Primeras palabras de Meghan Markle sobre el embarazo... y un guiño a Serena Williams

El príncipe Harry y Meghan Markle se encuentran en su segundo (y agitado) día del tour que los lleva por toda Oceanía. En esta ocasión les tocó visitar la ciudad australiana de Dubbo, una pequeña región al sur del país que recibió a los royals con los brazos abiertos. Nada más bajar del avión, un grupo de escolares de la zona les dieron la bienvenida, dejando una de las imágenes más cercanas de los duques de Sussex.

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Parece que el trato con los pequeños se les da bien, algo que presagia su papel de padres atentos. Tanto Meghan como Harry recibieron el tierno abrazo del pequeño Luke Vincent, un niño de 5 años que le tocó la barba al príncipe, pues según contó su madre "está obsesionado con Santa Claus".

La jornada empezó con una visita al Royal Flying Doctor Service, donde la pareja comprobó cómo funciona este servicio. Los duques vieron cómo se lleva a cabo un parto de emergencia, algo a lo que prestaron especial atención dado el estado de la exactriz. Allí se vivió la primera anécdota cuando la encargada del acto estaba hablando con un micrófono y se detuvo en varias ocasiones porque una mosca le estaba moelstando. Demostrando su sentido del humor, Harry empezó a mover los brazos para asustar al insecto.

La duquesa optó por una elección informal de vestuario, pero a la vez muy chic. Meghan se enfundó una camisa blanca de la firma Maison Kitsune, unos vaqueros negros de Outland Denim, botas de J. Crew y un collar de la diseñadora Natalie Martin. La sorpresa viene cuando descubrimos que el blazer estampado a cuadros lo firma su gran amiga Serena Williams. Todo un guiño (y una ayuda comercial) hacia la tenista. El peinado, uno que no le habíamos visto: una definida cola de caballo que le remarca las facciones.

La siguiente parada fue en una granja, donde los duques conversaron acerca de la sequía que vive la zona. Charlando con una madre agricultora, la duquesa le comentó cómo se encontraba en estos primeros meses de embarazo. Según ella “me siento muy bien y llena de adrenalina por este viaje, pero algo cansada”. Nada de lo que preocuparse, por otro lado. Los futuros papás quisieron tener un gesto amable con la familia de granjeros locales que les acogieron para tomar el té, llevándoles un pan de plátano que la propia Meghan cocinó la noche anterior en la casa del Gobernador.. “Ni siquiera la realeza debería llegar a una casa con las manos vacías”, bromeóla duquesa. Todo un detallazo.

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La jornada, que se presentó lluviosa para la alegría de las ciudadanos, que están viviendo las consecuencias de la sequía, continuó con una anecdótica estampa con Meghan sujetándole el paraguas a Harry mientras él entonaba unas palabras de agradecimiento durante el picnic que se organizó en Victoria Park. Miembros de seguridad se acercaron al príncipe para cubrirle, pero él los apartó: "Ya tengo a mi mujer".

El intenso día terminó con una visita a una escuela, donde Meghan conversó con un grupo de alumnas que promueven un proyecto sobre el desarrollo de la mujer. "Habláis mi idioma", les dijo la duquesa en referencia a que comparten ideas feministas. Hasta el 31 de octubre recorrerán, además de Australia, Nueva Zelanda, Fiji y Tonga.

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