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Ayako de Japón se casa: lo que recibe y a lo que renuncia por su boda
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hija de un primo del emperador

Ayako de Japón se casa: lo que recibe y a lo que renuncia por su boda

La familia imperial japonesa está viviendo un año de muchos cambios y este enlace es una oportunidad de mostrar su lado más amable

Foto:  La princesa Ayako, en una imagen de archivo. (Reuters)
La princesa Ayako, en una imagen de archivo. (Reuters)

Si 2018 ha sido el año más feliz en mucho tiempo para la Casa Real británica, no se puede decir lo mismo de otras familias royal, como la noruega, muy afectada por la grave enfermedad pulmonar que padece Mette-Marit, o la japonesa, que está haciendo todo lo posible por sobrevivir a sus propias contradicciones. Un acontecimiento que intentará paliar esta imagen de anquilosamiento es la boda de la princesa Ayako con un plebeyo, Kei Moriya.

En efecto, la familia imperial de Japón sigue sus propias y particulares normas y no parece que a corto plazo vayamos a ver cambios sustanciales, ni siquiera con los miembros de las nuevas generaciones de las que Ayako es un buen exponente. Precisamente por las reglas de las que hablamos, al no casarse con un miembro de su propia familia, va a salir de ella este 29 de octubre, fecha de su boda, que ya trascendió el pasado mes de junio, pero que se fijó definitivamente el 19 de septiembre.

Un buen 'pelizco'

Sin embargo, que no cunda el pánico, la propia familia imperial tiene herramientas financieras correctoras para situaciones como estas. Aunque se convierta en plebeya, según ha desvelado el Gobierno japonés, la princesa Ayako va a recibir la suma de 107 millones de yenes, unos 900.000 euros para que pueda seguir llevando el mismo tren de vida.

placeholder La princesa Ayako, con su pareja. (Reuters)
La princesa Ayako, con su pareja. (Reuters)

Esta medida no es novedad, ya que Noriko Senge, la hermana mayor de Ayako, recibió la misma cantidad en 2014 cuando se casó con Kunimaro Senge, en 2014, o Sayako Kuroda, hija del emperador Akihito y la emperatriz Michiko, que recibió 150 millones de yenes (algo más de un millón cien mil euros, cuando se casó con Yoshiki Kuroda).

[LEE MÁS: La boda de Mako, una preocupación más para la familia imperial de Japón]

Debemos recordar que Ayako es hija de un primo del emperador Akihito, quien será sucedido por su hijo Naruhito el 1 de mayo del año que viene. Al igual que los casos antreriormente mencionados, llevará una vida de plebeya, a consecuencia de esas normas que están poniendo en un serio aprieto a la familia imperial, que ve paulatinamente mermar el número de sus miembros (en la actualidad son 19, pero con su boda pasarán a ser 18).

Su prometido, por cierto, trabaja para Nippon Yusen, una gigantesca empresa del sector transportes. Ella, por su parte, desarrolla su faceta laboral en el departamento de investigación de Trabajo Social de la Universidad Internacional de Josai. Así que, por unos motivos u otros, problemas de liquidez no van a tener ninguno.

Su historia de amor

Sobre su noviazgo tenemos como mejor fuente las declaraciones de la propia Ayako, quien cuando presentó a su novio, a quien había conocido un año antes, afirmó: "Me pidió matrimonio mientras cenábamos en un restaurante. Fue muy de repente, así que le dije que esperara mi respuesta. Como fuimos profundizando en nuestra relación con nuestra familia, amigos y allegados, tomé la decisión de aceptar su propuesta".

placeholder La madre de la princesa Ayako. (Reuters)
La madre de la princesa Ayako. (Reuters)

Fue la madre de Ayako, la princesa Takamado, quien jugó un papel crucial en su noviazgo, pues conocía a sus padres y también al propio Moriya por su colaboración con una ONG que trabaja en beneficio de niños en países de desarrollo: "No tengo ni idea de lo que esperaba mi madre al presentarme al señor Moriya. Siento que fue una gran oportunidad que nos brindaron nuestras madres pues fuimos sintiéndonos muy atraídos el uno hacia el otro después de diversas salidas y compartir recuerdos", explicó la princesa.

Moriya, cuya progenitora murió en 2015, enfatizó que la bondad de Ayako le causó una muy honda impresión cuando la conoció y que quiere pasar con ella el resto de su vida: "Me sentí aún más cerca de ella cuando supo comprender el impacto mental que supuso para mí la repentina pérdida de mi madre".

Una experiencia vital similar a la de la princesa, como ella misma desveló: "Quiero formar una familia cálida y llena de risas. Ambos tenemos la experiencia de la súbita pérdida de un padre, su madre y mi padre (fallecido en 2002). No damos por garantizado nada en la vida, así que queremos encontrar la felicidad y la diversión en nuestro día a día".

Los ritos de la boda

La historia de amor de Ayako no ha estado jalonada de tantas dificultades como la de la princesa Mako, nieta del todavía emperador, cuya boda ha sido pospuesta y, a tenor de los acontecimientos y de los trapos sucios que están aflorando sobre la vida familiar de su novio, es muy probable que no llegue a celebrarse.

placeholder Mako de Japón, en una imagen de archivo. (Reuters)
Mako de Japón, en una imagen de archivo. (Reuters)


[LEE MÁS: El escándalo que la familia imperial de Japón quiere evitar a toda costa]

Al igual que la familia real imperial cuenta con sus normas de funcionamiento interno, también tiene una serie de protocolos y ritos previos a una boda. Por eso, el pasado mes de septiembre, un familiar del novio, Tatsuya Kondo, de 76 años, fue enviado a reunirse con la princesa, de 28 años, para anuciarle la fecha de la boda. Como es lógico, margen para la sorpresa no había ninguno, porque el mundo entero ya sabía que era el 29 de octubre, pero se procedió tal cual manda la tradición. Como que anteriormente había tenido lugar una ceremonia de intercambio de regalos o el mismo día de la boda un emisario del novio irá a buscarla a la casa de su familia.

Ayako esperaba al mensajero acompañada por su madre, la princesa Hisako, y al comunicarle el mensaje que le habían encomendando a Tatsuya, respondió: "Acepto con gratitud".

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placeholder Naruhito y Masako, invitados a la boda. (Reuters)
Naruhito y Masako, invitados a la boda. (Reuters)

A propósito del lugar en el que se celebra el enlace, tenemos que añadir que será en el santuario de Meiji, en el barrio de Shibuya (donde se encuentra el emblemático cruce de peatones inmortalizado en miles de imágenes), en Tokio, un templo sintoísta dedicado a los espíritus deificados del emperador Meiji y su mujer, la emperatriz Shoken. Sobre la lista de invitados, diremos que se espera la presencia de un gran número de miembros de la familia imperial a un banquete que se celebrará al día siguiente, día 30.

Entre ellos se espera Naruhito y su mujer, la princesa Masako, una figura que siempre es noticia, habida cuenta de la larga depresión que atraviesa desde hace años y que le ha impedido llevar una vida completamente normal en algunos momentos.

Si 2018 ha sido el año más feliz en mucho tiempo para la Casa Real británica, no se puede decir lo mismo de otras familias royal, como la noruega, muy afectada por la grave enfermedad pulmonar que padece Mette-Marit, o la japonesa, que está haciendo todo lo posible por sobrevivir a sus propias contradicciones. Un acontecimiento que intentará paliar esta imagen de anquilosamiento es la boda de la princesa Ayako con un plebeyo, Kei Moriya.

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