María Antonieta bate récords: sus joyas vendidas por 37 millones de euros
La pieza que más dinero logró reunir fue un colgante con una perla natural y diamantes de talla antigua, que alcanzó los 32 millones de euros
La figura de María Antonieta sigue despertando pasiones tres siglos después de su muerte. Una de las mujeres más célebres de la historia ha vuelto a ser actualidad estos días gracias a una colección de joyas que incluía gran parte de su joyero personal y que han sido subastadas por la casa Sotheby's alcanzando récords históricos.
Coincidiendo con el 225 aniversario de su muerte (en la guillotina), algunas de sus magníficas joyas –parte de una colección más grande perteneciente a la Casa de Borbón-Parma, una de las ramas italianas de la Casa de Borbón española– se han subastado en Ginebra.
[LEER MÁS: Las joyas de María Antonieta (la influencer del XVIII), a subasta en Sotheby’s]
Aunque la casa inglesa estimaba que el lote podría alcanzar una cifra sustanciosa, ni en sus mejores previsiones estimaron que la recaudación total fueran los 46,7 millones de euros que finalmente se consiguieron.
La colección, que durante meses ha sido expuesta en diversos países, estaba formada por diez lotes del joyero de María Antonieta, que se adjudicaron por 37,6 millones de euros. Solo por la pieza estrella, un colgante con una perla natural y diamantes de talla antigua, se pagaron 32 millones de euros.
Entre el resto de la colección destacaba también un collar de perlas naturales, que se adjudicó en más de 1,7 millones de euros o unos anillos con las iniciales de la reina.
En la subasta participaron compradores de 43 países aunque no se ha llegado a desvelar la identidad del que finalmente se hizo con la 'joya de la corona'.
María Antonieta, mi reino por una joya
Los historiadores tienen opiniones a menudo contradictorias sobre María Antonieta. Sin embargo, su pasión por las joyas sí está demostrada. Se sabe que llegó a gastar 500.000 francos por un simple alfiler, ajena a que sus súbditos pasaran hambre.
Se cuenta que María Antonieta quería salvar sus preciadas joyas de la Revolución Francesa y unos meses antes de su arresto, pasó una noche entera en sus habitaciones en el edificio de las Tullerías con su dama de compañía, Madame Campan, con la intención de envolverlas en telas y enviarlas en secreto a Bruselas. A diferencia de la reina, las joyas lograron sobrevivir a la revolución. De hecho, la colección terminó en Viena, enviada por Florimond Claude, el conde de Mercy Argenteau, un diplomático austríaco en quien la reina confiaba ciegamente.
Cuando la soberana fue ejecutada junto a su esposo, la única de la familia real que sobrevivió fue su hija Marie-Thérèse, de diecisiete años, que en 1796 fue a Viena a reclamar las joyas, hasta entonces custodiadas por el emperador austriaco Francisco II, sobrino de María Antonieta. Tras morir Marie-Thérèse sin tener descendencia, en 1851 las joyas fueron heredadas por su sobrino, el conde de Chambord, quien a su vez se las legó a sus sobrinos, de la mencionada casa de Borbón-Parma, guardianes de las gemas hasta hoy.
La figura de María Antonieta sigue despertando pasiones tres siglos después de su muerte. Una de las mujeres más célebres de la historia ha vuelto a ser actualidad estos días gracias a una colección de joyas que incluía gran parte de su joyero personal y que han sido subastadas por la casa Sotheby's alcanzando récords históricos.