La semana fantástica de las tiaras: estas son las 16 que hemos visto en cuatro días

Semana intensa para los seguidores de la realeza. Dos visitas de Estado, cuatro cenas de gala y un montón de actos oficiales. El mundo royal está agitado, y a nosotros nos encanta. Desde el pasado lunes y hasta el jueves hemos visto desfilar sobre las reales cabezas nada más y nada menos que 16 tiaras. Todo un despliegue de joyas y quilates de las damas de Bélgica, Holanda, Reino Unido, Noruega y Dinamarca. En Vanitatis te contamos los detalles y secretos de estas 16 diademas que hemos visto en cuatro días.

Lunes: Bélgica

Para la cena de gala ofrecida por Marcelo Rebelo de Sousa con motivo de la visita de Estado de los reyes de los belgas a Portugal, Matilde eligió la conocida como tiara del laurel (su nombre es Brabant, como la región belga). Una joya de estilo clásico confeccionada en platino y diamantes talla brillante en 1912 por Hennel & Sons que la reina recibió como regalo con motivo de su compromiso con el entonces príncipe Felipe de un grupo de aristócratas belgas en 1999. La pieza puede ser lucida también como gargantilla, como ella misma demostró en la boda de los duques de Cambridge. Es una de sus favoritas.

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Martes: Holanda y Reino Unido

Continuando con los viajes de Estado, ese día le tocó a los reyes de Holanda iniciar su visita a Reino Unido. La jornada terminó con una cena de gala en el palacio de Buckingham en la que vimos nada más y nada menos que ocho tiaras. Máxima fue, sin duda, la más llamativa con la diadema Stuart, que llevaba en lo alto el diamante del mismo nombre, el más valioso del joyero de los Orange y que no se veía en público desde el reinado de Juliana, la abuela de Guillermo Alejandro, ya que Beatriz nunca llegó a llevarlo. Hasta 1897 el diamante fue utilizado en gargantillas y broches y ese mismo año se incorporó en una tiara que la reina Guillermina encargó para su investidura. La diadema tiene 900 diamantes y fue creada por Eduard Schürmann & Co.

También estuvo en la cena Mabel de Holanda, viuda del príncipe Friso, quien reside en Londres. La princesa fue mucho más discreta que su cuñada y apostó por la tiara de zafiros y diamantes. En el joyero de los Orange hay dos piezas con estas piedras preciosas azules: el modelo grande, que llevó Máxima en su investidura como reina con aquel vestido capa azul, y este diseño con menos quilates. Fue un regalo de bodas a la reina Guillermina por parte del pueblo holandés, a quien se lo entregaron como collar. Sin embargo, con el paso de los años decidieron convertirlo en tiara. Máxima tan solo la ha lucido en una ocasión, siendo de las menos usadas por la reina.

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Las damas Windsor también tiraron la casa por la ventana en cuestiones de joyas. Isabel II coronó su cabeza con la tiara Girls of Great Britain & Ireland, un regalo de bodas a la reina Mary del Comité de Chicas de Gran Bretana e Irlanda -de ahí su nombre-. La reina Mary se la legó a su nieta Isabel cuando se casó y la llama cariñosamente "la tiara de la abuela". Es quizás la diadema que utiliza con más asuidad y con ella aparece en monedas, sellos y retratos.

Por su parte, Camilla se decantó por la tiara Greville. La joya perteneció a Margaret Greville, una mujer de la alta sociedad que contaba con una espectacular colección de alhajas. A su muerte, dejó varias de ellas en herencia a la reina madre, entre las que se encontraban esta y la que la princesa Eugenia lució el día de su boda. Cuando murió la reina madre la pieza pasó a manos de Isabel II, quien nunca llegó a usarla, y cuando en 2005 su hijo se casó con Camilla se la cedió para los eventos de gala.

La duquesa de Cambridge quiso rendir un homenaje a su suegra luciendo la tiara Cambridge Lovers Knot. Creada con diamantes de talla brillante y perlas por la joyería Garrard, fue un encargo que realizó la reina Mary, ya que desde bien pequeña había admirado una tiara de su abuela, la princesa Augusta de Hassel-Kassel, y quería una parecida. A su muerte, dejó la tiara a su nieta, Isabel II, quien cedió el uso a su nuera, Lady Di. La madre del príncipe Guillermo lució la joya en numerosas ocasiones. Cabe recordar que años después comentaría durante una entrevista que el movimiento oscilante de las perlas le provocaba dolor de cabeza.

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La princesa Michael de Kent también estuvo en la velada y lució la tiara Kent Festoon, una joya de diamantes y perlas que perteneció a su suegra, la princesa Marina, duquesa de Kent. Tampoco faltaron a la cita la condesa de Wessex y la duquesa de Gloucester; sin embargo, no hay fotos de calidad de sus looks, aunque sabemos qué tiaras lucían. La esposa del príncipe Eduardo apostó por la diadema de aguamarinas, un préstamo de su suegra, mientras que la duquesa de Gloucester llevó la tiara Cartier Indian, una valiosa joya de inspiración india.

Miércoles: Dinamarca

El miércoles le llegó el turno a Dinamarca. La reina Margarita organizó una cena de gala en el palacio de Christiansborg para miembros del Gobierno, del Parlamento y del Parlamento europeo. De nuevo, vimos a las damas reales desfilando con sus mejores alhajas. La soberana eligió la tiara Floral Aigrette, realizada en diamantes e inspirada en las guinaldas florales; su hermana, la princesa Benedicta, coronó su cabeza con otra tiara floral, esta de diamantes y con una esmerlada en el centro que se puede intercambiar por una perla o por un diamante. Se la regalaron sus padres, los reyes Federico IX e Ingrid, cuando cumplió 18 años.

Las princesas danesas apostaron por sus tiaras nupciales. Mary llevó la diadema de oro blanco y perlas que sus suegros le entregaron con motivo de su boda con Federico. Es una pieza muy sencilla, aunque la heredera le tiene un gran cariño y la ha llevado en numerosas ocasiones con perlas o sin. Esta vez tocó con ellas. Por su parte, Marie lució la tiara floral de diamantes, que perteneció a la princesa Dagmar y que su suegra le 'presta' para las grandes ocasiones.

Jueves: Noruega

Y como después de Bélgica, Reino Unido, Holanda y Dinamarca las damas de la familia real noruega no podían ser menos, por la noche se ofreció en el Palacio Real de Oslo una cena en honor a los miembros del Parlamento. En la que fue su primera aparición pública tras conocerse que sufre fibrosis pulmonar, la princesa Mette-Marit eligió la tiara de amatistas y diamantes, un regalo que el rey Harald adquirió en los años 90 para entregárselo a su esposa. Ahora es una de las favoritas de la heredera.

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Los mujeres 'senior' de la familia también brillaron con sus joyas. La reina Sonia apostó por la tiara Desirée, una diadema de estilo neoclásico que representa motivos florales y guirnaldas de laurel. Sonia ha reservado la tiara exclusivamente para su uso personal, sin cederla en ninguna ocasión ni a su hija ni a su nuera. Suponemos que quiere que sea una diadema solo de reinas. Por su parte, la princesa Astrid, hermana del rey Harald, se ciñó la tiara Vasa.