Rania de Jordania: cómo la moda y la cirugía eclipsan sus facetas más humanas

La reina Rania de Jordania es una figura pública de importancia crucial no solo en su país sino a nivel internacional, pero su importante labor, que ella misma acredita en sus redes sociales de manera continuada, no adquiere la dimensión que merece. Estas facetas, que son las realmente trascendentales, quedan eclipsadas una y otra vez por su fashionismo y sus intervenciones estéticas.

Baste como ejemplo la rapidez con la que respondió ante la tragedia que tuvo lugar el pasado 25 de octubre en el Mar Muerto, donde fallecieron al menos 20 personas, la mayoría niños y sus profesores, que iban en un autobús y que fue arrollado por un diluvio de dimensiones bíblicas, con vientos huracanados de 100 kilómetros por hora. Un drama que ha dejado al país sumido en el dolor más profundo, mientras se está a la espera de ver la evolución de algunos de los múltiples heridos que siguen hospitalizados.

La propia reina utilizaba sus redes sociales para expresar su dolor: "Nuestros corazones están rotos por el horror de esta tragedia", manifestaba.

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En efecto, la reina jordana se desplazó hasta la zona y estuvo consolando a familiares de las víctimas mortales, pero sin embargo la repercusión de este gesto humano y empático fue infinitamente inferior, a nivel mediático, que cada uno de los estilismos que ha lucido en los últimos días.

Y, sobre todo, los cambios evidentes en su rostro, que han sido descritos con profusión por todo tipo de medios, incluidos diarios generalistas: los pómulos más marcados, los labios más carnosos y sus ojos aparentemente empequeñecidos.

La mujer del rey Abdalá se ha ganado, también hay que decirlo, su fama de fashionista y su propio perfil de Instagram a veces parece más propio de una modelo que de una reina con un país que está atravesando un momento delicado por la inestabilidad en la zona y por la crisis económica.

De igual forma, en 'Harper's' Arabia, por poner otro ejemplo reciente, estaban más pendientes esta semana de una gabardina que había lucido, similar a una que hemos visto a Meghan Markle en su reciente viaje a Australia, que del acto en el que la llevó (un encuentro con jóvenes que se habían beneficiado de becas de la Fundación Al-Aman para el Futuro de los Huérfanos).

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Después de casi 20 años de reinado, tras la muerte del recordado rey Hussein, el 7 de febrero de 1999, podemos decir que su dimensión fashion es la que ha prevalecido, al menos en lo que respecta a su presencia en los medios. En 2004, fue elegida la tercera mujer más guapa del mundo por la revista 'Harpers & Queen', la mismísima Oprah Winfrey la definió como 'icono de moda' y no hay día que pase que no esté presente en las publicaciones especializadas.

Sin embargo, no podemos perder de vista (y es importante subrayarlo) la importante labor de la mujer del rey Abdalá, porque sería no hacerle justicia.. Ya en 2007 recibió en la ONU el premio Liderazgo Global y ella misma se comprometía en el discurso de agradecimiento a "seguir haciendo todo lo que pueda para seguir siendo digna de este galardón". Promesa que, por cierto, parece haber cumplido.

Además de tener una intensa agenda en su país para luchar por causas como el empoderamiento de la mujer, la educación, la juventud y la infancia, participa fuera de sus fronteras en programas educativos con Unicef y ha recibido prestigiosos galardones como el Peacemaker Award y el Walther Rathenau por su contribución a fomentar la paz y a estrechar los lazos y el entendimiento entre Oriente y Occidente.