasta la madrugada del sábado. Dos intensos días de celebraciones dignos de una boda más latina que anglosajona. Así las cosas, tras la recepción que organizaba la reina Isabel II en el castillo de Windsor y el festejo posterior en la residencia del príncipe Andrés, llegaba la tercera fiesta. Y parece que la última (por ahora).
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Eso sí, en esta reunión se mantuvo un tono mucho más informal. Tanto que pudo llegar a parecer una verbena popular. Y es que los ingredientes principales no faltaron: los invitados, que se batían en duelo por conseguir el mejor selfie, disfrutaron de atracciones de feria, food trucks y tómbolas.
¿El enclave? El mismo que la fiesta del viernes, las inmediaciones de la residencia The Royal Lodge. Allí se respiraba un ambiente festivalero y moderno que lograba rematar la gran boda de Eugenia con un toque millennial sin precedentes. Así lo constataban los asistentes en sus cuentas de Instagram.
Y por lo que parece, no faltó ni uno: la dicharachera Olympia de Grecia fotografió el tiovivo, Robbie Williams se personó con una divertida chaqueta de brillo y Ellie Goulding se marcó un par de canciones en directo. Un batiburrillo de celebridades que hizo lo suyo.
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Vamos, el sueño de cualquier enlace adolescente. Algo que la nieta de Isabel II se pudo permitir tras estar más que a la altura no solo con uno, sino con los dos vestidos de novia impecables. Si aún no has visto su segundo look nupcial, puedes verlo aquí.
Así, entre perritos calientes, cócteles más distendidos y atuendos más fresquitos (gracias al sol que permitió esta jornada), finalizaban estas nupcias que han llegado mucho más lejos de lo que el pueblo británico pensaba. Y si no, que se lo digan a los contribuyentes que pagaron una ostentosa factura de 1,7 millones de euros para disfrutar este día.
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Parece que Eugenia de York se propuso batir récords en su gran día: lo que comenzó el viernes en la mañana se prolongó hasta la madrugada del sábado. Dos intensos días de celebraciones dignos de una boda más latina que anglosajona. Así las cosas, tras la recepción que organizaba la reina Isabel II en el castillo de Windsor y el festejo posterior en la residencia del príncipe Andrés, llegaba la tercera fiesta. Y parece que la última (por ahora).